POR ROLANDO ROBLES
La frase se originó en los mediados de la década de 1950 y reflejaba,
en cierta forma, la presión internacional que se ejercía contra Trujillo. Lo
que no se registra, es la seguridad que el dictador tenía, en la salida
electoral que propuso y que, desde luego, no se presentaba él como candidato
sino, su hermano y marioneta, Negro Trujillo.
Como la historia se repite, primero como tragedia y luego como
comedia, al decir de Carlos Marx -parafraseando al idealista de Hegel- y
recogido en su memorable 18 de brumario
de Luis Bonaparte; en la isla nuestra, los hechos siempre tienen una
segunda versión, aunque sea,en formato de caricatura.
Es así como Ladino Medina, en su destape-respuesta al presidente
Leonel Fernández, nos rememora -como farsa- la tragedia de Trujillo, al nombrar
a su hermano Héctor Bienvenido como candidato a la presidencia, sabiendo que
solamente sería su títere o monigote. Es evidente que hay semejanzas y
divergencias en estos dos hechos, distantes unos 60 años en el tiempo.
Lo primero es que Medina no es Trujillo, aunque el primero sueñe con
ello e imite sus veleidades desde el poder. Pero Gonzalo tampoco es Negro,
quese admite era poco ambicioso y que finalmente se tuvo que casar con Alma McLaughlin,
para disipar esas dudas que, para la época resultaban tan pecaminosas.
A Trujillo se le conoció como buen jinete, un arte fuera de uso en la
gente de hoy, mientras que, Danilo, como sanjuanero, es seguro que sabe algo
sobre “Carrera de Yeguas”. Pero, además, su “caballo político”, Negro, era muy dócil,
algo que no se puede afirmar del “caballo” de Ladino, por aquello
de la ambición.
En materia de representación, a Negro se le dio el mismo rango que tenía
Trujillo: “generalísimo”, y a la hora de discursear, se desenvolvía poco mas,
poco menos. Del “Penco Gonzalo”, por su parte, se sabe que es tan mudo como su
jefe; que no hablan, pero ejecutan y suman y multiplican adendas en los
contratos.
Eso de prestarle “la silla” al Penco, como le prestaron a Negro “el
bicornio emplumado”, va a ser un trago muy difícil para el hombre de Arroyo
Cano, dado que, los tiempos cambian y las instituciones ya no son iguales que
antes. La sospecha de Ladino -aunque haya confianza y se quieran mucho- es que
el Penco “se le alce con el santo y la limosna”, una vez le ponga “la ñoña”. Porque
es que, “no se sabe quién le debe a quién”.
Lo que mas llamó la atención, fue lo del “penco”. Al margen de los
intentos por sacar la pata a tiempo, no se entienden las razones de Ladino para
bautizar su delfín con ese nombre tan expresivo. Yen eso, Medina imitó muy bien
al Jefe, que se solazaba ridiculizando a sus vasallos. Ojalá que no trate de
replicar otras travesuras que Trujillo hacía a sus colaboradores.
Ahora, hay algo en que el sanjuanero nunca igualará al sancristobero. En
privado, Chapita era despiadado, vengativo y muy cruel, pero en público, rara
vez perdía la compostura. Era un simulador de primera. Algo muy difícil para
Ladino, como pudimos notar en su discurso.
Sin embargo, lo mejor de Danilo aún no lo hemos visto. Porque el
hombre proclamó a voz en cuello: “yo le voy a ganar”. El problema es que Ladino
no es candidato y desde la presidencia, se supone que él solamente puede ser
árbitro del proceso.
¿Cuántas leyes violará? ¿Cuántas indelicadezas se cometerán desde el
Gobierno, sólo para favorecer al Penco? ¿Cómo trabaja el resentimiento cuando se
está perdiendo el poder? Estas son sólo interrogantes mías.
¡Vivimos, seguiremos disparando!
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