POR ELVI PAREDES
Ni la
designación de un nuevo jefe de la Policía Nacional, ni la orden para que
patrullas mixtas de las Fuerzas Armadas vigilen nuestras calles y avenidas,
tendrán ningún efecto positivo, en la disminución de la violencia y la
delincuencia en la Republica Dominicana.
Ya otras veces
se ha tomado esa decisión, con nombres estrambóticos y sonoros, como Plan Centella, Guaraguao y Grupo de
Acción Rápida, (más recientemente), los que al pasar de los meses quedan en el
olvido, siendo retirados los miembros de las Fuerzas Armadas
que al final del hecho, no hacían más que pararse en una esquina y cherchar
entre ellos, o con los transeúntes que le cruzan por el lado.
No son medidas
populistas e improvisadas las que necesita la sociedad dominicana, para
enfrentar una situación de violencia e inseguridad que hace mucho tiempo se les
fue de las manos a nuestras autoridades.
Recuerdo que en
la elaboración de mi tesis de grado de derecho,
en uno de los puntos establecidos, y que versara sobre Seguridad
Ciudadana, señalaba que la violencia no se enfrenta con medidas coyunturales,
improvisadas o cosméticas, sino que van másallá
de simples cambios de personas o de lanzar miembros de nuestras Fuerzas Armadas
a las calles, cuando deberían estar en la frontera.
Señale en mi
sustentación de tesis de grado, que la violencia está muy ligada a las
condiciones socioeconómicas que afecta a los sectores más vulnerables de la
sociedad dominicana, así como a la
estructura arcaica y corrupta que sustenta el funcionamiento de la Policía
Nacional.
Es por ello, que
entre mis recomendaciones, establezco una reforma integral de la Policía
Nacional, que ponga en su verdadera perspectiva, sus estructuras,
funciones y objetivos.
Sostengo además,
que se debe cambiar el organigrama del Consejo Superior de la Policía,
estableciendo los ejes que debe dirigir dicho organismo, y que nunca deben
estar bajo la dirección del Jefe de la Policía o Director Policial de turno
como sugiero que se llame.
Explico en mis
recomendaciones externadas en mi tesis de grado, que ´´en ausencia del Ministro
de Interior y Policía, quien debe presidir el Consejo Superior Policial es el
Procurador General de la Republica, o quien este designe.
Pero armas, sugiero
que las estructuras administrativas que tiene la Policía Nacional, y que
manejan los recursos y fondos de dicha institución, deben ser supervisados y
dirigidos por una estructura designada por el Ministerio de Interior y Policía,
de común acuerdo con la Procuraduría General de la Republica, y sometido a auditorías
externas.
En mis investigaciones
para sustentar mi tesis de grado, que versa sobre Seguridad Ciudadana, señalo
la necesidad de establecer un salario mínimo de 700 dólares, un bono
habitacional para los miembros de la Policía Nacional, que le permita comprar o
construir su casa, o en otro caso, que el gobierno incluya a aquellos miembros
de la Policía que tengan un periodo mínimo de 4 años, sin faltas graves en el
desempeño de sus funciones, para otorgarles una vivienda decente.
Otra
recomendación establecida en mi tesis de grado de Derecho es la que señala que
se lleve a cabo una real política anti criminal que prevenga los actos
delincuenciales, en el acto.
O sea,
establecer la vigilancia por cuadrante, aunque no necesariamente como se
realiza en Bogotá.
Me refiero más
específicamente a una policía comunitaria, a una policía que comparta con los
ciudadanos, a una policía que conozca al barrio que resguarda, a una policía
que pueda instruir a los ciudadanos de su cuadrante, en acciones de defensa
personal, conocimiento del delincuente, como conocer si su hijo consume o no
algún tipo de drogas, como saber si su hijo está involucrado en alguna
pandilla, o si es obligado a involucrarse en una.
Me refiero en
mis recomendaciones de tesis, a crear una policía que inspire confianza en los
ciudadanos que resguarda, NO una policía que inspire desconfianza y temor.
Es por ello, que
afirmo que las recientes medidas tomadas por el Presidente Danilo Medina, SON
INUTILES y no pasaran de ser un mero discurso desesperado e impotente, ante la
dura realidad de tener un tejido social que promueve la violencia y la
delincuencia, y una estructura policial que no responde a la realidad actual y
los requerimientos de la sociedad dominicana del presente, y el futuro.
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