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lunes, 13 de abril de 2020

Coronavirus, unidad nacional y negligencia inexplicable



Por Luis José Chávez

RD no ha  seguido los patrones establecidos en algunos  países  que han logrado los mayores avances en la contención del Virus  mediante una intensa  campaña de detección de posibles infectados y aplicación masiva de pruebas para contener la propagación y reducir la tasa de mortalidad, como en Alemania, China, Corea del Sur, Taiwán,  Singapur, Nueva Zelanda. Islandia, Chile   y Costa Rica. En este último país hasta el viernes se habían registrado solo tres muertes, incluyendo dos adultos mayores de 87 años. 

A más de  40 días de registrado el primer caso de Coronavirus  y a  tres semanas  del Estado de Emergencia, el Gobierno no ha mostrado ningún interés en propiciar un compromiso de unidad nacional frente a la crisis, no ha establecido un protocolo para facilitar el aporte de los sectores no gubernamentales  a la lucha contra la epidemia y tampoco ha puesto en marcha  un plan integral para facilitar las pruebas en las zonas de mayor prevalencia y en especial a las personas que las necesitan.

En la primera fase de la epidemia, sin llegar al pico inevitable, las autoridades dominicanas han actuado con una incomprensible negligencia, no han logrado acelerar y extender la aplicación de las pruebas rápidas  y  en alguna forma ha permitido que un número indeterminado de personas haya fallecido con síntomas de la enfermedad sin la oportunidad de someterse a las pruebas de detección.

Ignorar otras experiencias exitosas  

Inexplicablemente nuestras autoridades  no han seguido los patrones establecidos en algunos  países  que han logrado los mayores avances en la contención de la enfermedad  mediante una intensa  campaña de detección de posibles infectados y aplicación masiva de pruebas para contener la propagación y reducir drásticamente  la tasa de mortalidad, como han sido los casos  de Alemania, China, Corea del Sur, Taiwán,  Singapur, Nueva Zelanda. Islandia   y Costa Rica. En este último país hasta el pasado viernes se habían registrado solo tres muertes, incluyendo dos adultos mayores de 87 años. 

En el caso de Nueva Zelanda, donde solo se ha reportado el fallecimiento de una anciana que contrajo el virus en el extranjero,  las medidas se tomaron desde una etapa temprana, siguiendo la estrategia de contención y eliminación de la enfermedad, en lugar de la “mitigación” que se aplica en la República Dominicana. 

Islandia, en casi dos meses de presencia  del COVID-19,  solo ha reportado cuatro muertes y unos mil 500 casos, pero ha aplicado al pie de la letra la recomendación de la OMS de  “hacer pruebas, pruebas y más pruebas”, y a partir de ahí tomar las decisiones. 

La realidad  es que hasta ahora el Gobierno Dominicano se ha limitado al esfuerzo mínimo  para identificar a los posibles   contagiados y facilitar su acceso a las pruebas, ya sea en una institución estatal o  en los laboratorios privados.  

Costo de prevención contra terapia intensiva

Resulta difícil entender la lógica de actuación del Gobierno, porque si en esta etapa inicial no tiene capacidad o recursos para responder en las áreas de prevención y contención, mucho menos la tendría para enfrentar el crecimiento exponencial de la epidemia y asumir el costoso tratamiento  que exige el estado avanzado de la enfermedad, sobre todo en “un sistema de salud que  vive de contingencia en contingencia”, como lo acaba de exponer el doctor Roberto Fernández De Castro, en una publicación periodística. 

Esa lógica es mucho menos comprensible si se contrasta con algunos parámetros definidos en la experiencia europea, donde se ha establecido que el precio promedio de un test o prueba rápida, es aproximadamente 12 euros, mientras que el costo de una terapia intensiva a un paciente durante 20 días fluctúa entre los 50 mil y los 60  mil euros, tal como lo resaltó en una reciente entrevista el eminente médico y científico italiano  Sergio Romagnani. 

Pero si bien el Gobierno Dominicano ha decidido marcar distancia de cualquier idea o iniciativa propuesta por sectores de la oposición política, debería por lo menos hacerle caso al doctor Carlos Manuel Félix Cuello,  epidemiólogo salubrista y coordinador del Programa de Control de Infección del Hospital Infantil Robert Reid Cabral, quien  ha cuestionado  la estrategia de las autoridades nacionales de concentrar su atención en los casos clínicos y en informar las cifras de muertos y contagiados, y ha propuesto que se haga una búsqueda masiva de los casos para tratar de paralizar la enfermedad. 

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