Por JUAN T H
Hace
muchos años Juan Bosch dijo que “la clase media dominicana, que vive sin un
presente estable, no tiene fe en su destino, no cree en él y por tanto su vida
como grupo social no tiene finalidad. Vive perdida en un mar de tribulaciones.
Como consecuencia de esa actitud los dominicanos medios no han establecido una
escala de valores morales, no tienen lealtad a nada, ni a un amigo ni a un
partido ni a un principio ni a una idea ni a un gobierno. El único valor
importante es el dinero porque con él pueden vivir en el nivel que les
pertenece desde el punto de vista social y cultural, y para ganar dinero se
desconocen las lealtades”.
“La
pequeña burguesía está situada entre la clase capitalista y el proletariado. Es
un grupo impreciso, ya por la variedad de las actividades económicas a las que
se dedican sus miembros, ya por la disparidad de su patrimonio. Incluye a
personas de diversas actividades laborales, como profesores, artesanos,
pequeños comerciantes, intelectuales, artistas, y, en general, personas de
ingresos medios”, explica Rodrigo Borja en su Enciclopedia de la Política.
“La
pequeña burguesía, arribista y trepadora”; la que llegó al poder militando en
el Partido de la Liberación Dominicana que fundara precisamente Juan Bosch,
empobreciendo y burlándose del pueblo,
de su ignorancia y su falta de respuesta política.
Mi
colega Andrés L. Mateo, al que le espera una sentencia ejemplarizadora igual
que a mí por acusar de corrupto al filántropo Félix Bautista, cree que Danilo
se está comiendo la clase media con yuca. No, mi socio, la yuca lo indigesta.
Hace tiempo que esa estirpe no come yuca, ñame, guineíto verde o aguacate.
La
nueva casta pequeño burguesa del PLD ha formado un grupo económico tan poderoso
que compite con los grandes oligarcas del país. Por lo tanto, “esa pequeño
burguesía arribista y trepadora”, menos de 20 personas, hicieron el tránsito y
ahora son grandes burgueses. Empresarios, importadores, banqueros y comerciantes.
Desde
que el PLD llegó al poder se está comiendo a la clase media. Y al país. El
Estado ha sido una fuente de enriquecimiento de los “altos dirigentes” hasta
convertir esa organización en una corporación económica. Ha endeudado el país
escandalosa e irresponsablemente para mantener la mal llamada estabilidad
monetaria, sin resolver ninguno de los problemas fundamentales de la nación.
La
clase media se encuentra entrampada. Los dominicanos no son ciudadanos, sino
individuos, como dijera Borges de los argentinos. Y el Estado es el gran
culpable. Las familias clase media no tienen alternativa. Si quieren energía
eléctrica deben comprar una planta eléctrica o un inversor; si quieren
seguridad, contratar un policía privado; si precisan de transporte, un carro o
una jeepeta; el agua potable debe comprarla cada vez más cara; si desea
educación de cierta calidad es obligatorio un colegio o universidad privada
cada día más costosa. El Estado nada le proporciona a la clase media. Solo le
cobra impuestos. Y en eso los gobiernos del PLD han sido muy eficientes.
Son
los impuestos de los gobiernos del PLD, mi querido Andrés L. Mateo los que se
están comiendo a la pobre y desflecada clase media; los impuestos que terminan
beneficiando a funcionarios depredadores protegidos por generales y jueces designados por ellos mismos.
Los
gobiernos del PLD, incluyendo el de Danilo, por supuesto, ha favorecido al gran
capital nacional y extranjero para beneficio de esos sectores y de ellos mismos
sin importarle el destino de la clase media a la que una vez sus
dirigentes pertenecieron.
Hasta
que la clase media no se empodere y haga conciencia de su situación y de
quienes son los responsables, seguirá arruinándose pagando cada vez más
impuestos. La desobediencia civil es un recurso legitimo cuando se atenta, no
solo contra un sector, como la clase media, sino contra las grandes mayorías,
como el caso de los gobiernos corruptos y depredadores del PLD.
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