Por Reynaldo Peguero
Con la gestión del Alcalde Abel
Martínez por fin se crean las condiciones reales para que el Ayuntamiento
transite de apagar fuegos a poner en exitosa operación, proyectos
estructurantes. Se resolvieron muchos problemas urgentes que impedían implantar
iniciativas creadoras de lo que llamamos el Nuevo Metabolismo Urbano que
demanda Santiago.
Otro tanto decisivo ejecutó el gobierno
del Presidente Danilo Medina, que apoyó la Alcaldía y además facilitó proyectos
pendientes desde principios de este siglo XXI. Los ejemplos sobran. Es justo
devolver parte de los 24 mil millones de pesos anuales que las empresas
santiagueras tributan religiosamente a DGII y elevar la escasa transferencia
financiera a este municipio.
El sector privado y la sociedad
civil hicieron lo suyo. La Corporación Zona Franca, liderada por Miky Lama se
compactó con su entorno barrial y la Agenda 2030. Creó nuevos servicios de
salud (MEDICA). Aportó un distribuidor central (PLAZONA), naves
industriales de energía verde y una malla de vías de lógica
municipal.
Metabolismo es un término
proveniente de las ciencias biológicas y médicas. De su mano llega al
urbanismo. Es concepto griego entendido como el conjunto de pasos fisiológicos,
químicos y bioquímicos que aseguran que las células humanas y de todos los
seres vivos crezcan, se reproduzcan, mantengan sus estructuras, respondan a
estímulos y puedan asumir nuevas capacidades para vivir mejor.
Las células de una Nación son sus
ciudades y el tejido de cada ciudad son sus barrios y comunidades. Santiago
requiere una nueva fisiología urbana.
A muchos le cuesta entender que el
metabolismo depende del modo de vida o la cultura. Es la cultura que facilita o
controla el daño humano, los insumos sociales y materiales, la producción de
bienes y servicios, su consumo y la disposición y el re-uso de residuos. En
consecuencia, lograr un metabolismo urbano saludable impacta el calentamiento
global, contiene inundaciones, sequías, genera paz social y armonía familiar.
Confesamos que el nuevo PES 2030 se formula para que Santiago asuma una “nueva
gobernanza de la naturaleza”.
Al reconquistar la calle con los
murales, suprimir obstáculos, reducir publicidad exterior, controlar de ventas
ambulantes y ampliar espacios, la Alcaldía demostró que es seguro, saludable y
lúdico caminar por Santiago.
El nuevo metabolismo santiaguero que
debuta en Santiago explica las 10 nuevas cafeterías del centro histórico. Las
nuevas decenas de miles de visitas de compras. La iluminación y remozamiento de
la Catedral Santiago Apóstol y del Parque Duarte, revelan parte del éxito del
restaurante Victoria y el paseo de los Artistas en la calle Benito Monción. Se
acabó el lloriqueo mediático “de que en las noches el centro de Santiago es
sombrío”.
Al masificar los conciertos y
eventos con los murales de ciudad, y con artes visuales y escénicas como el Carnaval,
se genera más turismo urbano.
El nuevo metabolismo urbano ha
reforzado nuestra confianza en la planificación estratégica y en la Visión que
asumiremos hacia el año 2030. Apostaremos por una diferente ecología urbana. Un
innovador sistema de proyectos donde todo lo que ingrese, produzca, consuma,
disponga y reutilice en Santiago, sea parte de un “círculo virtuoso” generador
de empleos y negocios. Que permite ahorrar agua, combustibles y generar
menos residuos.
La especie humana transcurrió históricamente
por cuatro regímenes metabólicos. El Primer Régimen Metabólico (PRM) coincide
con las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico. Comunidades errantes
que dependían de la energía solar derivada de los frutos y animales que se
cruzaban en su camino nómada. El Segundo Régimen Metabólico (SRM) fue
implantado por las sociedades agrícolas asentadas en un territorio (Neolítico).
Los núcleos urbanos solían construirse en el centro de un círculo cuyo radio
coincidía con la distancia que podría recorrerse en un día a caballo.
El crecimiento de estas ciudades
resultó de los excedentes que la producción proporcionaba; una producción que
de nuevo, dependía del sol. Hasta hace relativamente poco muchos pueblos,
seguían las pautas del segundo régimen metabólico. Ciudades distanciadas unos
20 km, unas de otras, pueden verse en mapas de cierta escala en todo el
continente americano.
El Tercer Régimen Metabólico (TRM)
inició con el uso de los combustibles derivados del petróleo. Con ellos y con
el transporte de masas se multiplican el número de movimientos horizontales y
la distancia de los viajes. La producción artesanal deja paso a la revolución
industrial que impone la producción en serie. Hoy hemos entrado al Cuarto
Régimen Metabólico (CRM). En disrupción, el capital no ha podido controlar el
avance hacia nuevas formas de producción y consumo, donde ha debutado con
fuerza la inteligencia artificial (IA).
Aunque muchos conservadores
todavía hay que convencerlos, la gobernanza y gobernabilidad del medio natural,
se genera al cambiar el modo de vida y la cultura de insumos, producción,
consumo y disposición-reuso de las ciudades.
Para poder devolverle a nuestros
hijos y nietos, en condiciones habitables, el Santiago que vivimos con su río
Yaque vivo es urgente reducir el impacto adverso de los modos de vida que
apuestan a la producción sin compromiso, que mercadean un consumo irresponsable
con el medio ambiente. Derrochador de miles de galones de gasolina. Santiago
tiene repensado sus sistemas productivos y la movilidad urbana.
Se impone que el nuevo PES 2030
proponga utilizar tecnologías y energías apropiadas, que racionalicemos y
ordenemos el uso caótico del agua y rescatemos al Yaque y sus ocho (8)
sub-cuencas urbanas. Entiéndase que cuando hablamos de lograr modos de vida mas
saludables, nos referimos implícitamente a impulsar un cambio cultural. Por eso
Santiago, sugirió al CIDEU: Ciudad, Cultura y Agenda 2030.
El nuevo PES 2030 requiere de
proyectos de movilidad, tratamiento integral de residuos desde el hogar,
relanzar el sistema pluvial y eficientizar la energía. Tenemos en carpeta un
caja de proyectos metropolitanos. Asimismo requerimos de nuevos proyectos
fiscales y empleo. De proyectos de seguridad, inclusión social y equidad de género.
Santiago requiere un nuevo Metabolismo Urbano al 2030. Estamos en eso.
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