Por Antonio Espinal
Nunca antes me interesé por meterme
en actividades políticas. Sí confieso que tuve simpatías por líderes como José
Francisco Peña Gómez, quien me definía como su amigo y compueblano, porque
ambos éramos de Mao-Valverde. Tuve simpatías por el profesor Juan Bosch, con
quien aparezco en una fotografía tomando champaña en su casa, junto a mis
grandes amigos y colegas Orlando Martínez, Ramón Reyes y Bonaparte Gautreaux
Piñeyro. Y tuve mucha antipatía por el Presidente Joaquín Balaguer, porque fue
un dictador encubierto y recibí golpes y amenazas durante su gobierno.
Mi deseo de mantenerme alejado de la
política cambió un año después de que conocí en Pensilvania a Margarito Carlos
De León, un empresario que me llevó a su almacén con varios pisos repletos de
ropas y no sólo se me puso a las órdenes, sino que me dijo con sinceridad,
"puedes llevarte todo lo que quieras o te guste". No me llevé nada
físico, sino una buena impresión de un gran amigo que luego me convenció para
que me metiera en la campaña del Lic. Luis Abinader, aspirante a la Presidencia
de la República por el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Empecé en septiembre pasado a
colaborar con las aspiraciones de Abinader y fue en enero de este año que me
integré oficialmente al proyecto como Director de Comunicaciones en Ultramar,
que es como definen a Estados Unidos, América Latina, incluyendo Puerto Rico, y
Europa. No fue por indecisión que no comencé antes, sino porque no había tenido
una conversación directa con el candidato para el cual trabajaría.
¿Por qué me integré a la campaña de
Luis Abinader? La respuesta sencilla es: Porque la República Dominicana
necesita con urgencia que se produzca un cambio y Luis es el candidato idóneo
para unir la oposición y conseguir ese cambio en las elecciones del 2016.
Sufrimos una corrupción gubernamental incontrolable. Los pobres se han hecho
más pobres y los ricos más ricos. Los crímenes y la impunidad son el pan
nuestro de cada día. A la Justicia se le rompió el péndulo y se le quitó la
venda de los ojos para que vea sólo a los peledeístas. Y la Educación fue
enviada de vacaciones. Hay muchos más etcéteras que tendrían que tratarse en
otros artículos. Reitero que para todos esos problemas hay una solución viable:
Luis.
Las manifestaciones multitudinarias
que acompañan los viajes de Luís confirman que el pueblo lo quiere y le dará su
apoyo en las elecciones de mayo 2016. ¿Qué está frenando ese proceso? La
decisión de Hipólito Mejía de participar en una costosa convención que se
tragaría energías y una gran parte de recursos económicos que serían mejor
aprovechados en la contienda política para derrotar al Partido de la Liberación
Dominicana (PLD).
Hipólito no va a ganar esa
convención de ninguna manera y mucho menos unas elecciones generales. Todas las
encuestas lo confirman y sus propios seguidores, con excepción de un grupito
que le rodea que lo empuja a una derrota innecesaria, están de acuerdo con que
no se celebre convención y se proponga a Luis Abinader como candidato del
PRM.
Entonces, Hipólito tiene que pensar
en qué realmente le conviene: Si continuar buscando destruir a Luis Abinader
como candidato viable del PRM, y en el proceso pasar a la historia con su
famoso lema de que “si no voy no va nadie” o como han sostenido sus seguidores
cuerdos de que “se case con la gloria” y apoye a Luis, para que quede escrito
que fue el padrino del cambio que quieren todos los dominicanos. Hasta me gusta
el nuevo lema de “Llegó el Padrino”. Sé que Hipólito es muy astuto y aceptará
impulsar a su sobrino político.
Volviendo al tema de mi amigo
Margarito, ahora entiendo sobre la confianza que le tiene Luís, quien ha puesto
en manos de éste todo el engranaje de Ultramar, porque sabe que tiene la
capacidad y las habilidades de aglutinar líderes y mantener en ellos el
entusiasmo y dinamismo que se requiere para que realicen una labor
efectiva.
La forma inteligente como Margarito
organiza las fuerzas políticas en Utramar, me recuerda una frase de la obra El
arte de la guerra, de Sun Tzu: "En líneas generales, dirigir a muchas
personas es como dirigir a unas pocas. Todo se basa en la organización".
Y otra frase de Sun Tzu: "El
general abarca las virtudes de sabiduría, sinceridad, humanidad, coraje y el
ser estricto". En el arte de la guerra política dominicana, Luis Abinader
tiene en Margarito a un gran general de batalla. Y en el proceso, quiero que
también Luís tenga presente que soy su soldado, que está dispuesto a dispuesto a luchar hasta el final, para que a partir de mayo de
2016 él sea el Presidente de todos los dominicanos.
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