Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ El juez de la
Corte Superior del condado Sussex en Nueva Jersey, William McGovern, conmutó la
pena de muerte a que estaba condenado el perro de la raza “American Bully”,
llamado “Gabanna” y propiedad del veterano policía José M. Galván, quien
recurrió la orden letal a través de su abogado, por morder a un cartero.
El jurista logró que el
magistrado revirtiera la decisión, que imponía la ejecución del can con
eutanasia.
El juez, calificó al perro
como “vicioso” e “incontrolable” y dictaminó que el animal no podía seguir
vivo, porque representa un alto riesgo a la seguridad de todos.
Galván, alega que por el
contrario, su perro “es adorable” y siempre ha sido amigable con todo el mundo,
por lo que no se justifiacaba la condena para ejecutarlo.
El juez decidió darle una
segunda opotunidad al can, que fue condenado a comienzos de este año y tiene 2
años de edad.
El magistrado tomó la
decisión, después que se llegó a un acuerdo entre Galván y la fiscal adjunta del
condado Sussex, el viernes que permitirá que Gabbana regrese a la casa bajo condiciones estrictas.
Allí se reunirá con Dolce,
un Yorkie también propiedad del policía y su esposa Raquel Galván residentes en el
suburbio de Vernon.
La Unidad de Control de
Animales Vernon tomó al perro en
custodia después del incidente y comenzó la disputa legal.
Los Galvans contrataron al
abogado John McDermott para que luchara por la vida del animal.
El 13 de marzo, el juez de
la corte municipal del poblado Wantage dijo que el perro es vicioso y tenía que ser
sacrificado. La pareja apeló la decisión en la Corte Superior del condado de
Sussex.
El abogado McDermott había
argumentado que el cartero, entró a la propiedad en vez de dejar los paquetes
en la parte superior de la calzada, y fue mordido dentro.
El cartero, en ese momento,
dijo que no quiere dejar los paquetes en el borde de la propiedad por miedo a
ser acarreada por el camión de la basura los días de recogida.
El acuerdo se firmó horas
antes de que el juez McGovern se pronunciara sobre el destino de Gabanna.
Según lo acordado, el perro
puede regresar a su casa bajo una orden de consentimiento, con la condición de
que la pareja le construya un espacio y no le dje suelto en el patio.
El perro, tampoco puede retirarse de la zona cercada y debe estar con
una correa de no más de 3 pies de largo y con un bozal. El espacio debe tener una cerca de 6 pies a una distancia de no
menos de 3 pies de la cerca.
Los esposos también tienen
que colocar una señalización adecuada en su propiedad, visible a 50 pies de la casa.
Además deben con seguir una licencia del municipio, en la que se especifique
que Gabbana es un perro potencialmente
peligroso y hacerle un tatuaje con un número de registro.
Una vez al mes, la Unidad de
Control de Animales del municipio de Vernon inspeccionará para asegurarse que
se cumplan las condiciones.
Galván dijo en cuanto al
tatuaje, que los veterinarios no quieren hacerlo. “Creen que es inhumano".
La solución es buscar tres veterinarios quen escriban cartas al juez
explicando que no se debe tatuar al
perro, y en cambio recomendar la placa del microchip con el con el númeron del registro, dijo el abogado McDermott.
“El municipio no tiene una
ordenanza contra algún perro vicioso en el lugar”, dijo elabogado. Sostuvo que
la ley tiene 20 años de existencia.
"Requerir que el perro
sea confinado por más tiempo, no es justo para el él o cualquier otro animal",
dijo el abogado.
El perro estuvo en custodia
en el Refugio de Animales de Vernon hasta diciembre de 2016. Luego fue
trasladado a la Franklin Pet Spa, con reglas estrictas acerca de su contacto
con las personas y otros animales.
El policía ha gastado más de $ 10.000 dólares en su
esfuerzo por salvar a Gabbana.
El municipio de Vernon y los
oficiales de control de animales no han hecho comentarios respecto a la
situación del animal.
El abogado dijo que los
Galvans no han descartado una acción civil contra el cartero.
PIE DE FOTO
NUEVA YORK._ El perro
“Gabanna”, al que un juez le conmutó la pena de muerte por morder un cartero. A
la derecha, su propíetario, el policía José M. Galván. (Fotos vía facebook).
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