POR JOSE ANTONIO
MATOS PEÑA
En el día 22 de septiembre del 1998, el país y la
isla la Española, recibieron la desagradable visita del poderoso Huracán
“George”, huracán cuyos vientos del orden de los 200 kilómetros por hora,
levantó olas del mar superiores en ocasiones a los doce pie de altura, causó en
el país, al menos 250 muertes humanas, porque de otras, ni hablar, a quien
suscribe le arrebató la existencia de 120 unidades vacunas.
Este fenómeno, de
gran calibre, con categoría del orden de
de 3, visitó con secuela mortal
diferentes naciones, con un saldo de unas 600 muertes, poniendo la isla
Española la mayoría; varios países integran este martirologio, Estados Unidos,
Republica Dominicana y Haití, entre
otros.
Este huracán, que tomó nuestra republica por
sorpresa, por no admitirse con espacio de tiempo adecuado que llegaría a
nuestro territorio, causó grandes estragos en nuestro sur, recordamos,
que cuando se decidió desfogar (descargar) la presa de Sabana Yegua, ya las
lluvias torrenciales estaban en marcha, sumándose los caudales, a punto tal,
que se estimó que aguas abajo desde la presa referida, cursó un caudal
ascendente a los 10,300 metros cúbicos por segundo (diez mil trescientos).
Con
terror y muerte al paso de esta mole de aguas, objetos y sedimentos, pasó por las poblaciones de Mesopotamia (de la cual recibimos noticias
recientes de que el proyecto habitacional concebido e iniciado para el traslado, no se terminan, por falta de financiamiento y ajustes
presupuestales), Quijà Quieta, Vicente Noble, Tamayo y demás poblaciones del curso mortal, hasta llegar a la hoya del
lago Enriquillo, el cual en su momento tenía un nivel de los 44
metros por debajo del nivel del mar.
En este fenómeno natural empezó a cimentarse parte
de las condiciones para las inundaciones futuras, ocurridas
sobre todo del 2007 cuando arribaron a nuestro suelo las tormentas Noel y Olga,
que encontraron el sistema de derivación
de aguas por Canoa, los del famoso Caño Lucas en Cabral, más las pendientes del
curso del Yaque del Sur invertidas; estas inundaciones que se extendieron hasta
el año 2012, lograron subir el nivel del
lago Enriquillo en 23 metros, lo que bajó a 21 metros en su clímax, el nivel
con relación al nivel medio del mar, con
las consecuencias climáticas que hay que suponer a todo un entorno totalmente
entrado a otro régimen de circulación de vientos, cambios de humedades y más,
el hoyo de la hoya del lago Enriquillo se vio disminuido en su profundidad, en
23 metros, equivalentes a usted poner
en hilera ascendente, a 3.8 tubos de a 20 pie, es decir,
equivalentes a casi cuatro tubos.
Es la situación que se presentó en el
Enriquillo, que al día de hoy cuenta con una retirada en su nivel de alrededor
de 3.4 metros, lo que indica que al 22
de septiembre 2016, 18 años de
distancia, el descalabro ecológico en la
zona es enorme, por la secuela de las inundaciones, insolutas totalmente en cuanto a su remediación y por la
falta de protección, inversión en su gente y entorno, carente de protección efectiva.
Al día de hoy, 18 años después, como si la
naturaleza, el altísimo ò pura coincidencia,
una tromba, o al menos dos, de acuerdo a
lo que se cuenta o ve en las imágenes y videos de la zona oeste del lago
Enriquillo, frente al poblado antiguo de
Boca de Cachón, que no era necesario su traslado y gastos de más de mil
millones de pesos en un sistema de vida incompleto pudiéndose invertir esos
recursos en todo el entorno y poblado; una tromba de nubes, tierras y finalmente aguas, colmó el horizonte, de reordenamientos de nubes en lo alto,
similar a los escenarios de visitas extraterrestres exhibidos en el cine de
ciencias ficción.
El pánico llegó a la mayoría de los pobladores de la
zona comprendida entre los Ríos, postrer Ríos, Boca de Cachón, Jimanì y de más
poblados, imaginamos; en Jimanì, se anuncia granizada y en los medios electrónicos
de comunicación, constan, y una presunción nuestra desde hacen tres o cuatro
años, de presenciar un fenómeno así, se quedaron insatisfecha, ya que a pesar
de que frecuentamos la zona, al momento de la ocurrencia estábamos en una
reunión en Neiba de productores agropecuarios.
Una tromba, que puede ser marina, terrestre o
lacustre se genera por movimientos rápidos circulares de los cientos y nubes, que
se alimentan de los grandes calentamientos, y en esta región, al igual que el
país, el mes de septiembre ha resultado ser más caluroso que el de agosto,
tradicionalmente más cálido, fundamentalmente por sus largos períodos solares; sumado a esto las
depredaciones descritas anteriormente, deben llegarnos estas eventualidades.
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