Por
JUAN T H
Cuando
el presidente Danilo Medina dijo que defendería las “visitas sorpresas”
(programa de campaña reeleccionista con los recursos del Estado desde el inicio
de su gobierno) con “uñas y con dientes”, juro que me alegré mucho.
¡Por
fin escuchará la voz de la oposición!, grité de júbilo.
Busqué
los periódicos del día siguiente para ver los decretos sustituyendo a los ministros
y directores de las instituciones responsables de darle continuidad y
cumplimiento a la palabra empeñada. Pensé –que ingenuo soy- que los primeros en
ser cancelados serían el de la Presidencia, Obras Públicas y Agricultura, entre
otros por no realizar las obras ni entregar los recursos prometidos.
Pero
no, el Presidente Danilo no canceló a nadie. Lo de “uñas y dientes” fue una
expresión política para que la prensa –principal sostén de su campaña
mediática- lo publicara en primera plana, como ocurrió.
Si el
presidente no les estuviera tomando el pelo a los pobres campesinos, si de
verdad le importaran los que labran la tierra, el campo no estaría abandonado
como está y los alimentos no estuvieran por las nubes de caros, como están, con
plátanos a más de 20 pesos la unidad.
Las
visitas “sorpresas”, que según el propio Danilo Medina no son espontáneas, sino
debidamente planificadas, constituyen un
fraude; una manera de hacer campaña electoral aprovechando la miseria de los
campesinos y la quiebra de los pequeños productores.
El
director del Frente Agropecuario del Partido Revolucionario Moderno, Leonardo
Faña, junto a un grupo de profesionales
realizó un estudio detallado, serio, donde demostró que el Presidente
Danilo, en el Sur, solo cumplió un 18% de las promesas realizadas en todos sus
recorridos, lo cual alarmó a toda la población, incluyendo buena parte de la
opinión pública.
Faña,
que es un hombre del campo, trabajador, honesto y valiente, entregó los
resultados de la investigación a todos los medios de comunicación. Incluso fue
al Palacio Nacional donde depositó copia para que el propio Danilo se percatara
de la verdad.
Ahora
Faña y el PRM dicen que ya han concluido los estudios en las regiones Este y
Norte para terminar con todos los viajes presidenciales. Y me dice el ingeniero
Faña que el país quedará sorprendido cuando vea todas las mentiras y falsedades
que se esconden tras las denominadas “visitas sorpresas” de Danilo.
Significa
pues, que no es del PRM y de su candidato presidencial Luis Abinader que Danilo
tiene que defender con “uñas y dientes”, incluso con fusiles y tanques de
guerra, si lo prefiere, es de su gobierno, de sus ministros y viceministros que
los acompañan en los viajes y luego desaparecen. No vuelven más. Se burlan de
la gente.
Danilo
debería agradecerle al PRM, en las personas de Leonardo Faña, Hipólito Mejía y
Luís Abinader, el favor que le han hecho denunciando el incumplimiento de las
promesas durante las visitas “sorpresas”. Y acto seguido proceder con las
cancelaciones de sus funcionarios. Así limpiaría un poco su imagen, culparía a
los demás, como suelen hacer los presidentes demagogos.
Las
“visitas sorpresas” solo pueden producirse en un país sin instituciones y sin
leyes como el nuestro. Ese hombre anda burlándose de la gente, distribuyendo el
dinero público como si fuera suyo, presentándose como un Dios, regalando lo que
es de todos. El Estado como patrimonio de un hombre que intenta perpetuarse en
el poder. El Estado como factor determinante en un proceso electoral, algo
insólito en cualquier otro país del mundo.
Las
“visitas sorpresas” constituyen un abuso de poder, una ofensa al derecho, a la
transparencia, la equidad y la democracia. La oposición debería oponerse a
ellas “con uñas y dientes”.
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