Por JUAN T H
Al presidente
Danilo Medina le está saliendo “el tiro por la culata” cada vez que intenta
dispararle al candidato opositor Luís Abinader, a quién no puede acusar de
corrupto, desleal, tránsfuga, mentiroso, demagogo, infiel, narcotraficante, ladrón, mercenario, déspota, arrogante,
petulante, negociante de la política, ni asesino.
Para Danilo y el
grupo que lo asesora le resulta pues muy cuesta arriba diseñar una campaña
negativa o sucia contra un hombre limpio a no ser que caigan en la
deshonestidad, la mentira, la calumnia vulgar y la vil difamación, cosa que no
dudo que algún momento hagan, dada la desesperación que están mostrando.
Desde que las
encuestas, las que no se publican ni se
promocionan, comenzaron a marcar una tendencia progresiva a la baja del
candidato oficialista y un avance vertiginoso del candidato del Partido
Revolucionario Moderno y la Convergencia, el gobierno ha dispuesto investigaciones
diversas en las instituciones del Estado, incluyendo los organismos de
seguridad del Estado, hasta que encuentren “lo que sea” para montar una campaña
mediática en contra del aspirante a la presidencia.
Buscaron evasión
de impuestos. Nada.
Buscaron consumo
de alcohol o cualquier droga. Nada.
Buscaron juego
de azar en casinos o cualquier otro lugar. Nada.
Buscaron
contrabando. Nada.
Buscaron “hijos
de la calle”. Nada.
Buscaron
“segunda base”. Nada.
Más de un asesor
de marketing político ha sugerido “armarle un expediente” pero no aparecieron los
elementos que pudieran hacerlo creíble.
¿Para qué le
pagamos tanto dinero a los comunicadores? Preguntó un asesor.
No olvidemos la
tesis maquiavélica “difama, difama que algo queda” sobre todo cuando uno tiene
en sus manos tantos medios de comunicación y tantos periodistas y comunicadores
en nómina, gritó otro.
El punto es que
al candidato opositor no le pueden llamar loco, porque no es loco, no le pueden
decir analfabeto, ni bruto porque ha estudiado tanto o más que sus adversarios
logrando títulos que nadie puede cuestionar; no lo pueden acusar de ladrón
porque no ha robado nada. No ha sido ni regidor. Es decir, no ha manejado un
peso del presupuesto nacional. Los bienes de su familia nadie, en 50 años, los
ha cuestionado. Y hacerlo ahora sería ridículo.
El caso de la
fábrica de Cementos Santo Domingo es una metida más de pata del gobierno; un abuso de poder, una agresión que terminará
revertiéndose en contra del candidato reeleccionista por la indignación
popular.
El grupo que
patrocina y estimula la reelección del presidente Danilo Medina ha comenzado a
dar muestras de preocupación y nerviosismo por el rumbo que poco a poco va
tomando la campaña electoral cuando faltan poco más de cinco meses.
Danilo baja, se
debilita y se desacredita. Luís Abinader sube, crece y se fortalece. Se perfila
como el próximo presidente de la República, razón de sobra para cuidar su
integridad física. Danilo y su grupo no están preparados para dejar el
gobierno. Harán lo que sea para no desalojar el Palacio Nacional porque saben
lo que les espera...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .