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domingo, 2 de octubre de 2016

¡Ya me dieron mi toquecito!


POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA

Frase con que me comunicaba un amigo de infancia luego de pasar en los Estados Unidos de América un periodo de tiempo extenso, en sus maletas descubre que familiares suyos le tomaron algunos objetos, traídos para obsequio de ellos mismos. Decía, ¡José Antonio, me dieron un toquecito!..

Yo, lleno de escepticismo, al no asociar la expresión con su información le pregunto una y otra vez hasta que me dijo,  ¡me cogieron unos perfumes y desodorantes de las maletas, esto, dicho con mucho sudor y algo de dolor;  al entenderlo, no pude más, soltar  una inocente carcajada.

A simple vista e intención, eventos como este y otros que a diario vivimos nos parecen risibles, y solo se empiezan a observar con la seriedad y carácter que requieren, cuando nos tocan o conllevan sangre, tienen diferentes escalas ascendentes y todos son un reflejo del deterioro moral y pobreza mental que nos inunda,  es una triste realidad que arropa la nación entera, con la agravante fundamental de que el poderoso, política o económicamente, está a salvo de estos riesgo ò mejor dicho, estaba, porque van siendo salpicados de manera acelerada.

Pprueba fundamental de este privilegio es la cifra astronómica de policías perdidos anunciado hacen meses por director  principal, policías,  que todos  saben donde están,  están engrosando más el privilegio al,  estar al servicio de los que pueden pagar protección privada y dejando de proteger a los desvalidos de la fuerza y poder.

Este recuento viene en razón de que la pasada madrugada, 29 de septiembre, la   del  arcángel san Miguel, “jefe de los ejércitos celestiales”, según los eruditos cristianos, luego de dormir tarde debido a la celebración del cumpleaños de un amigo, por casualidad sin tomar, ya que no tomo alcohol,  los cinco Leones del Cumajòn, como le llamo a mis cinco perritos chihuahua,  me despertaron, tres y tantos de la madrugada, observé por la ventana, no vi nada anormal, los llamé con fuerza al silencio y callaron, me acosté a dormir de nuevo hasta que mi hermana me llama con la alarma, al amanecer,  de que la estufa no encendió; resultados: el tanque pequeño de gas licuado, recién lleno, desaparecido junto a cinco sillas plásticas de longevo uso.

Conclusión inmediata, cuando desperté y levanté, los cacos estaban en el patio,  y luego de la calma siguieron su trabajo, que pena que no salí!!!, para muchos, entre ellos nosotros, entrar a mi patio es un asunto difícil, por mi carácter y valor,  a menos que quienes andaban tenían otro propósito, no lo sé, pero si lo hubiera pensado, puedan ustedes amigos lectores, estar seguro de que lo hubiera averiguado, en persona.

No importa que el gobierno, el estado, que no me brinda ninguna protección, se incautó (me quitó) de mi revolver de protección personal y familiar, con todos sus impuestos pagos hasta el próximo mes de diciembre, más de diez mil pesos pagados, incluyendo prueba y registro de balística con su respectiva y  correcta prueba  antidoping.

La noche antes de este relato, en la celebración del cumpleaños del   amigo Rafael Pompeyo, en un Drink  muy decente de Neiba  ambiente familiar prácticamente 11 de la noche, irrumpió el lugar una patrulla de cinco militares, armados con armas largas, chalecos antibalas y un tono enérgico y casi desconsiderarte al ordenar apagar la música, preguntar si había militar y preguntar si alguien tenía arma de fuego, acto seguido, registrar la cintura de todos los que estábamos presentes, más de cincuenta,  damas y caballeros. La verdad es que a los  presentes se les notó un gran desagrado y tan pronto salieron no dejó uno y otro que expresar lo innecesario del trato.

Preguntamos, con medidas como esas se va a resolver el problema de violencia y se va a prevenir el crimen?, acaso con un grupo de guardias del J2 detenerme en mi vehículo en el peaje de la seis de noviembre el pasado 5 de agosto, preguntarme junto a David Vòlquez, Llinita  mi hHermana, más su nieta, que si alguien tiene armas, les  contesto que sí, me la piden junto a los documentos, la saco de la alfombra donde la usaba para viajar, la entrego, la toman dándome un recibo que no ha valido para nada reclamo alguno, no la entregan ni al gobernador provincial que la ha procurado.

¿Qué es esto?, ¿Estado?, no ombe nooo!!!, eso es violencia y de la peor, desproteger a quien usted le debe protección?,  no es solución!!!, ¡mi toquecito ha llegado y de seguro que no será el último!!!, ¿Qué les parece?... esto va como la peste Bubónica del siglo XIV, tocando todos los hogares.





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