Por Virgilio Gautreaux P.
Gracias a la iniciativa de ICOMOS muchos hemos podido conocer
y disfrutar todo lo relacionado con Gascue, en una serie de brillantes
exposiciones que se han presentado en la Academia Dominicana de la Historia.
Sin duda alguna, las conferencias reunidas en un volumen, sería de gran utilidad
para profesionales del área de la Arquitectura, estudiantes de esta disciplina,
ingenieros, planificadores gubernamentales y municipales, ambientalistas,
sociólogos, así como del público en general.
Como soy barahonero, “no tengo derecho a la palabra”, para
referirme a profundidad sobre el tema, pero si vemos bien las cosas, en muchos
lugares del país han habido otros “Gascues”, cuya suerte ha
sido similar a lo corrido por este espacio capitalino. El pasado, el
presente y el futuro del Gascue que nos ocupa, se replica en otras partes de la
capital y de varias provincias de la República Dominicana. En el caso
barahonero, tenemos en ejemplo de el “casco histórico” de
Villa Central.
Al igual que muchos polos urbanos, Gascue ha transitado las
conocidas etapas de Vida, pasión y muerte. Las fuerzas económicas, sociales y
culturales que impulsaron la expansión y desarrollo de este espacio, han
desaparecido. Otras fuerzas emergentes, otras
generaciones, otros usos del suelo, han transformado de manera
irreversible este espacio capitalino. De manera que no podemos quedarnos
atrapados en sus calles, árboles, espacios recreativos, belleza de sus
viviendas de otrora, etc., y anhelar a un idílico “rescate” que
le devuelva el encanto de su período más luminoso.
Lo primero que debemos ver es que las fuerzas que actualmente empujan,
destruyen, arrabalizan y afean Gascue, en muchos casos adquieren el
carácter de debidamente ejecutadas, comenzando con la desaparición física de
aquellos que apostaron a su desarrollo, compromiso éste que se fue haciendo
laxo con sus descendientes. Aunque eran personas pudientes, el tipo de vivienda
de manera permanente implicaba costos regulares de mantenimiento, jardinería,
personal de servicio doméstico, etc, que fueron aumentando con el
envejecimiento de las construcciones. sus hijos y nietos prefirieron mudarse a
modernas Torres o nuevos ensanches de clase media y alta.
De igual modo, en torno a Gascue fueron ocurriendo cambios sensibles. La
UASD, pasó en pocas décadas de unos pocos miles de estudiantes, a decena de
miles. Años después llegaron PUCMM, la Universidad Católica de Santo Domingo,
UTESA, La Universidad Iberoamericana, Universidad Nacional Evangélica, UNIBE. A
esto se suman los llamados centros tecnológicos, como CENTU y otros. También
tengamos presentes los colegios. Debemos recordar que estos conglomerados
académicos se complementan con empresas de fotocopiado, librerías, alimentos,
bares y colmadones, además de paradas de taxis, carros públicos y minibuses !!!
De pocos centros médicos en Gascue en los años setenta, además de la
expansión de las mismas, surgieron otras clínicas, laboratorios, farmacias,
centros de diagnósticos, los llamados edificios profesionales, etc.
Después nos encontramos que los colmadones, chiriperos en las esquinas y
bancas de apuestas, han hecho “matástasis”dentro y en los
alrededores de Gascue.
El Sector Público también hace su “aporte”, incrementando
sustancialmente las nóminas de sus instituciones en el entorno de Gascue, lo
que implica mayores flujos de personas. Además, algunas entidades “para-públicas”, compran
y amplían grotescamente algunas viviendas emblemáticas, siendo
también frecuente la adquisición y destrucción de casas contiguas, para
utilizar el espacio como parqueo. Es decir, la alteración es doble.
Dos tristes y viejas funerarias también dicen presente, así
como las ruinas de dos emblemáticos cines, que en épocas diferentes, llevaron
sonidos, emociones y colores a mucha gente. Un tercer cine fue “reciclado” y
convertido en una grotesca torre de Babel, que adultera la solemnidad de dos
íconos nacionales, nos referimos al Altar de la Patria y el viejo cementerio.
Como la gente está “haciendo coca” con Gascue, se está
produciendo una especie de Operación Limpieza, donde anteriores hermosas
viviendas han sido transformadas en condominios, colegios, locales de ONGs,
restaurantes, pulperías centros de masaje y oficinas, privadas, entre otros
usos. Es normal también encontrar casas ruinosas, destartaladas, derrumbadas,
así como otras llenas de escombros, desperdicios y maleza. Algunas
son depósitos de botellas, cartones, tablas, hierro viejo, etc. Unas cuantas
son madrigueras de vagabundos y enajenados. Por doquier hay solares llenos de
basura y verdaderos pajonales. Sobran Leyes y disposiciones municipales para
evitar este desastre, pero no existe quien las aplique. De este derrumbe-por
supuesto-nadie en gobiernos y municipios-se ha dado cuenta de lo que está
pasando.
Quienes todavía creen que algo es posible, no cesan en sus reclamos
presentando propuestas al Ayuntamiento y otras dependencias públicas, haciendo
marchas, colocando pancartas, visitando oficinas públicas,
solicitando iluminación y seguridad en las calles, etc. Gracias a su tenacidad,
el derrumbe no es mayor.
Dentro de Gascue, tenemos un extraordinario flujo de
personas, vehículos y mercancías que se desplazan simultáneamente en
el espacio relativamente reducido que cubre esta demarcación. Atravesado por
dos grandes vías (Independencia y Bolívar) y dotado de cortas
callejuelas atiborradas de vehículos estacionados, el caos vial es
permanente. Centros médicos, escolares y universitarios, generan nudos por
doquier, acompañados de ruidos y contaminación.
Adicionalmente verdaderas colmenas humanas presionan
buscando un espacio en un Gascue, al cual que perciben dotado de
excelentes servicios públicos (transporte, agua, energía, etc) y de
niveles de seguridad que no encuentran en otras partes del Gran Santo Domingo.
La concentración de instituciones públicas, universidades y escuelas a
relativamente pocos minutos, es también un incentivo para el surgimiento
de “colonias” atiborradas de gente. Grupos de empresas
constructoras, sus buscones y el capital inmobiliario, pululan por Gascue
armados de chequeras, dispuestos a la rápida compra de inmuebles
para levantar edificios.
En la última Conferencia dictada por Omar Rancier, en la parte de las
preguntas, el Sociólogo Carlos Castro intervino señalando que los niveles de
desarticulación de Gascue -con sus particularidades- también lo experimentaron
determinadas barriadas emblemáticas de la capital.
Este ciclo de conferencias ha servido para que los expositores presenten
los riesgos y desafíos que hoy y en el futuro enfrenta Gascue. El accionar
negativo de fuerzas externas e internas que inciden contra el Sector y la
ausencia de políticas públicas para enfrentar estos fenómenos, auguran daños
irreversibles en las próximas dos décadas.
A pesar del panorama, algunas personas han citado el potencial de un
Gascue ubicado a minutos de la zona Colonial, donde acuden a toda hora turistas,
cruceristas y autobuses repletos de extranjeros hospedados en los
polos turísticos. A partir de ahí consideran que existen oportunidades de
establecer buenos restaurantes de tamaño medio y bares, aprovechando las
numerosas casonas. Con buena iluminación de las calles, seguridad, precios
asequibles, excelente música y atención de calidad, con lo cual estiman que el
área puede enfrentar algunos retos.
A pesar de cualquier solución que se ponga sobre sobre la
mesa, el sobreuso del suelo de Gascue y su abirragado entorno,
debe encabezar cualquier estrategia que se pretenda ejecutar.
Este ciclo de conferencias, ha dejado sobre el tapete muchas
preguntas y muchas respuestas. El debate debe continuar.
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