Por Hecmilio
Galván
Desde
hace un año, la Asociación Dominicana de Controladores Aéreos (ADCA), con más
de 30 años al servicios de sus afiliados y más de 300 socios, mantiene un
conflicto, en primer lugar legal y ahora social y gremial con el Director del
Instituto de Aviación Civil (IDAC), Alejandro Herrera, abogado y miembro del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que empezó por la cancelación de 31
de sus miembros, incluyendo su directiva completa.
Aunque
todos los tribunales le han dado ganancia de causa a los controladores, y en
todas las reuniones que han hecho con los funcionarios del Gobierno les
prometen su reposición, no ha habido ninguna respuesta, sino todo lo contrario;
ayer cumplieron 20 días en protesta en el parque Benito Juárez, frente al
Palacio Nacional, y han caído más de 3 veces presos sin cometer ningún delito.
¿Pero
qué es lo que hay detrás de todo esto?
Lo
que parece un pequeño conflicto laboral, esconde detrás de sí un terrible conflicto
de corrupción y saqueo de lo público, que lamentablemente pocos entendemos.
La
apatía absoluta que muestra el Presidente Danilo Medina frente al conflicto
entre el Director del IDAC y la ADAC, que ya lleva un año y que perjudica los
servicios aeronáuticos del país y que comenzó como un conflicto laboral,
muestra la verdadera gravedad del problema.
A
partir de los análisis que hemos realizado con los controladores y su
Asociación hemos descubierto, que más allá de las cancelaciones, lo que está detrás del conflicto,
aparentemente laboral, es un plan de privatización de los servicios
aeronáuticos del país, debido a que por el uso del espacio aéreo, por
cada aterrizaje y por cada ingreso de pasajeros, el Estado debe percibir un
conjunto de ingresos por concepto de impuestos, los cuales pueden ascender a un
monto de más de 3,000 millones de pesos anuales, que privatizados, quedarían
como forma de negocio en manos de un grupo de empresarios y NO del
Estado, tal como sucedió con
Aerodom o con los peajes.
Para
lograr la privatización de los servicios aeronáuticos (así como lo hicieron con
AERODOM, con Dominicana de Aviación, con las EDEs, el CEA, CORDE, etc,) primero
necesitan sacar del medio a la ADCA, que es una piedra en el zapato para esos
intentos, y también, es necesario crear las condiciones subjetivas y objetivas
para lograrlo. O sea, es necesario destrozar la asociación y deteriorar los
servicios poniendo en riesgo la seguridad de millones en el país. Porque, una
vez deteriorados los servicios aéreos, entonces sería la excusa perfecta para
crear los mecanismos y empresas privadas para sustituir a los públicos
“ineficientes”. (Propuesta que ya existe).
Ya
crearon una Asociación de Controladores Aéreos paralela y amarilla y el
Director ha exigido, que para conservar su puesto, a todos los demás empleados,
renuncien a la antigua asociación. Por otro lado, el deterioro de las
condiciones de control aéreo, según la ADCA, es visible y peligroso.
Según
la ADCA, sólo en enero de este año
han ocurrido cuatro fallas graves en el sistema aeronáutico nacional,
por ejemplo el aeropuerto del Higüero, carece de servicios de radio ayuda. Eso
sin decir que Arrollo Barril en Samaná tiene la pista aérea casi inutilizada
porque esta no tiene pavimento.
Los
controladores han denunciado que un solo controlador en su turno debe manejar
los 8 aeropuertos del país en todos sus aterrizajes y despegues, y todo el
espacio aéreo nacional, y que producto de esta situación, aviones han estado a
punto de colisionar en pleno vuelo en el espacio aéreo nacional.
Según
los expertos en materia aeronáutica, para que un accidente aéreo ocurra, deben
registrarse al menos 19 incidentes previos, pero en el país ya se han producido, aunque nadie lo sabe, al menos 200
incidentes graves que comprometen la seguridad aeronáutica, por lo que,
técnicamente ya estamos en alerta.
¿Por
qué el silencio del Presidente?
La
respuesta de Danilo Medina ha sido el silencio absoluto, a pesar de tratarse de
un tema de absoluta seguridad nacional y que compromete la vida de cientos de
miles de personas y en especial de la imagen del país y del sector turístico,
locomotora de nuestro desarrollo.
Según
los controladores aéreos, porque es precisamente uno de los asistentes especiales del Presidente, la mano detrás de
todo en el plan para privatizar y apropiarse de los servicios aéreos,
para junto a empresarios locales, traspasarlos a una empresa y convertirlos en
un negocio privado.
Este
plan no sería nada nuevo, fue justo lo que sucedió con SITRACODE, y lo que ha
sucedido con las empresas del Estado, que una vez las deterioran, las debilitan
y las desacreditan, entonces proponen que sean privatizadas para ganarse
millonarias concesiones.
Estamos
pues, frente a un plan de carácter neoliberal, cuyo objetivo es enajenar lo
público, saquear el patrimonio de todos, destruyendo a los sindicatos y
organizaciones que lo obstaculicen, pero sobretodo, poniendo en riesgo al país,
y a miles de vidas, que sin saberlo, están siendo puestas en riesgo, solo para
que un grupo pequeño, se siga robando la riqueza nacional.
Es
hora de que detengamos este plan.
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