Por
JUAN T H
El ex presidente
de la República Danilo Medina está inhabilitado para volver a la presidencia de
la república por el resto de su vida, de acuerdo lo determinó el Tribunal
Constitucional previa discusión del texto constitucional. ¡Nunca más Danilo!
Ahora será como un jarrón chino de porcelana que nadie sabe dónde colocarlo que
no sea el desván.
La situación del
ex mandatario es definitoria en cuanto a sus posibilidades de volver al poder,
pues el Congreso, en manos del Partido Revolucionario Moderno y de la Fuerza
del Pueblo que lideran el presidente Luís Abinader y el expresidente Leonel
Fernández, no modificaran para habilitarlo. ¡Eso nunca!
Con Danilo en el
desván (lugar donde se guardan objeto sin valor o desechables)
el Partido de la Liberación Dominicana, disminuido tras la derrota electoral,
tendrá que buscar un nuevo líder. Alguien que tenga calidades políticas, éticas
y morales, carisma y arrastre para reorganizar al partido y convertirlo en
opción de poder para las próximas elecciones. Tiene menos de cuatro años para
lograrlo, difícil, pero no imposible.
El PLD no tiene
muchas posibilidades de convertirse en una fuerza poderosa capaz de retomar el
gobierno en2024. Está muy desacreditado. Las acusaciones de corrupción son muy
fuertes. Lo que le viene a una buena parte de sus dirigentes es muy graves.
Muchos terminaran en los tribunales y en la cárcel. Levantarse no será tan
fácil. No veo posibilidad en estos momentos.
El ex candidato
Gonzalo Castillo no es la figura que pueda catapultar al PLD. Al contrario,
todo apunta a que será sometido a la justicia y, si no cae preso, pasará
momentos muy amargos, lo cual le impedirá accionar en política. Además no tiene
las condiciones requeridas para encabezar la lucha de su partido.
Me atrevo a
decir que Andrés Navarro, Francisco Javier García y Francisco Domínguez Brito
-no veo muchos- son los dirigentes con
algún futuro político en el PLD. Pero habrá que esperar cómo se desarrolla la
lucha interna. En pocas palabras. El PLD está jodido. Resucitarlo requerirá de
un milagro.
El caso de
Leonel Fernández y su Fuerza del Pueblo es distinto. Pese a encabezar tres, de
los cinco gobiernos del PLD, está habilitado y rehabilitado políticamente, pues
jugó cartas que le permitieron ganarle la partida a su archienemigo Danilo
Medina y sus seguidores, hoy derrotados. Leonel gana la carrera por el
liderazgo de la oposición y garantiza que su partido sea quien enfrente al
presidente Luís Abinader y al PRM, que parece no darse cuenta de que el ex
mandatario puede ser un peligro para su mantenimiento en el gobierno más allá
del 2024. Fortalecer a Leonel –lo he dicho antes- es un error que tanto
Abinader, como el PRM, pueden pagar caro a corto, mediano o largo plazo. Leonel
pudo ser un aliado coyuntural, pero esa coyuntura terminó con las elecciones y
sus resultados; Leonel es ahora un opositor que busca el poder. No se le puede
dar más soga.
Si el presidente
Abinader y la dirección del PRM no lo entienden de ese modo y actúan en
consecuencia, pueden ser echados del Palacio Nacional antes de los ocho años
que podrían estar de hacer un buen gobierno, como espero.
En política no
hay amigos ni enemigos eternos, ni aliados tampoco. Las circunstancias las que determinan. Eso es el ABC de la política.
La historia lo dice.
Una cosa es
segura: Danilo Medina terminó. Podrá seguir como dirigente de su partido;
buscar la presidencia del mismo para protegerse usándola como arma de reglamento, al igual que otros del
Comité Político, pero nada más.
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