Por JUAN T H
Las encuestas
suelen ser un instrumento científico de trabajo para los gobiernos, los
dirigentes políticos, candidatos, empresas, medios de comunicación, etc., para
ver que están bien y que están mal, cuál es su posicionamiento en el mercado. Una
encuesta es algo así como una fotografía del momento. No más. Por eso hay que
realizarlas cada cierto tiempo.
En algunos
países, incluyendo el nuestro, las encuestas se utilizan para variar o afianzar
determinada percepción, para engañar al ciudadano con mentiras y falsedades
procurando colocar a un político más alto o más bajo de lo que en realidad
está. Todo depende de quién ordene o pague el sondeo. Para evitar eso en muchos
países, por ley, está prohibido la publicación de encuestas semanas, incluso
meses antes de las elecciones.
Leonel Fernández
tiene su propia firma encuestadora que periódicamente ofrece datos que
indefectiblemente lo colocan en óptimas condiciones. “Si las elecciones fueran
hoy, Leonel Fernández gana con 55.9% votos”, dice el título del periódico.
Esa
misma“encuestadora” no puede ocultar que el 67% de los electores favorece la
modificación Constitucional para que
Danilo Medina pueda reelegirse, lo cual significa que si eso ocurriera
Leonel no tendrían ninguna oportunidad.
Ahora bien, el
hecho es que la modificación de la Carta Magna depende en gran medida del
propio Leonel Fernández y de su principal socio el presidente del PRD Miguel
Vargas por la cantidad de senadores y diputados bajo el control de ambos.
Descartada la
reelección, entonces, según el análisis, Leonel es una línea para el 2016. No
le gana nadie. Pero esa no es la verdad. “Mentira del diablo”, como dice la
gente. Lo cierto es que Leonel Fernández es el político con la más alta tasa de
rechazo; el más criticado, repudiado y odiado, incluso dentro del partido que
preside a pesar de haberlo corrompido, como corrompió el país.
Leonel es uno de
los aspirantes a la presidencia de la República con menos posibilidades de
ganar las elecciones, no importa cuánto dinero tenga almacenado en sus
alcancías, algunas de las cuales están siendo procesadas en los tribunales por
corrupción y lavado de activo. Tiene demasiados
factores en su contra, como se verá más adelante.
Ahora bien, si
por manos del diablo, por uno de esos absurdos de la vida y de la
historia, por un fraude colosal, por un
golpe de Estado o por la razón o el motivo que fuera, Leonel volviera a la presidente de
la República, la gente trabajadora, honesta, decente, sin vicio de ninguna
índole; la gente que quiere lo mejor para sí mismo, para sus hijos y para el
país, la gente honorable, con dos dedos de frente, tendrá que irse de aquí, de
cualquier manera y por cualquier vía.
Estoy convencido
de que si por desgracia Leonel llegara al Palacio Nacional las mafias volverán
con más fuerza para terminar de quebrar al sector productivo, que los puntos de
drogas volverán a multiplicarse por cien, que la delincuencia no se detendrá en
ningún lugar, que la corrupción no se detendrá en la puerta de ningún despacho,
que el crimen organizado no tendrán control; en fin, que nadie estará seguro en
ningún lugar.
Si Leonel vuelve
a la presidente de la República, como ya estoy viejo para esos trotes, tendré
que esperar la muerte en este país de mierda, pero le recomiendo a mis hijos, jóvenes aún, que se
vayan bien lejos, tan lejos como puedan, con visa o sin visa, en yola o nadando, porque el futuro, si
existiera, sería muy sombrío y peligroso.
Soy ateo, pero
rezare de rodillas todos los días para que Leonel no pase ni cerca del Palacio
de Gobierno.¡Amén!
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