Por Melvin Mañón
No importa lo que digamos tratando de enderezar este gobierno del PLD más
sordo que su predecesor y tan indigno como aquel, el estupro ciudadano se
consuma cada día y múltiples veces dentro de una misma jornada.
No importa quién sea asesinado en medio del clima de inseguridad general de
un gobierno que ni siquiera la integridad física del ciudadano puede
garantizar. En ese mismo gobierno, el jefe no dice nada y los subalternos
niegan la ocurrencia de los hechos que su misma prensa publica. Uno dice que el
crimen rampante es una “percepción” el otro insignificante se burla de nosotros
diciendo que es de noche cuando el sol del mediodía quema y obliga a usar
sombrillas. Una muchacha asesinada para robarle por tres policías y no pasa
nada y salen muchos a reclamarle al gobierno que haga algo, que ponga orden,
que de seguridades, que se haga justicia y ellos, en ese gobierno no se ríen
del reclamo, simplemente lo ignoran.
El sector agropecuario publica cifras y evidencias mostrando el fraude de
la “visitas sorpresas” a los agricultores y hace un recuento de las falsas
promesas, de los incumplimientos y de las mentiras. Todo el mundo lo ve y lo
sabe pero el poder prosigue impertérrito y opta por no darse por enterado.
La sociedad civil le reclama a la Junta Central Electoral apego y respeto a
la ley en vista del manejo arbitrario de las solicitudes de reconocimiento
de Alianza País y de Opción Democrática y se la previene, por boca de numerosos
profesionales y especialistas en materia electoral, que semejante manejo
del tema electoral por parte de la autoridad deslegitima de antemano los
comicios del año entrantepero de nuevo, nada cambia.
La oposición política reclama transparentar los impuestos ilegales a los
combustibles que se han convertido en una importante fuente de
financiamiento del gobierno y este ni transparenta, ni explica, ni resuelve ni
se da por aludido ratificando un desprecio a la opinión pública que
se ha hecho pan nuestro de cada día.
El reclamo para
detener, esclarecer o de cualquier manera explicar por cuales razones se
instalan plantas eléctricas en Baní a un costo más del doble de lo
presupuestado por otros competidores, en un lugar cuestionado por razones
ambientales y en tierras cuya propiedad ni siquiera ha sido deslindada y
separada de quienes tienen intereses en el sector eléctrico es ignorado y las
denuncias que desde Brasil implican a la gente de ODEBRECHT en numerosos casos
de fraude, sobrevaluaciones, soborno y corrupción de funcionarios no le merece
a las autoridades dominicanas ni un encoger de hombros.
Se pueden llenar páginas enteras haciendo el recuento de los fraudes
en salud pública, en educación, en obras públicas, en el banco central, las
fuerzas armadas. En todas partes, absolutamente en todas partes, las cosas
andan de mal a peor. En todas partes hay gente inconforme, algunos protestan
por calles, escuelas, pavimentado, agua, recogida basura, reclamo de energía
eléctrica, drenaje sanitario etc. etc. etc. pero la gran mayoría de la gente
espera por las elecciones en la creencia de que, la legalidad es la legalidad y
que si este gobierno es malo, debemos derrotarlo en las elecciones del año
próximo.
Yo sigo empeñado en ayudar y respaldar cualquier opción
de oposición que me parezca sincera, bien intencionada y preferiblemente
competente. Sin embargo, cada día creo menos en mayo del 2016 y creo, veo
venir, y veo acontecer que mucha gente, más de la que uno mismo se imagina, se
está dando cuenta de que, no obstante todo
lo que hemos hecho y estamos haciendo para destronar al PLD por las buenas, al
final, estos carajos nos van a obligar a sacarlos a la mala.
A menos que uno sea loco o enajenado nadie sale a
buscar pleito por gusto. Todo el mundo trata de hacer y lograr las cosas en
forma pacífica, institucional. Pero, para que esa conducta funcione, hace falta
que las dos partes estén comprometidas con el proceso y con la misma solución
pacífica. El gobierno del PLD viene demostrándole a todo el país y no solamente
ahora, sino desde 2004 que ellos hacen todo lo que se le viene en gana, siempre
en su provecho y que no importan las denuncias ni las evidencias.
El PLD ha
demostrado que se atreve a hacer en contra nuestra todo aquello que nosotros no
seamos capaces de impedirle y hasta ahora, nosotros no hemos tratado de
impedirle nada realmente importante porque hemos creído y seguimos creyendo que
debe haber un mínimo de sensatez y respeto de su parte para que el país no se
hunda en la inestabilidad y el caos político.
Pero resulta que ya estamos hundidos hace rato y la
estabilidad política en el país no la mantiene un desempeño satisfactorio sino
el nivel de endeudamiento de cada familia con la ilusión de su propia
prosperidad y bienestar material.
Por lo tanto, dos cosas quedan claras: una que al PLD
hay que obligarlo a respetarnos y otra que la única manera de
hacerlo es el empoderamiento popular, parándole el país cuantas veces haga
falta y asumiendo las consecuencias.
Ahora bien, no lograremos parar el país hasta que la misma ciudadanía no se
convenza de que no hay otra manera de proceder. Entonces, mientras más inútil e
irrelevante se revela la denuncia, más pronto nos acercamos a la confrontación
que hemos tratado de evitar. Esta sociedad, este país nuestro seguirá
denunciando y reclamando por las buenas, la indignación seguirá creciendo y los
aprestos electorales seguirán su curso pero al final vamos a terminar haciendo
lo que desde el principio hemos tratado de evitar.
No sé cómo, ni cuándo ni con quien al frente, pero toda la evidencia indica
que así será. Cuando la insensatez y la arrogancia se dan cita en el poder
los subyugados terminan actuando por su propia cuenta. El destino del PLD y de
este gobierno, de alguna manera seguirá el destino de Sánchez de Losada en
Bolivia, de Lucio Gutiérrez en Ecuador, de Otto Pérez Molina en Guatemala. No
importa cuán corrompidos y envilecidos estemos como sociedad civil y política y
yo sé que el PLD lo fomenta como ejemplo y cuenta con eso. Al final,
esto termina a rabazo limpio.
La oposición y sus dirigentes quieren llevarnos a elecciones. La conducta
del gobierno nos empuja al paro, la movilización y el empoderamiento popular.
Si los líderes de hoy no están a la altura, el proceso engendrará otros.
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