domingo, 17 de abril de 2016

Revisemos todo


Por Abraham Pérez

Meditando en estos días he llegado a una conclusión y es: debemos revisar todo.  Si, revisemos todo en materia de medioambiente y recursos naturales, protección de áreas forestales y cuencas de Ríos y Arroyos. 

Revisemos la deforestación que actualmente ocurre en nuestras montañas, vemos que bajan camiones y camiones de madera cortada, sin un plan establecido de reforestación y cuidado de este preciado recurso natural.

Revisemos todo lo relacionado con los vertidos que realiza la Barrick gold y de cualquier otra minera.

Revisemos las emisiones a la atmosfera y los vertidos industriales en las márgenes de lagunas, Ríos y hacia el subsuelo a través de pozos.  Las plantas de tratamiento que sin tratar las aguas las arrojan directamente a fuentes pluviales.

Revisemos también esas viviendas individuales ubicadas en la franja del litoral Sur del País, desde Santo Domingo hasta Higuey que carecen de un sistema de alcantarillado que lleve esas aguas a plantas para su debido tratamiento, y vierten las mismas hacia los cuerpos de aguas subterráneos, contaminando los mismos.

Revisemos el parque vehicular de transporte público urbano e interurbano así como el de carga; con el propósito de sustituir esas chatarras que circulan por las vías y que aparte de afear el paisaje, dejan mucho que desear respecto a la seguridad de los pasajeros o la carga que transportan.

Revisemos el manejo de la recolección de los residuos sólidos en las ciudades, el cual no cumple con el verdadero objetivo de mantener una ciudad limpia de basuras.

Revisemos el por qué no se establece o se da seguimiento, de existir alguno, al control de plagas en las ciudades.

Revisemos y controlemos los animales callejeros, estos traen rabia, pulgas, garrapatas y otros parásitos; fuera del efecto negativo que crean en una ciudad cosmopolita.

Revisemos los altos ruidos que producen los vehículos de transporte público y pesado al sonar desaprensivamente las bocinas al transitar por las vías; y aquellos que circulan con esa música estruendosa.

Revisemos las vallas y letreros comerciales y políticos de manera que cumplan con una norma de medida y lugar de colocación que no afecte la visual natural del paisaje ya sea urbano o en las carreteras.

Revisemos los altos costos de los servicios de energía, teléfono, internet, cable y otros a fin de que el ciudadano reciba y pague equitativamente los mismos. Propugnemos por el internet  libre.

Revisemos las aseguradoras de salud, las cuales tienen acumulado una fortuna, producto de los aportes de los ciudadanos, sin embargo los servicios y los beneficios de los asegurados son pírricos.

Revisemos el sistema de salud y los hospitales, da pena y vergüenza que en ocasiones no haya una cama para un dominicano porque están ocupadas por haitianas parturientas que no pagan un centavo por los servicios recibidos.  Entre otras cosas, la escasez  de medicamentos, falta de equipos y material para que el personal pueda trabajar de manera segura y confiable.

Revisemos los precios de los combustibles, estos han sido los más bajos en los últimos diez años, sin embargo la ciudadanía se ha visto forzada a pagar precios exorbitantes por estos derivados del petróleo.

Revisemos las autoridades que tienen que ver con el desenvolvimiento del tránsito en el País, los AMET, estos en su mayoría carece del verdadero entrenamiento para lidiar con los ciudadanos en materia de transito o con el tráfico en sí, y la mayoría del tiempo arbitrariamente es que solucionan los problemas en las calles.

Revisemos el sistema judicial de nuestro País.  Ahí dejo este porque hay que desmantelarlo por completo y rehacerlo.

Revisemos la Policía Nacional por demostrar su alto nivel de incapacidad para mantener el orden y proteger al ciudadano como es el deber primordial de esta institución.  Por permitir que la delincuencia no solo permee en sus hombres de uniforme, sino también son cómplices de muchos de los delitos junto a los delincuentes que andan por las calles. 

Revisemos el motoconcho.  Es una forma de transporte informal,  no respeta ninguna ley,  no tienen documentos, placa ni seguro, que andan circulando temerariamente por las calles.  Andan por las vías en sentido contrario.  Busquemos una solución social a estas personas para que dejen este tipo de trabajo y se dediquen a algo más seguro y productivo.  De esta manera nuestras calles se verán más limpias y los conductores podrán guiar con más confianza.

Revisemos y revisemos.  De seguro que hay mucho más que revisar.  Por ahora lo dejo hasta ahí.

AUTOR: Abraham Pérez, MEng., Especialista en Medioambiente y Desastres Naturales.


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