Por Claudio A.
Caamaño Vélez
La brisa soplaba
mar tierra, las olas golpeaban con fuerza los arrecifes, y las plantas movían
sus hojas acariciadas por el viento. Desde la sexta planta de la Suprema Corte
de Justicia se apreciaba un bello día. En la sala de audiencias el juez leía
los justificativos de una sentencia injustificable: no ha lugar al proceso
penal contra el senador Félix Bautista.
Todo un circo
montado para estrujarnos en la cara la realidad de que pueden hacer con este
país lo que les dé la gana. Que ellos son los dueños del país y que nosotros
somos un montón de materia fecal.
Esa nefasta
decisión era algo que se veía venir, cuando el árbitro es tu cómplice no es muy
difícil ganar el juego. Miembros del mismo partido, de la misma corporación de
mafiosos, de una organización que obliga a la obediencia y a actuar como
borregos de su Comité Político.
Por esa razón,
cuando estaba ahí, fuera de esa sala de audiencias, no pensaba tanto en la
aberrante sentencia que estaba dictando el juez; lo que realmente me preocupaba
era la reacción de nuestro pueblo.
La justicia, a
través del Juez Moscoso Segarra, ha institucionalizado el robo al Estado, eso
era un asunto que la población no podía controlar. Ahora está por verse si
nuestra sociedad validará la corrupción y la impunidad, eso sí depende
enteramente de nosotros.
Si nos quedamos
callados y de brazos cruzados entonces no merecemos llamarnos dominicanos, ni
cristianos, ni siquiera seres humanos, pues nos habremos comportado como
bestias que se dejan arrear al matadero. La indiferencia no debe tener lugar en
este momento, la gota que rebosó la copa ya terminó de caer.
Hemos comprobado
como en este país todos los poderes del Estado están controlados por el mismo
grupo, y esa es la definición teórica de la dictadura. Mucha sangre que nos ha
costado la democracia y la libertad para que nos la dejemos arrebatar por un
grupo de inmorales que no les importa nada más que sus privilegios.
No nos quedemos
sentados maldiciendo desde nuestra zona de confort, salgamos a las calles,
usemos las redes sociales, colguemos paños negros en nuestras ventanas, hagamos
lo que sea, pero hagámoslo, que sepan esos perversos que la conciencia del
pueblo estaba dormida pero que aun no ha muerto, y que ya está despertando.
Como dijo ayer
Huchi Lora en su cuenta de twitter: “Los
dominicanos podemos tomar la decisión de acabar para siempre la era del robo y
la impunidad”, agregando: “Solo
puede atarnos nuestra propia soga. Rompa la suya. Verá que no es difícil”.
Tomemos esa decisión ahora ¡Adelante!

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .