Por JUAN T H
“Después
del palo dao ni Dios lo quita”. Refrán popular.
El Partido de la
Liberación Dominicana (PLD) no ganó las elecciones del 2012, se las robó. Y lo
hizo sin pagar ninguna consecuencia.
Era necesario
entonces crear una crisis pots electoral que obligara al PLD a una negociación en aras de mantener la
paz social, exigiendo devolverle el
Partido Revolucionario Dominicano (PRD) a sus legítimos dueños, no a los
traidores encabezados por Miguel Vargas; una buena ley de partidos políticos,
otra de garantías electorales y una
elección de los integrantes de los órganos electorales escogiendo personas sin
vínculos partidarios y con solvencia ética y moral.
Pero Hipólito
Mejía, igual que Peña Gómez en ocasiones
anteriores, para evitar “un baño de sangre”, se entregó en aquel discurso memorable, pero
de triste recordación, del 30 de mayo del 2012, legitimando el robo de las
elecciones y del PRD, con sus brutales consecuencias en la vida política
nacional y en todas las instituciones estatales hoy en manos del gobierno junto
con los demás poderes fácticos incluyendo la prensa.
Hipólito demostró ser un demócrata verdadero, amante
de la paz, ignorando que sus intereses, a los que renunciaba, eran los
intereses del pueblo dominicano. Por el contrario, sus adversarios, jugaron con
cartas marcadas, con dados cargados y demás malas artes para mantenerse en el
poder. Hipólito jugó limpio, ellos no.
Con la
experiencia de robarse elecciones sin que pase nada, porque aquí nunca pasa
nada, el PLD está listo para repetir su hazaña.
Ya lo dijo la presidenta del Senado Cristina Lizardo: “La oposición no
tiene dinero” para ganar las elecciones. (El dinero es el que vota)La oposición
no tiene dinero para competir, tampoco cuenta con las instituciones del Estado
para que sean un factor determinante.
El PLD ha
debilitado la oposición corrompiendo a
sus dirigentes para gobernar sin mayores dificultades a pesar de sumergir la
nación en una crisis económica, ética y moral de consecuencias aún no valorada
por el pueblo.
El PLD no le
teme a la oposición porque la siente débil, moderada, inconsecuente y sin
determinación para actuar organizando mítines, movilizaciones, protestas y huelgas
cuando las circunstancias lo aconsejan.
Tengo casi dos
años insistiendo en que las elecciones venideras deben ser abortadas con la
lucha popular a menos que el propio PLD ofrezca las garantías necesarias
aprobando una buena ley de partidos y garantías electorales, destituir a todos
los jueces electorales, principalmente los del Tribunal Superior Electoral que
han emitido decenas de sentencias y resoluciones a favor del oficialismo. El
TSE es un comité de base del PLD. Los hechos no mienten.
Si el PRM, la
Convergencia, Alianza País, Opción Democrática y demásopositores no forman un
bloque exigiendo esas conquistas, advirtiendo que de lo contrario se abstendrán
de participar en los comicios, Dañino
Medina se mantendrá en el poder no importa cuántos tiburones podridos
tengan que comerse, ni cuantos zafacones deba utilizar para echar los
principios que aún le quedan, si es que le queda alguno.
No tiene sentido
acudir a unas elecciones que desde ya están decididas, no por el voto popular,
sino por el fraude y el uso de los recursos del Estado, como ya se está viendo
en todo el territorio nacional.
Ir a las
elecciones en las condiciones actualesno tiene sentido, es acudir a un matadero
electoral, es hacerle el juego al PLD, es, en definitiva, legitimar la compra o
el robo de las elecciones, que es lo mismo y es igual para ellos, que no tienen
escrúpulos.
No olvidemos
que, “después del palo dao, ni Dios lo quita”.
¡Evitemos que la
historia se repita, ahora como tragedia!
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