Por JUAN T H
La seguridad
ciudadana es una preocupación de todos los ciudadanos. De hecho aparece en
todas las encuestas junto con temas cruciales como la salud, la educación, la
corrupción, el empleo, el costo de la vida, entre otros.Como candidato
presidencial Luís Abinader expresó en múltiples ocasiones su preocupación por
los niveles de criminalidad y violencia que arropan el país, incluso trajo
especialistas extranjeros para analizar la problemática y presentar posibles
soluciones.
Como presidente
de la República asumió el reto de enfrentar el robo, la ratería, los asaltos,
los secuestros, el crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico, que se
incrementaron enormemente durante los gobiernos del Partido de la Liberación
Dominicana, que no hicieron nada o muy poco, para combatirlos. Por momentos
llegué a la conclusión que se trataba de una política de Estado para su propio
sostenimiento en el poder. (Aun lo
pienso)
La pandemia del
coronavirus impidió que el tema de la seguridad ciudadana ocupara el primer
lugar en la agenda del presidente Abinader. Pero controlada la crisis -aunque
no resuelta- el jefe de Estado retoma el problema y lo coloca entre sus
prioridades.
El Plan Nacional
de Seguridad Ciudadana ha sido presentado a la nación con medidas concretas que
se pondrán en práctica de inmediato otorgando los recursos económicos
necesarios. Más allá de los consensos o disensos, de los acuerdos o
desacuerdos, lo cierto es que el presidente Abinader expresa una voluntad
política para enfrentar los flagelos derivados de la violencia callejera, los
atracos, los robos, los asesinatos y los atropellos en contra de la mujer.
No se trata,
como en otros casos, de promesas que no se cumplen, de palabras que se las
lleva el viento. ¡No! El jefe de Estado nos ofrece un Plan que es resultado de
estudios realizados por técnicas nacionales y extranjeros sobre la materia. La
Policía Nacional y los cuerpos de seguridad nacional jugaran un papel
fundamental en la aplicación de las medidas en las calles y carreteras, en los
barrios y en las ciudades, en comarcas y campos. Para el éxito del Plan es
preciso dinero, mucho dinero. Pero además es absolutamente imprescindible la
participación militante y solidaria de la población. Todos, de un modo o de
otro, tenemos que hacer nuestro el Plan y contribuir con su implementación. La
bola no está en la cancha del gobierno, está en la cancha de todos, porque el
país somos todos, porque todos corremos riesgos en nuestros hogares, centro de
trabajo, estudio, recreo, etc. Todos podemos y debemos aportar, con ideas, con
el comportamiento militante, educado y decente.
No será fácil.
Por supuesto que no lo será, pero si hay voluntad política, como parece que la
hay, si tenemos los recursos, que los hay también, si cambiamos el rol de la Policía-ojalá-
poniéndola al servicio de los ciudadanos, no del delito y la criminalidad, no
tengo dudas de que el cambio seráuna realidad, que lograremos reducir
considerablemente los accidentes de tránsito, los puntos de drogas, las armas
ilegales, los asesinatos, la violencia en sentido general, etc.
Tenemos un Plan
Nacional de Seguridad Ciudadana. Y tenemos la voluntad política. Lo demás no me
preocupa mucho. Como dice la gente del pueblo: la carga se arregla en el
camino. ¡Avancemos!
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