Por
JUAN T H
No es lo mismo,
ni es igual, el ejercicio de la política en países desarrollados o medianamente
institucionalizados, que en países subdesarrollados donde las instituciones
apenas existen y las leyes se vulneran
en beneficio de quienes ostentan el poder ilegítimamente, tras surgir de
elecciones fraudulentas como en la República Dominicana.
¿Acaso los
gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana no han sido el resultado del
uso de los recursos del Estado y la confabulación de la Junta Central Electoral
para legitimar los fraudes electorales?
¿Acaso el PLD no
sigue tratando la Constitución como “un
pedazo de papel” que se puede arrugar y tirar a la basura o se puede planchar y
perfumar dependiendo de los intereses del oficialismo? ¿Respeta el PLD su
propia Constitución o la viola sistemáticamente? ¿Respeta el PLD las ideas y
los derechos de quienes no comparten su visión del Estado y del país? ¿No han
sido los gobiernos del PLD los más corruptos
y los que más han empeñado la soberanía de la nación con el
endeudamiento externo en toda su historia? ¿Acaso no es obvio que el PLD pretenda
perpetuarse en el poder a través de la corrupción, el control abusivo de los
poderes del Estado, de la prensa y de los órganos electorales con jueces
parciales?
¿Cómo hacerle
oposición “constructiva” a un gobierno corrupto, que no respeta su Constitución
ni sus leyes, que no escucha la voz del pueblo, que reprime las protestas, que
vulnera las instituciones, que reparte el Estado como un botín de guerra o como
una piñata, sin el menor escrúpulo? ¿Cómo hacerle oposición “constructiva”
a un gobierno depredador, demagogo,
ilegitimo e inmoral?
Desde su
fundación en 1973 hasta 1996 cuando el
PLD llegó al gobierno de la mano de su principal enemigo, Joaquín Balaguer,
hizo oposición destructiva teniendo al profesor Juan Bosch como su principal y
casi único vocero. (Recuerdo cuando el PLD le pidió a Balaguer la Corporación
Dominicana de Electricidad para resolver el problema de los apagones en seis
meses).
El PLD le negó
el triunfo al PRD en 1978. El PLD no le dejó pasar “una” a Don Antonio Guzmán
ni a Salvador Jorge Blanco. El PLD fue implacable con Hipólito Mejía aun
después de salir del poder en el 2004, montándole una campaña mediática para
destruirlo moralmente, cosa que no pudo.
Cuando ha estado
fuera del poder, el PLD ha sido
demoledor, ha hecho oposición “destructiva”, abusiva y despiadada.
Los partidos de
oposición tienen que jugar su rol; ellos constituyen una pieza clave en el
mantenimiento y fortalecimiento de la
democracia. Si no existiera la oposición, si no actuara como tal, el país
tendría una dictadura.
El único contrapeso político que tiene el país
es la oposición. Por lo tanto, tienen que continuar ejerciendo ese derecho y
luchar por la transparencia, por el respeto y cumplimiento de las leyes. Una
oposición “constructiva” no es
oposición, es complicidad, es contubernio, es una caricatura, es una
burla, es una manera de perder el
tiempo.
Si el Partido
Revolucionario Moderno (PRM) y los demás que integran la oposición quieren
llegar al poder tienen que enfrentar al PLD con todas sus fuerzas ganando las
calles, dándole a las masas el papel transformador y revolucionario. De lo
contrario en el 2020 PLD volverá a
cantarle ¡Bingo!
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