Por
Miguel Ángel Cid Cid
El
chauvinismo, creencia narcisista, próxima a la paranoia y la mitomanía, de que
lo propio del país al que uno pertenece es lo mejor en cualquier aspecto. Creo
no equivocarme, al afirmar que todos los países y ciudades del mundo tienen su
dosis de patrioterismo, como también se le denomina coloquialmente. El caso
dominicano es muy particular, todo lo que aquí se hace está a la altura de los
países desarrollados aunque saquemos cero en educación.
Veamos
una muestra, “este es el hospital más
moderno del área del Caribe”, afirmó el presidente Balaguer al inaugurar el
Cabral y Báez en Santiago. Al dejar abierto el muelle turístico de Puerto
Plata, las autoridades certificaron que, “estamos
entregando un puerto a la altura de los grandes muelles del mundo globalizado”.
De ahí viene también la exclamación que reza, “¡Santiago es Santiago; Santiago es Santiago, la Ciudad Corazón!”
El patriotismo
exagerado es recurrente en políticos, medios de comunicación y empresarios para
condicionar la formación de expectativas. En consecuencia, los ciudadano de a
pie, y los montados también, terminan repitiendo como papagayo lo que quiere el
poder mediático.
Cualquier
extranjero, que converse con un empresario santiaguero, mismos que se hacen
llamar la oligarquía más avanzada del país, pensará que está en la “puerta del
cielo”. “Esta es la ciudad más segura del
país, es la ciudad más ordenada de República Dominicana, ¿quieres vivir en este
país, venga a Santiago?”, le dirán.
De
igual modo, le asegurarán que “no hay en
el territorio nacional una ciudad más limpia e higiénica que Santiago”. Y
de manera categórica afirmarán, “si se
queda un tiempecito en Santiago, no regresa más a su país”.
En
cambio, si el mismo extraño decide caminar en solitario por las calles y
comunidades marginadas o privilegiadas, su conclusión será muy diferente a la
anterior. Una ligera mirada bastará para caer en cuenta de la cruda realidad.
Si acaso sigue viendo ligero, tropezará con un montón de basura apostada en
plena vía. Cuando esto acontezca, hará más cuidado en su observación y tomará
medidas para prevenir un posible atraco o evitar ser asaltado.
En
ese proceso de escarceo, el visitante no tardará en comprobar que la Ciudad
Corazón se encuentra en estado de guerra. El esfuerzo será apto para verificar,
que la violencia desenfrenada en Santiago de los Caballeros, es incentivada por
las propias autoridades municipales.
Es
suficiente, ver una turba de facinerosos armados hasta los dientes, con
ametralladoras, escopetas “y otra cosita
más”, pertenecientes a una banda que se hace llamar Policía Municipal. Los
integrantes del cuerpo policial local, visten como si fueran para la guerra.
Además, cubren sus rostros con pasamontañas, igual a los que usan muchos
delincuentes para evitar ser reconocidos por sus víctimas.
Una
indagatoria rápida, servirá para conocer una retahíla de prácticas ilegales. Entre ellas se
cuentan, el cobro de arbitrios sin la aprobación del Concejo de Regidores,
cierre de negocios, apresamientos de ciudadanos y miembros de la prensa, entre
otras.
Todo
parece indicar, que al ser el empresariado santiaguero tan moderno y
emprendedor, está buscando la forma más suave para llamar la atención del
alcalde Abel Martínez.
En
otro contexto, será objetivo pensar que el PLD, partido al que pertenece
Martínez Durán, al sentirse tan poderoso, seguirá gobernando sin importar los
maltratos cometidos por Abel.
En
conclusión, el extranjero podrá razonar sin malicia, que el actor Chauvin, que interpretó
el personaje de un patriotismo exagerado, es oriundo de Santiago de los
Caballeros.
Ahora,
a la oligarquía santiaguera no le luce profesar sus propias falsedades. Eso de
creerse los más modernos y vanguardistas rinde pocos resultados. En
consecuencia, deberán considerar lo que dice el sociólogo David Harvey, sobre las
ciudades para vivir.
“… es un hecho que la concentración de capital
se transforma en una barrera para el desarrollo urbano, es decir, se opone a lo
que debería ser una ciudad. No necesitamos ciudades que generen dinero, sino
ciudades que sean buenas para vivir” (David Harvey, 2014)
¿Seguirá
Santiago en guerra hasta el 2020? Abel Martínez Durán y la oligarquía
santiaguera tienen la respuesta.
Miguel Ángel Cid
Twitter:
@miguelcid1
12 abril 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .