Por JUAN T H
De no ser por el
rechazo popular, el discurso del presidente Medina había sido otro. Pero la
presión nacional e internacional fue demasiado poderosa. Danilo contra el mundo
no tenía posibilidad de salir airoso. El tiempo se puso en su contra. Los
vientos soplaron hacia otra dirección por falta de una estrategia bien
diseñada. Sin Joao Santana, su jefe de campaña, el gobierno parecía un velero
perdido en el infinito océano de las contradicciones y disputas políticas.
Danilo se dejó
acorralar entre la espada y la pared. Vi a un hombre agobiado, tenso, que no
sabía qué hacer con las manos, leyendo sin pausa, como queriendo terminar sus
palabras antes de pronunciarlas. Su lenguaje corporal era un poema de amargura.
En ningún momento se le vio relajado, tranquilo, convencido de lo que estaba
diciendo.
Buena parte del
discurso estuvo dirigido a su archienemigo Leonel Fernández, a quien culpa de
entorpecer sus planes continuistas; el otro segmento a expresar su falso apego
a la Constitución y las leyes, para finalmente enviarle a sus seguidores un
mensaje de fraternidad y entusiasmo porque aún le queda un año de tandas
extendidas en las escuelas, de visitas sorpresas en todos los pueblos, etc.
Dije en mi
artículo del domingo que la reelección estaba derrotada. Y lo sigo creyendo, no
importa lo que haga ahora el Congreso donde Danilo tiene el control,
principalmente en el Senado que preside su leal y complaciente compañero
Reinaldo Pared Pérez (Pechito). En ese Congreso veremos otros combates. No dudo
que sea militarizarlo otra vez. Danilo no le puso un punto final al tema de la
modificación constitucional, le puso un punto y aparte.
El declive de
Danilo no significa que la lucha que sacude al Partido de la Liberación
Dominicana haya terminado. El presidente Medina no se ha rendido, no ha “tirado
la toalla”, como dicen en el boxeo; se levantará de la lona para continuar
lanzando golpes hasta el último round.
El “sector minoritario” del PLD que lidera Leonel Fernández puede que
haya ganado una batalla, pero no la guerra.
Durante el año
que le queda en el Palacio Nacional al presidente Medina observaremos muchas
cosas, no sólo fuegos artificiales. El circo cambiará de escenario. Los métodos
serán otros. Leonel tendrá que armarse hasta
los dientes para competir. El Estado es un arma muy poderosa en cualquier país,
principalmente en el nuestro. Así como el Estado venció a Danilo, ese mismo
Estado, ahora en sus manos, intentará vencer a Leonel que tiene una cola más
grande que la del cometa Halley.
Danilo hará lo
imposible para que Leonel no vuelva a la presidencia de la República aunque
ello signifique la derrota del PLD, con lo cual le hará un favor al país y el
pueblo.
Sangre
nueva
No hay “sangre
nueva” en el PLD con aspiraciones y posibilidades presidenciales. El más joven
es un viejo en la política y en el partido, ocupando ministerios importantes
sin dejar ninguna impronta, sin producir cambios. Han sido más de lo mismo, se
han plegado a los espurios intereses. Algunos tendrán que ser investigados por la
justicia cuando se produzca el cambio que demanda la sociedad.
¿Cuáles de los
arfiles de Danilo puede ser considerado como un potencial candidato y posterior
presidente de la República que no represente más de lo mismo? ¿Cuál es discurso
revolucionario, transformador, crítico, de esos señores y señoras que tienen la
aspiración de sustituir al Dios Supremo Danilo Medina? Los viejos jóvenes que
se creen “sangre nueva” no soportan ni siquiera una transfusión sanguínea.
Ellos no representan la juventud, ni el
cambio. En el PLD nadie representa el cambio, todos quieren seguir los pasos de
su amo, quieren ser lacayos, para ser parte de su servidumbre en el Palacio
Nacional.
Danilo reúne a
todos los aspirantes a sustituirlo, y no hacen uno. Los meten en una licuadora,
los trituran y sale un pitufo, como mucho. Si Danilo quiere un pelele o un
mequetrefe que pueda narigonear desde su casa, está equivocado. Los presidentes
títeres desaparecieron del escenario político.
Por otra parte,
“hacer” un candidato en tres meses, no es posible. El dinero del presupuesto
nacional, proveniente de la corrupción, no produce “sangre nueva”, produce nuevos ricos,
aquellos que iniciaron sus campañas con declaraciones juradas de bienes
miserables que no llegan a 20 millones de pesos. Hace meses me pregunto de
dónde proviene el dinero que desde hace más de un año está gastando la gente de
Danilo en sus campañas presidenciales. ¿Cómo llega el dinero, de qué caja chica,
de que banco, de cuál herencia? ¿De dónde, me pregunto, cuando veo los espacios
pagados en la prensa, los encuentros provinciales y regionales, los mítines y
concentraciones, las vallas, la muy costosa propaganda? ¿Dónde sale tanto
dinero, Caballero? ¿Cómo se lo explican al país y a la JCE? ¿Cuál es el
negocio? ¿Cómo lo hacen?
En el PLD no hay
dirigentes con los nutrientes éticos y morales que les permita tener “sangre
nueva”. En el PLD todos tienen sus caras arrugadas porque han envejecido
chupando la teta del Estado sin preocuparse por la sangre a menos que no sea de
vampiro. ¡A Lofoke presidente!
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