Por Miguel Ángel Cid Cid
José Enrique Sued Sem fue un hombre de trato afable
en su vida privada, pero de carácter enérgico en el ámbito político.
Recuerdo una asamblea de delegados comunitarios del
Presupuesto Participativo Municipal presidida por Sued. El salón Juan Pablo
Duarte del Ayuntamiento de Santiago, donde se desarrolló el evento, estaba
lleno de bote en bote. Había más de trescientas personas, entre dirigentes
sociales y funcionarios municipales.
Allí, sentadas en primera fila, había tres señoras
vestidas con pulovers rojos, bufandas coloridas, zapatos de tacos agudos y con
unos moños muy altos, que le exigían al alcalde la construcción del techo de su
iglesia. Las encopetadas eran insistentes en su reclamo hasta llegar a un tono
amenazante.
José Enrique tomó el micrófono y preguntó a las
católicas protestantes: ¿Señoras, son ustedes delegadas?
– Sí --, respondieron, al tiempo que se ponían de
pies.
--¿Y cuáles son las prioridades que acordó su
comunidad en las asambleas consultivas? --, continuó Sued.
Las señoras leyeron las cinco prioridades más
votadas. El techo de la iglesia no figuraba. Pero de pronto se dieron cuenta de
la falta:
– Lo del techo de la iglesia no está, pero Dios está
primero.
***
José Enrique Sued Sem fue figura pública desde que
era un mozalbete. En 1969 ingresó al Partido Reformista. Desde entonces, su
liderazgo político, de corte conservador, fue creciendo con el tiempo.
Enrumbado por el mundo municipal, ocupó el cargo de asistente del secretario
general de la Liga Municipal Dominicana.
Sued tenía apenas veintitrés años cuando inicio su
carrera de municipalista. Para entonces fue designado, en 1971, primer director
(Síndico) del distrito municipal de Licey Al Medio, Santiago. Pasó a ser
Diputado electo en 1974 y en el período 1986-1990, fue regidor y presidente del
Concejo de Regidores del Honorable Ayuntamiento de Santiago.
Ocupó por primera vez el cargo de alcalde de la
Ciudad Corazón en el cuatrienio 1994-1998. Concentró su gestión en la
construcción de pequeñas soluciones, orientadas en las necesidades más sentidas
de las comunidades pobres del municipio. Creía que las obras sencillas,
modestas y prácticas llevan la intervención del Ayuntamiento a un mayor número
de comunidades. Las obras de importancia mayor, en cambio, prefirió
gestionarlas con el gobierno central, y que éste las ejecutara.
Esa estrategia política de gestión cercana a las
comunidades pobres le facilitó el éxito político. Por eso logró volver como
síndico en el 2002. Las obras que dejó inconclusas en el 98, las retomó y las
terminó.
En 2006 se reeligió con el 63.26% de los votos
válidos. La aplastante victoria convirtió a José Enrique en el único que ha
ocupado el cargo de alcalde en el municipio de Santiago de los Caballeros por
tres períodos. En su dilatada gestión dejó su impronta en cada una de las
comunidades santiagueras existentes en laépoca.
Paralelo al discurrir municipal, José Enrique
construyó, dentro de su partido PRSC, un liderazgo político de carácter
nacional. El país político le debe el inicio de la organización municipal en
asociaciones municipalistas, porque fue fundador de la Federación Nacional de
Síndicos (FENASIN). La desaparición de FENASIN dio paso a la conformación de la
Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU). En 1996 presidió la Asociación de
Síndicos del Cibao, afiliada a FEDOMU.
Ser promotor de la participación de los munícipes,
al través del Presupuesto Participativo Municipal, revelan el respeto que le
tenía a las decisiones de las comunidades. Siendo un político conservador, esa
dinámica de vincularse a los sectores sociales empobrecidos, lo convirtió en un
hombre de un liderazgo atípico.
Luego de la muerte del Dr. Joaquín Balaguer, José
Enrique se convirtió en el principal líder del PRSC, pues era quien tenía más
arraigo popular, el que arrastraba más votos colorados. Resulta contradictorio
que siendo él la principal figura política del partido no lograra el crossover,
es decir, que no lograra un lugar prominente en el escenario político nacional,
sino que se quedó reducido al entorno regional.
En esa situación estaba cuando Amable Aristy Castro
lo llevó como compañero de boleta en las elecciones de 2008. Si la mutual
hubiera sido al revés, José Enrique candidato a presidente y Amable Aristy a
vicepresidente, su partido hubiese jugado un mejor papel en aquella contienda.
Con todo, a Sued se le cuestiona su incapacidad para
garantizar la formación política de jóvenes de relevo que pudieran dar
continuidad a su gestión y visión política. Aquella de darle participación y
respuesta a las necesidades urgentes dela ciudad, poniendo énfasis en las
barriadas.
***
Por eso cuando las presumidas damas cambiaron las
prioridades de la comunidad que representaban, alegando la primacía de Dios por
sobre todas las cosas, él le contestó:
-- Sí, señoras, las cosas de Dios siempre están
primero. Por eso tienen que reunirde nuevo a la comunidad para que sea ella la
que ponga a Dios delante.
José Enrique Sued Sem falleció la madrugada del
viernes 19 pasado. El Concejo de Regidores declaró tres días de duelo
municipal. La ciudad que lo vio nacer el 16 de diciembre de 1948, le ofreció el
regazo eterno en el Cementerio El Ingenio. No se casó ni dejó descendencia.
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