Por Abraham Pérez
Meditando en estos días he llegado a una conclusión y es: debemos
revisar todo. Si, revisemos todo en
materia de medioambiente y recursos naturales, protección de áreas forestales y
cuencas de Ríos y Arroyos.
Revisemos la deforestación que actualmente ocurre en nuestras montañas,
vemos que bajan camiones y camiones de madera cortada, sin un plan establecido
de reforestación y cuidado de este preciado recurso natural.
Revisemos todo lo relacionado con los vertidos que realiza la Barrick
gold y de cualquier otra minera.
Revisemos las emisiones a la atmosfera y los vertidos industriales en
las márgenes de lagunas, Ríos y hacia el subsuelo a través de pozos. Las plantas de tratamiento que sin tratar las
aguas las arrojan directamente a fuentes pluviales.
Revisemos también esas viviendas individuales ubicadas en la franja del
litoral Sur del País, desde Santo Domingo hasta Higuey que carecen de un
sistema de alcantarillado que lleve esas aguas a plantas para su debido
tratamiento, y vierten las mismas hacia los cuerpos de aguas subterráneos,
contaminando los mismos.
Revisemos el parque vehicular de transporte público urbano e interurbano
así como el de carga; con el propósito de sustituir esas chatarras que circulan
por las vías y que aparte de afear el paisaje, dejan mucho que desear respecto
a la seguridad de los pasajeros o la carga que transportan.
Revisemos el manejo de la recolección de los residuos sólidos en las
ciudades, el cual no cumple con el verdadero objetivo de mantener una ciudad
limpia de basuras.
Revisemos el por qué no se establece o se da seguimiento, de existir
alguno, al control de plagas en las ciudades.
Revisemos y controlemos los animales callejeros, estos traen rabia,
pulgas, garrapatas y otros parásitos; fuera del efecto negativo que crean en
una ciudad cosmopolita.
Revisemos los altos ruidos que producen los vehículos de transporte
público y pesado al sonar desaprensivamente las bocinas al transitar por las
vías; y aquellos que circulan con esa música estruendosa.
Revisemos las vallas y letreros comerciales y políticos de manera que
cumplan con una norma de medida y lugar de colocación que no afecte la visual
natural del paisaje ya sea urbano o en las carreteras.
Revisemos los altos costos de los servicios de energía, teléfono,
internet, cable y otros a fin de que el ciudadano reciba y pague
equitativamente los mismos. Propugnemos por el internet libre.
Revisemos las aseguradoras de salud, las cuales tienen acumulado una
fortuna, producto de los aportes de los ciudadanos, sin embargo los servicios y
los beneficios de los asegurados son pírricos.
Revisemos el sistema de salud y los hospitales, da pena y vergüenza que
en ocasiones no haya una cama para un dominicano porque están ocupadas por
haitianas parturientas que no pagan un centavo por los servicios
recibidos. Entre otras cosas, la
escasez de medicamentos, falta de
equipos y material para que el personal pueda trabajar de manera segura y
confiable.
Revisemos los precios de los combustibles, estos han sido los más bajos
en los últimos diez años, sin embargo la ciudadanía se ha visto forzada a pagar
precios exorbitantes por estos derivados del petróleo.
Revisemos las autoridades que tienen que ver con el desenvolvimiento del
tránsito en el País, los AMET, estos en su mayoría carece del verdadero
entrenamiento para lidiar con los ciudadanos en materia de transito o con el
tráfico en sí, y la mayoría del tiempo arbitrariamente es que solucionan los
problemas en las calles.
Revisemos el sistema judicial de nuestro País. Ahí dejo este porque hay que desmantelarlo
por completo y rehacerlo.
Revisemos la Policía Nacional por demostrar su alto nivel de incapacidad
para mantener el orden y proteger al ciudadano como es el deber primordial de
esta institución. Por permitir que la
delincuencia no solo permee en sus hombres de uniforme, sino también son
cómplices de muchos de los delitos junto a los delincuentes que andan por las
calles.
Revisemos el motoconcho. Es una forma
de transporte informal, no respeta
ninguna ley, no tienen documentos, placa
ni seguro, que andan circulando temerariamente por las calles. Andan por las vías en sentido contrario. Busquemos una solución social a estas
personas para que dejen este tipo de trabajo y se dediquen a algo más seguro y
productivo. De esta manera nuestras
calles se verán más limpias y los conductores podrán guiar con más confianza.
Revisemos y revisemos. De seguro
que hay mucho más que revisar. Por ahora
lo dejo hasta ahí.
AUTOR: Abraham Pérez, MEng., Especialista en Medioambiente y Desastres
Naturales.
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