Por JUAN T H
¿Los famosos deben
tener vida privada? ¿Los medios de comunicación pueden indagar y publicar todo
cuando hacen o dejan de hacer los famosos no importa que se trata de sus
actividades profesionales o privadas?
En muchos países
existen legislaciones imponiendo determinados límites para evitar la
difamación, la injuria y el daño moral a las figuras públicas, como en efecto
ocurre.
Tal vez sería
oportuno establecer una diferencia entre la vida privada de un artista, no
importa su género, y la de un dirigente o líder
político que aspira a dirigir un país.
El cantautor
Alberto Cortez suele decir que “la fama es una prostituta que se va con
cualquiera”. Muchos artistas hacen de
sus vidas privadas un instrumento mercadológico para alcanzar notoriedad, no
importa que el escandalo esté de por medio en cuestiones sexuales, vicios
diversos, etc. A veces son más famosos por los escándalos que por el talento y
el trabajo.
La farándula,
por definición, es el mundo de los farsantes, similar en ocasiones al mundo de
los políticos, gracias a la demagogia que acompaña sus promesas y propuestas.
Se supone que un
político es un conductor de masas, un ejemplo, un paradigma, un ser al servicio
de los demás; alguien que lucha incluso a costa de su bienestar y de su vida,
por el bienestar y la vida de sus conciudadanos. Por lo tanto, debe predicar
con el ejemplo. No tener una vida licenciosa.
No sería
pecaminoso citar al legendario Ernesto –Che- Guevara que hizo de sus palabras,
sus hechos. Siendo ministro y figura de primer orden, acompañó a los obreros en
los ingenios. Y junto con ellos cortó caña de azúcar. Acompañó a los
trabajadores de la construcción y de otros oficios en sus jornadas. Las
primeras tierras que nacionalizó la revolución cubana fueron las de Fidel
Castro y su familia, lo cual le daba calidad moral para actuar.
¿Cómo puede
combatir la corrupción un presidente corrupto? ¿Cómo hablar de “tolerancia
cero” con el narcotráfico y el crimen cuando encabeza la mafia que patrocina
esas barbaridades? ¿Cómo puede hablar de unidad familiar un presidente sin
familia o con una familia disfuncional?
¿Cómo puede predicar respeto y
amor hacia la mujer cuando no lo hace en su propio hogar? ¿Cómo puede un
político exhortar a los padres a educar a sus hijos cuando los propios no se
comportan adecuadamente por falta de formación desde la casa?
Políticos que
hablan de democracia para el país, pero no la practican en sus hogares.
¿Una cosa es la
vida pública y otra la vida privada de un político? Por no indagar en la vida
privada de los políticos hemos llevado al poder a verdaderos farsantes,
tiranos, déspotas, asesinos, violadores, promiscuos, sicópatas y perversos.
¿Cuántos
políticos de posiciones importantes en la sociedad y en el Estado no son
alcohólicos, drogadictos, homosexuales, con matrimonios falsos engañando a la
población? La doble moral, predicada en calzoncillos, no debe tener cabida en
la política y mucho menos en los políticos.
Convertir a un
violador de menores en juez, congresista, alcalde o presidente de la República porque nadie quiso
revelar esa “parte” de su vida privada, es un crimen imperdonable.
Por eso digo que
una cosa es la vida privada de un artista, cantante, músico, actor, etc., que
hace de su vida privada parte de su carrera mercadológica, a la de un político
que puede tener en sus manos el destino de todo un país.
La vida privada
del nuncio católico que violaba menores era altamente conocida hasta por sus
colegas de la iglesia, pero nadie quiso revelarla.
Apoyo mantener
la vida privada de todas las personas en el anonimato, como un templo sagrado,
mientras no perjudique la sociedad, sus leyes y sus valores éticos y morales.
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