Por Claudio A. Caamaño Vélez
La vida no es estar vivo, la viva es vivir; pues no es un “estar”, sino un
“ser”. A diferencia del dinero a plazo fijo, que aumenta cuando está guardado,
la vida cuando se guarda se va perdiendo, y no hay forma de recuperarla.
Recuerdo una vez, cuando niño, que me compraron unos zapatos. Eran tan
lindos y me gustaban tanto que no quería que se ensuciaran o dañaran, y de
tanto cuidarlos nunca me los puse. Así es todo en la vida.
No guardes las sonrisas, no dejes de expresar tu cariño por los demás, y
aprovecha cada oportunidad de compartir un abrazo. Por esperar el día perfecto,
no dejemos de valorar cada amanecer.
Disfruta cada compañía, y aprende también a disfrutar los momentos de
soledad. Sentirse bien con uno mismo, conocerse y comprenderse es un gran reto
y una experiencia muy gratificante.
Recuerda que nadie es tan ignorante que no tenga algo que enseñar, ni tan
sabio que no tenga algo que aprender. Se humilde y considérate un afortunado.
No dejes de soñar, y jamás permitas que alguien te diga que sueños son
imposibles. Nunca es muy temprano o muy tarde para emprender.
Pocas cosas dependen de ti, pero lo que sí puedes decidir siempre es tu
actitud antes esas cosas; y eso lo cambia todo.
La vida es mucho más que un simple sobrevivir. Sorpréndete con las maravillas
de la naturaleza y admira los buenos valores de las personas. Cultiva la
amistad, el amor y la esperanza.
Tal vez haya otra vida después de esta, pero lo cierto es que esta no va a
durar para siempre. Así que no dejes de vivirla y disfrutarla. Aprende, ríe y
comparte. El
sufrimiento llega solo, construyamos las alegrías.
El objetivo de la vida es la felicidad. Pero recuerda que la felicidad no
es una meta, sino un trayecto. No camines hacia la felicidad, camina con
felicidad.
Que tengas un excelente día, y no olvides ser feliz.
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