POR JOSE ANTONIO
MATOS PEÑA
Frase con que me
comunicaba un amigo de infancia luego de pasar en los Estados Unidos de América
un periodo de tiempo extenso, en sus maletas descubre que familiares suyos le
tomaron algunos objetos, traídos para obsequio de ellos mismos. Decía, ¡José
Antonio, me dieron un toquecito!..
Yo, lleno de
escepticismo, al no asociar la expresión con su información le pregunto una y
otra vez hasta que me dijo, ¡me cogieron
unos perfumes y desodorantes de las maletas, esto, dicho con mucho sudor y algo
de dolor; al entenderlo, no pude más,
soltar una inocente carcajada.
A simple vista e
intención, eventos como este y otros que a diario vivimos nos parecen risibles,
y solo se empiezan a observar con la seriedad y carácter que requieren, cuando
nos tocan o conllevan sangre, tienen diferentes escalas ascendentes y todos son
un reflejo del deterioro moral y pobreza mental que nos inunda, es una triste realidad que arropa la nación
entera, con la agravante fundamental de que el poderoso, política o
económicamente, está a salvo de estos riesgo ò mejor dicho, estaba, porque van
siendo salpicados de manera acelerada.
Pprueba
fundamental de este privilegio es la cifra astronómica de policías perdidos
anunciado hacen meses por director principal, policías, que todos saben donde están, están engrosando más el privilegio al, estar al servicio de los que pueden pagar
protección privada y dejando de proteger a los desvalidos de la fuerza y poder.
Este recuento
viene en razón de que la pasada madrugada, 29 de septiembre, la del arcángel san Miguel, “jefe de los ejércitos
celestiales”, según los eruditos cristianos, luego de dormir tarde debido a la
celebración del cumpleaños de un amigo, por casualidad sin tomar, ya que no
tomo alcohol, los cinco Leones del
Cumajòn, como le llamo a mis cinco perritos chihuahua, me despertaron, tres y tantos de la madrugada,
observé por la ventana, no vi nada anormal, los llamé con fuerza al silencio y
callaron, me acosté a dormir de nuevo hasta que mi hermana me llama con la
alarma, al amanecer, de que la estufa no
encendió; resultados: el tanque pequeño de gas licuado, recién lleno,
desaparecido junto a cinco sillas plásticas de longevo uso.
Conclusión
inmediata, cuando desperté y levanté, los cacos estaban en el patio, y luego de la calma siguieron su trabajo, que
pena que no salí!!!, para muchos, entre ellos nosotros, entrar a mi patio es un
asunto difícil, por mi carácter y valor, a menos que quienes andaban tenían otro
propósito, no lo sé, pero si lo hubiera pensado, puedan ustedes amigos
lectores, estar seguro de que lo hubiera averiguado, en persona.
No importa que
el gobierno, el estado, que no me brinda ninguna protección, se incautó (me
quitó) de mi revolver de protección personal y familiar, con todos sus
impuestos pagos hasta el próximo mes de diciembre, más de diez mil pesos
pagados, incluyendo prueba y registro de balística con su respectiva y correcta prueba antidoping.
La noche antes
de este relato, en la celebración del cumpleaños del amigo
Rafael Pompeyo, en un Drink muy decente
de Neiba ambiente familiar prácticamente
11 de la noche, irrumpió el lugar una patrulla de cinco militares, armados con
armas largas, chalecos antibalas y un tono enérgico y casi desconsiderarte al
ordenar apagar la música, preguntar si había militar y preguntar si alguien
tenía arma de fuego, acto seguido, registrar la cintura de todos los que
estábamos presentes, más de cincuenta, damas y caballeros. La verdad es que a los presentes se les notó un gran desagrado y tan
pronto salieron no dejó uno y otro que expresar lo innecesario del trato.
Preguntamos, con
medidas como esas se va a resolver el problema de violencia y se va a prevenir
el crimen?, acaso con un grupo de guardias del J2 detenerme en mi vehículo en
el peaje de la seis de noviembre el pasado 5 de agosto, preguntarme junto a
David Vòlquez, Llinita mi hHermana, más
su nieta, que si alguien tiene armas, les
contesto que sí, me la piden junto a los documentos, la saco de la
alfombra donde la usaba para viajar, la entrego, la toman dándome un recibo que
no ha valido para nada reclamo alguno, no la entregan ni al gobernador provincial
que la ha procurado.
¿Qué es esto?, ¿Estado?,
no ombe nooo!!!, eso es violencia y de la peor, desproteger a quien usted le
debe protección?, no es solución!!!, ¡mi
toquecito ha llegado y de seguro que no será el último!!!, ¿Qué les parece?...
esto va como la peste Bubónica del siglo XIV, tocando todos los hogares.
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