Tocando el Fondo
Por BERNARDO MATIAS
La
Iglesia como hecho histórico está marcada de contradicciones. Ella reproduce
las tensiones del “mundo”. En el propio grupo de Jesús había quienes sus
perspectivas originalmente era verse en un lugar privilegiado dentro del
palacio. Con una motivación de claro nepotismo la madre de Juan y Santiago
interviene frente a Jesús para lograr los mejores puestos del “reinado” que Él
instauraría. El mensaje de Jesús es contundente: en mi Reino los que sirven y
se colocan en el último lugar son los más importantes. Ésta ha sido la dinámica
de la Iglesia a lo largo de toda la historia. Por un lado, los que desde la
religión han hecho del poder su verdadero Dios y por el otro los que desde la
periferia han optado por el servicio, la compasión, el amor, el desprendimiento
total y la defensa de los pobres y la justicia.
No es lo
mismo una Iglesia que vive el Evangelio desde la periferia que aquella cuya
experiencia está condicionada por su vínculo con el poder. Hay una praxis
eclesial que desarrolla una creativa síntesis de fe, cultura y conexión con el
sufrimiento cotidiano de los pobres. Otra praxis está vinculada al poder y
responde a una vieja cristiandad llena de tradiciones y de una teología
centrada en los dogmas y en el principio de autoridad jerárquica. Este tipo de
práctica se ve reforzada en sociedades como la dominicana donde el
autoritarismo es consustancial a la cosmovisión nuestra.
Siguiendo
la tradición de Jesús, el papa Francisco ha establecido pautas a los sacerdotes
y obispos para que elijan: “Los ministros del Evangelio deben ser capaces de
calentar los corazones de las personas, caminando con ellas en la noche, saber
dialogar y también entrar en la noche de ellas, en su oscuridad sin perderse.
El pueblo de Dios quiere pastores y no funcionarios o clérigos de Estado».
Algunos han elegidos ser funcionarios déspotas, arrogantes y prepotentes, otros
optaron por ser servidores y vivir llenos de misericordia y humildad.
Jesús
rompió los paradigmas de exclusión de la sociedad judía. Los samaritanos eran extranjeros
despreciados por los judíos. Los samaritanos simbolizaban el paganismo, eran
grupos periféricos y de cultura rural. El pasaje de la mujer samaritana es
desafiante. Es ruptura con el puritanismo religioso. La samaritana se convierte
en una voz de libertad y cambio.
Pero más
desafiante es la parábola del buen samaritano. En esta parábola el poder
religioso es develado por Jesús como el que encarna la falta de misericordia y
de un amor muerto y esclerotizado. Jesús denuncia, mediante parábola, la presencia
de un poder religioso hipócrita que ha sustituido la fuerza del amor por la de
una plataforma fundamentada en la tradición, la doctrina, el falso cumplimiento
del deber, los prejuicios y la prepotencia étnica. En cambio, el buen
samaritano, un excluido de su sociedad, abre con desprendimiento total su
corazón a un extraño o desconocido.
He aquí
la Declaración de los Derechos Humanos de Jesús: “tuve hambre y ustedes me
dieron de comer (derecho a nutrición y alimentación); tuve sed y me dieron de beber
(derecho a agua); desnudo y me vistieron (derecho a estaba de paso y me
alojaron (acogida a migrantes y extranjeros); vestir); enfermo y me
visitaron (derecho a la salud física y emocional); preso y me vinieron a ver
(libertad y solidaridad)” (Mt. 25,35-36). T
Toda la
tradición bíblica, desde los patriarcas hasta la comunidad multiétnica que
aparece en los Hechos de los Apóstoles, expresa una atención especial por los
extranjeros. El propio judaísmo tenía establecido que parte de los recursos que
entraban por su política fiscal del diezmo tenía que destinarse a la protección
de los extranjeros. Visto así, ¿quién está más cerca del Evangelio de Jesús y
la tradición cristiana el Padre Mario Serrano y la comunidad de los Jesuitas o
el Cardenal?
En el
mundo de hoy convivir en la diversidad es una identidad planetaria. La cultura
autoritaria no resiste esta dinámica de la historia. Frente a lo diverso el
autoritarismo se desespera, se arruga y expande a la vez, se torna violento,
agresivo y furioso, recurre al poder de la autoridad y a la razón instrumental.
En la cultura autoritaria, la exclusión de lo opuesto y divergente se convierte
en estrategia de sobrevivencia y de ejercicio de poder.
Las
sociedades con bajos niveles de desarrollo tienden a llegar tarde a algunos
procesos históricos, especialmente los vinculados con la tecnología y el
conocimiento. En otros son vanguardias, como es el caso de las revoluciones
sociales. La sociedad dominicana llegará tarde y durará mucho tiempo para
entender que hoy vivimos un fenómeno histórico-antropológico: “la humanidad se
descubre como especie que habita en la misma y única casa, el planeta Tierra,
con un destino común” (Leonardo Boff). Ese mismo Papa decía “cómo me gustaría
una Iglesia pobre y para los pobres". Este mensaje del Papa recupera la
razón vital del Evangelio de Jesús. Ponerse del lado de los migrantes en
cualquier lugar del mundo es apostar por el espíritu del Evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .