viernes, 3 de octubre de 2014

¡Adios, Gonzalo!

Por JUAN T H
                        “cuándo un amigo se va queda un espacio vacío
que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. A Cortez

No lo conozco. Nunca, hasta la noche de la despedida organizada por Juan Bolívar Díaz y un grupo de periodistas y amigos reducidos, había estrechado su mano. Me pareció demasiado joven para tanta responsabilidad y valor. Cuando escuché a Ramón Colombo, con su chacavana blanca de gemelos hablar del sermón de Montesinos, del africano esclavo Sebastián Lemba sublevado en nuestra isla igual que el cacique Enriquillo en las montañas, por dignidad, para convertirse en el primer guerrillero de América y darle lecciones históricas al Che Guevara, supe que efectivamente se trataba, como dijera Colombo, de un viejo amigo desde aquellos años de 1492 cuando llegóa nuestras tierras Cristóbal Colón con su pandilla de asesinos y ladrones permitiendo que nuestros “indios vivos se convirtieran en cristianos muertos” y poderse robar nuestro oro y nuestra plata.

Gonzalo Vargas Llosa fue durante poco más de cuatro años jefe de la Misión de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados /Acnur). El azar, que tiene sin dudas categoría histórica, como dijera Marx, lo colocó en nuestro país para enfrentar, sin temor, una sentencia abusiva, vengativa y racista como la emanada del Tribunal Constitucional, la 168/13 que desnacionalizaba a cientos de miles de dominicanos de ascendencia haitiana con el respaldo de la Junta Central Electoral y los sectores más retardatarios y reaccionarios de la nación.

Gonzalo actuó sin prejuicios en defensa de la verdad, la justicia y los derechos humanos como lo establecen los acuerdos internacionales de los cuales nuestro país es signatario como miembro de las Naciones Unidas desde su fundación en 1945. Es decir, Gonzalo, como jefe de Misión de la ONU, no hizo más que cumplir con un mandato. Y lo hizo, repito, con honestidad y valentía. Y en ese tránsito de poco más de cuatro años, estableció una relación de amistad con nuestro pueblo  recogiendo el legado de otros, como Montesinos (“Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tana cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacificas…”?)

Los que han vivido del odio y la discriminación alegando un nacionalismo trasnochado y perverso, la emprendieron contra Gonzalo  a mordidas y arañados virtuales porque no podía matarlo físicamente.

El odio, en verdad, no era, ni es, contra Gonzalo, es contra el pueblo haitiano y contra el pueblo dominicano. El odio es contra los ciudadanos de buena voluntad de ambos pueblos. El odio de estos nacionalistas, verdaderos traidores del pensamiento de Duarte y los Trinitarios, a los que usan como escudo ideológico, porque ellos predicaron el amor, la justicia y la unidad de ambos pueblos.

Un senador fantasma en su propio pueblo, vergüenza de la nación; Senador del barrilito y las comisiones, de los préstamos y la hipoteca nacional,  de los fraudes electorales, de la corrupción y el reparto de los bienes de la patria, ha propuesto que a Gonzalo el gobierno lo declare, como hizo el Ayuntamiento de la Capital, otra vergüenza nacional, persona no grata, cuando el gobierno lo que debe hacer es condecorarlo.

Definitivamente “los inmorales nos han igualado”, como dijera Enrique Santos Discepolo en su tango “Cambalache”.

No importa que los nacionalistas de coyuntura, los que viven del anti haitianismo, los que han hecho fortunas con el odio y la venganza, (y dicen ser cristianos) acusen de traidores a los que asistimos a la despedida de Gonzalo Vargas Llosa, como VíctorVíctor, Nuria Piera, Roberto Álvarez, Ramón Colombo, Fausto Rosario Adames, Altagracia Salazar, Ventura Camejo, Minou Tavares Mirabal, Miguel Guerrero, Guadalupe Valez, Rosalía Sosa, Miguel Ceara Hatton, entre otros, ante el llamado de Juan Bolívar Díaz.

¡Adiós Gonzalo, viejo y querido amigo! ¡Adiós! ¡Y buena suerte donde quiera que vayas! ¡Adiós! Con tu partida no ganan los nacionalistas del odio y la venganza, del racismo y la violencia, pierden los pueblos de la República Dominicana y de Haití. ¡Buen viaje querido e inolvidable amigo!




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