Por JUAN T H
Se supone que en
un proceso electoral debe haber equidad en el uso de los recursos, que nadie,
desde el gobierno o desde la oposición, puede disponer del dinero que se le
antoje, que debe haber, sino igualdad, por lo menos un equilibrio, una balanza
que no se incline de un solo lado, porque de lo contrario, la selección de los
ganadores del certamen no serán legítimos, no serán el fruto de la
transparencia y del sufragio libre, universal y democrático.
Tanto la ley del
régimen electoral como la de partidos y movimientos políticos establecen topes
en el gasto; tanto una como otra ley, hablan de proporcionalidad y
participación equitativa en los medios de comunicación, pero para el Partido de
la Liberación Dominicana y para el gobierno las leyes solo existen en el papel,
pero no en la práctica. En los hechos es letra muerta.
Para el PLD y
para el gobierno no hay leyes; las leyes son para los demás. Están convencidos
de que pueden hacer lo que les dé la gana, cuando les dé la gana, pues nadie
tiene el valor ni la fuerza para impedírselo.
Todo lo que
prohíben la Constitución y las leyes, Danilo y el PLD lo hacen.
La ley dice que
Danilo no puede hacer campaña electoral, pero la hace.
La ley dice que
los funcionarios públicos no pueden hacer campaña, pero, ordenados por Danilo,
lo hacen.
La ley dice que
el presidente, ni los funcionarios pueden utilizar los recursos del Estado en
campaña, ni favorecer a ningún candidato, pero eso no les importa, salen con
sus alforjas llenas a comprar voluntades con el dinero del presupuesto
nacional.
Lo que sucedió
el pasado fin de semana durante las manifestaciones electorales del PLD y
Danilo, desbordó los límites de la prudencia y la decencia. Los videos hablan
por sí mismos. En Azua un grupo de personas paralizaron el tránsito creando un
en taponamiento en la carretera en protesta porque no le entregaron el dinero
prometido para acudir a la marcha caravana de la capital. ¡Vergonzoso! El PLD
convertido en un estercolero. ¡Waooo!
¡Si lo hubiéramos sabido!
Y como si fuera
poco, el gobierno compró las principales páginas de casi todos los diarios del
país incluyendo medios digitales, redes sociales, etc., gastando entre cinco y
seis millones de pesos para opacar la gigantesca manifestación del Partido
Revolucionario Moderno con sus líderes y sus candidatos. ¡La inequidad fue
brutal! ¡Apabullante!
No es posible
que el gobierno compre todos los medios de comunicación para que la oposición
aparezca más que en páginas lejanas y en notas muy breves y con fotos pequeñas
y malas. La desproporción es del cielo a la tierra. Y nadie dice, ni hace nada.
¿Y la JCE? ¡Bien, gracias! El gobierno lo puede todo, poniendo en peligro la precaria democracia en la que
vivimos.
Nadie controla o
le pone freno al gobierno; nadie tiene el coraje. Los órganos electorales están
atrapados, sin poner hacer nada ante tanto poder, ante tanta ignominia y
desconsideración.
Es duro decirlo,
pero las elecciones tendrán que ser supervisadas, intervenidas, si es
necesario, por todos los organismos internacionales para evitar que el PLD y el
presidente Danilo Medina vuelvan a burlar la voluntad popular utilizando los
recursos del Estado, la fuerza policial y militar, lo que provocará una
situación de ingobernabilidad que terminará en tragedia. Juan Bosch pidió
llevar al gobierno del doctor Balaguer a “su propia legalidad”. Lo mismo hay
que hacer ahora con el partido que fundó en 1973.
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