Por Adolfo Pérez De
León
La sociedad
dominicana tiene una gran deuda social. Desde hace décadas hemos tenido
pendiente la construcción de una alternativa política que ponga en su centro al
ser humano. Por allá por los años 90, el Doctor José Francisco Peña Gómez
encabezó una apuesta denominada Acuerdo de Santo Domingo.
Desde esta
plataforma política se sacudieron los resortes de la conciencia nacional
mediante el denominado Programa de Gobierno Compartido [JN1].
Ese gran compendio de propuestas de conquistas sociales, que recorrió el país
entero sembrando esperanza de la mano del moreno más popular de todos los
tiempos, contenía en su seno la promesa de un país distinto.
En el mismo la mujer
y los jóvenes jugaban un papel esencial. La imposibilidad de materializar
aquellos logros fue el fruto de las fuerzas conservadoras y su imposición de un
modelo neoliberal que dividió a nuestro país y desarticuló las posibilidades de
mejoría. Las mujeres y los jóvenes como sectores vulnerables en una sociedad
excluyente y dirigida por políticos indolentes, necesitan de la mano de un
Estado que los ponga en el centro.
El Estado Social y
Democrático de Derecho del que habla nuestra Carta Magna es una quimera muy
lejana. Porque su desarrollo requiere mucho más que discursos agradables y
compromisos de boca. La sociedad dominicana tiene un gran compromiso con las
mujeres, que enfrentan un mal poderosísimo: el machismo que las condena e
indispone. La cultura imperante, que hace pensar al hombre que es más que la
mujer, que dispone un rol para madres, hijas y hermanas que no tiene nada que
ver con su dignidad, es un gran reto a superar.
Se trata de la
necesidad de políticas realmente inclusivas que dispongan las líneas de la igualdad
real entre hombres y mujeres. No bastan las cuotas de participación femenina,
que de por sí son insuficientes. No basta que líderes y leyes hablen de la
mujer. Todos los días la cultura machista cobra víctimas mortales, pero también
condena día tras día a la mujer a servir al hombre que, como un rey, se sienta
en un sillón a esperar a su esclava doméstica.
Contra eso, contra
la desconsideración de siglos que sufren las mujeres, viene a luchar un
gobierno de Luis Abinader. Pero no lo hará desde el fanatismo que contrapone al
hombre y la mujer, sino desde el ánimo de justicia y equidad que las iguala con
nosotros. La mujer tiene derecho a ser tratada como lo que es, un ser humano
digno y en plenitud de derechos. Y sus reclamos deben ser atendidos y su voluntad
impulsada.
Cada vez son más las
mujeres que sobresalen por su capacidad, inteligencia y trabajo. Y cada día
hace más falta que le repongamos sus derechos en esta sociedad que tanto ha
ignorado sus gritos y lágrimas. En el PRM queremos que sea la propia mujer la
que encuentre su espacio real en la sociedad y por eso contamos con tantas
mujeres y tantos hombres listos para dar lo mejor de sí en procura de una mejor
vida para todos y todas.
La juventud es otro
sector banalizado por la política indolente que abandona a su principal fuente
y razón de ser. El compromiso del PRM, de su esencia, con esa juventud que pide
a gritos un mejor mañana, un horizonte que haga posible materializar sus
deseos.
Una juventud
olvidada y con los sueños rotos que ya comienza a hacer contacto con nuestra
propuesta y empieza a ver cristalizadas las posibilidades de una propuesta
política. El Partido Revolucionario Moderno debe avocarse a una verdadera
alianza con los jóvenes, un compromiso que permita que la acción política gire
en torno a ellos.
El plan es poder
fomentar mayor cercanía entre los jóvenes, mayores condiciones a través de los
espacios que la juventud ha escogido como suyos. El gobierno de Luis Abinader
pondrá la atención en los jóvenes con respuestas reales a sus necesidades,
integrándoles, entendiendo sus realidades, creciendo con diversidad y
ofreciendo oportunidad para el desarrollo de sus capacidades y habilidades para
construir su propia vida.
Las políticas de
juventud del compañero Luis, deben ser definidas e implementadas y sobretodo
fiscalizadas por la juventud. La propuesta política de Luis Abinader requiere y
empuja por la participación activa y efectiva de los jóvenes dominicanos, en
constante adaptación y con la capacidad para estos autogestionar de manera
creativa sus necesidades. Más poder para los jóvenes.
Luis Abinader es un
hombre joven.
Es la apuesta más
genuina, fresca y moderna con que cuenta el país. Ya basta de utilizar a los
jóvenes como excusa para robustecer un ministerio que gasta y sirve para
mantener empleos inoperantes. Queremos y necesitamos políticas reales y
efectivamente eficientes para la juventud. Ya basta de utilizar a los jóvenes
en el bandereo y para ser utilitarios de las causas políticas que luego
llevarán al poder a personas desentendidas del presente y del futuro.
Gobernarán los jóvenes. Gobernarán las mujeres. Gobernará el pueblo dominicano.
Las derrotas que han
sufrido tanto mujeres como jóvenes suponen un compromiso a corregir que el
compañero Luis Abinader y este equipo político, su candidatura y el Partido
vamos a saber lograr. El país no puede seguir dando la espalda a su gente. Los
sectores vulnerables deben sentirse representados, deben encontrar su voz en
esta apuesta y esta apuesta está lista para lograrlo.
Por Adolfo Pérez de León, ingeniero industrial y
vicepresidente nacional del PRM.
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