Por JUAN T H
Médicos haciendo
cirugías innecesarias, de corazón abierto, del cerebro, estómago, colon,
etc., para obtener beneficios
económicos; indicación de fármacos que el paciente (cliente) no requiere, pero
los laboratorios pagan por esa razón. La industria farmacológica es uno de los
principales enemigos de la salud humana. La ciencia médica no es neutral, ni
está al margen del negocio de la salud. La ética ocupa un lugar sombrío al
igual que el juramento hipocrático de los galenos.
Abogados
estafando clientes, colocados al lado de las injusticias, patrocinando crímenes
y delitos, defendiendo narcotraficantes, asesinos, secuestradores, violadores y
corruptos alegando que todos, no importa cuán canallas sean, ni cuántos hayan
matado o violado, tienen derecho a una defensa.
Jueces cobardes
y corruptos, vendiendo sentencias, condenando
inocentes mientras protegen a los grandes capos de la droga y el crimen
organizado, al igual que a los
prevaricadores y depredadores de los recursos del pueblo.
Generales
socios, y por lo tanto beneficiarios, del narcotráfico, el contrabando y la corrupción. (Por un lado incautan y
matan por la droga que luego venden a los
narcotraficantes del país, de Estados Unidos y de Europa)
Políticos de
todos los partidos robándose el país cada vez que llegan al poder,
repartiéndoselo como un botín de guerra cada cuatro años.
Periodistas,
comunicadores y hasta algunos dueños de medios de comunicación al servicio del
mejor y del peor postor, extorsionando y chantajeando; guardando silencio
cuando deben hablar claro y fuerte, o
distorsionando los hechos para favorecer a sus patrocinadores del gobierno y del
bajo mundo.
Empresarios
evadiendo el fisco, contrabandeando, corrompidos y corrompiendo.
Profesores y
estudiantes vinculados en ocasiones al fraude durante las pruebas nacionales
con la anuencia de los padres.
Religiosos de
todas las religiones predicando moral en calzoncillos, dándose golpes en el
pecho y pidiendo un perdón que no merecen porque niegan al Dios que proclaman
con sus mentiras y sus falsedades.
Plagios vulgares
de tesis de grado, falsificación de títulos universitarios de personalidades
poderosas en la política y la economía, sin sanción alguna.
Viajes ilegales
organizados por quienes deben evitarlos;
tráfico de haitianos patrocinados por militares, empresarios de la
construcción, el turismo y las plantaciones agrícolas.
Congresistas
promoviendo y recibiendo privilegios y prebendas inimaginables por aprobar
préstamos y proyectos de leyes abominables que perjudican al pueblo y al país.
Tránsfugas en
todos los partidos políticos como corruptos “patológicos” en todo el Estado
gracias al borrón y cuenta nueva de la impunidad institucionalizada.
Más Leyes que en
cualquier otra parte del mundo, pero nadie las
hace cumplir porque en el desorden y el irrespeto es que aumenta la corrupción, el tráfico de influencias y
demás males sociales.
Los valores del
éxitos vinculados a la política, el vicio, la corrupción, la prostitución, el
músculo, el odio y el crimen, cuando
deberían estar relacionados con el trabajo, el estudio, la ciencia, la
honestidad, el talento y el amor.
En nuestra
sociedad triunfan los malos, no los buenos; el ladrón, el incapaz, el
mediocre, no el serio, el inteligente,
el íntegro. Un hombre honesto es un problema en el Estado. Una mujer honesta también.
El daño mayor que le han hecho los partidos y
los gobiernos a la sociedad dominicana, sobre todo el PLD y Leonel Fernández
–lo repito por enésima vez- ha sido moral. Leonel lo corrompió todo. Revertir la inmoralidad, que ya es una
poderosa institución, requiere de mucho
esfuerzo, recursos y tiempo. Yo diría que es imprescindible una revolución
educativa y cultural que no solo implique libros de textos ni profesores
calificados. Es más que eso. Nuestra
sociedad no resiste más parchos.
Requiere de cambios estructurales profundos y verdaderos.
(Singapur es un
buen ejemplo a seguir)
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