Por
Reynaldo Peguero
Vamos a
transformar el manejo de la basura de Santiago barrio a barrio. Interesa crear
una nueva cultura ciudadana en residuos y desechos que supone involucrar el
liderazgo comunitario de cada zona. Se sabe que las y los santiagueros no
tenemos prácticas de manejo lógico de la basura. Lanzamos a calles, vías y
espacios públicos desperdicios caóticamente y sin consecuencias. No separamos
en inorgánica (no degradable) y orgánica (degradable) nuestra basura; asimismo
los horarios de colocarla para su recolección son irregulares, y finalmente no
sufragamos lo que debemos pagar si se nos oferta un sistema higiénico y
eficiente de acopio.
En este contexto, luego del exitoso control de la crisis de salubridad y recolección que afectaba la basura de Santiago, el Alcalde Abel Martínez ha generado como indican los aztecas, un “NUEVO COMIENZO”. También la confianza necesaria de que ahora podemos hacerlo bien. Se trata de organizar entre todos, con la rectoría del Ayuntamiento, un Sistema de Gestión Barrial de residuos. Lo sensato, estratégico e inteligente es hacerlo gradualmente, barrio a barrio.
El Municipio
Santiago contiene la ciudad de Santiago de los Caballeros, urbe que está formada
por 8 unidades zonales de planificación (UZP), que engloban a su vez 60 grandes
barrios y 295 sub-barrios; asimismo tiene 8 secciones y 44 parajes. Igualmente,
este Municipio también incluye, los Distritos Municipales de Pedro García, San
Francisco de Jacagua, Hato del Yaque y La Canela, delimitaciones municipales
administrativas que a su vez contienen barrios, sub-Barrios, secciones rurales
y parajes.
En promedio de
940 toneladas de basura/día se generan en el Municipio Santiago, según los
estudios del Ayuntamiento-Consejo Estratégico y la ICMA-USAID. De este total,
580 toneladas (62.0%), la producen las residencias y viviendas familiares de
todos los estratos sociales. 145 toneladas (15.4%) son originadas por los
parques industriales de zona franca y empresas. Los mercados municipales 112
toneladas (11.9%); los comercios, plazas mercantiles y centros de expendio unas
60 toneladas (6.3%); los parques y calles (árboles, flora y peatones) 25
toneladas (2.6%) y finalmente las entidades de gobierno, organizaciones
privadas, hospitales, clínicas, escuelas, colegios, universidades y otros
instituciones, 18 toneladas diarias (1.8%).
Debiéramos
focalizar en las unidades zonales de planificación de Santiago y en sus 60
grandes barrios, un sistema gradual barrio a barrio que envuelva una actuación
coherente, donde cada familia se implique desde la generación de la basura en
el hogar, hasta la educación en la separación de los diferentes tipos de
residuos. Además se logre un almacenamiento resiliente en cada vivienda, y se
organice un eficiente programa de recolección municipal, barrio a barrio.
Hay
decenas de experiencias exitosas de gestión comunitaria de residuos en América
Latina; en República Dominicana, HÉROES DEL MEDIO AMBIENTE que trabaja en
Santiago, Mao, Las Terrenas y Jarabacoa, tiene los pasos claros para involucrar
cada escuela, centro educativo, casa comunitaria y club deportivo y cultural.
Tienen un papel que jugar los niños y niñas para que lleven el ejemplo a sus
familias para generar los nuevos hábitos de limpieza que necesitamos.
Todos los estudios evidencian que es factible lograr una
gestión barrial eficiente de los residuos vía la educación de la comunidad y la
promoción de alternativas de reciclaje productivas y de rentabilidad social.
Métodos que aseguren reducir la cantidad de desechos. Asimismo,
separar los residuos en el lugar donde se producen, para facilitar su manejo y
evitar peligros. Convertir en compost los restos de comida y otras basuras
degradables para lograr huertos urbanos verdes de calidad y mejorar la salud
pública.
Reutilizar materiales en el hogar y culturalmente, siempre que sea posible
en actividades de animación sociocultural; reciclar, en coherencia con el
Ayuntamiento y empresas con programas comunitarios de apoyo.
Finalmente recoger, transportar y almacenar los desechos en forma segura y
definitivamente pagar estímulos equitativos a la gente que hace el trabajo.
Está demostrado que este tipo de iniciativa comunitaria de gestión de
residuos en barrios es exitosa en comunidades iguales o menores de 50 mil
habitantes. En el caso de la tasa de fecundidad de la ciudad de Santiago
de unos 3.4 residentes por viviendas, serían unas 14,706 residencias a razón de
1 kilo de basura por personas (2.2 libras), lo que arroja unas 110 mil libras
de basura que si las dividimos entre 2, 204 libras, serían igual a 50
toneladas/día, que es un 5.3% de toda la basura que diariamente se genera en el
municipio Santiago.
En consecuencia, en diversas comunidades barriales y sub-barriales de las 8
unidades zonales de planificación (UZP) de este municipio, podrían iniciarse
programas barrio a barrio de manejo integral y resiliente de la basura que
serían un aporte significativo en la reducción de gases de efecto invernadero
(GEI), y que a su vez adaptarían a Santiago efectivamente al cambio climático.
Programas que de seguro tendrán el apoyo directo y efectivo del Ayuntamiento de
Santiago y de su Alcaldía Municipal.
Se generaría así una cultura de reciclaje y crearíamos asociaciones de
recicladores comunitarios por barrio. Recuperadores y “buzos limpios de nueva
generación” que se encargarían de recolectar residuos separados en origen,
clasificarlos según tipo de material y comercializarlos. De esta forma se
obtendría un sustento para mejorar ingresos y a la vez se ofertaría un servicio
de calidad. Son realmente “agentes municipales ambientales” a los cuales hay
que reconocerle su tarea, ayudándolos a formalizarse en organizaciones y
asignándoles recursos para estimular y sostener su contribución en la gestión
integral de
residuos barrio a barrio. En eso debemos estar.
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