Por Rafael Gamundi
Cordero
El Partido de la Liberación Nacional es una organización
política relativamente fuerte, mejor organizada y más disciplinada que sus
iguales en la oposición, contando además con los recursos del Estado y un
presidente de la República que goza actualmente de gran
popularidad. Basta conocer como funcionó la maquinaria peledeista en su convención
interna - Comandante Norge Botello - con el simple propósito de ampliar su
Comité Central, donde se gastaron cientos de millones de pesos, no sólo de los
dineros propios de los aspirantes, sino de los que les impulsaban en la
competencia Danilo-Leonel.
No obstante, a pesar de esos atributos, difícilmente ganaría las elecciones en una primera vuelta y en una segunda perdería, si es que el PRD tiene la sabiduría y capacidad de unirse y hacer girar en torno a él las demás fuerzas, progresistas o no, contrarias al régimen morado.
En una primera vuelta, seguramente que el Partido Reformista, conscientes sus dirigentes principales de que el PLD aun con ellos no alcanzaría el 50% de los votos requeridos para ganar, preferirán forzar una segunda vuelta, donde el precio de su apoyo en número de cargos estatales sería mayor, sea con sus actuales aliados o el PRD, con los que en otros momentos también ha pactado.
Además, el Partido Reformista puede estar pensando que, dada la debilidad actual del PRD y sus dificultades para reunificarse, ellos pueden quedar en segundo lugar y entonces en una segunda vuelta, los perredeístas, que ahora rechazan radicalmente al PLD –aunque se parecen más que al reformista-, podrían apoyarlo y ganar las elecciones presidenciales. Todo eso cobra más fuerza porque se sabe que los dirigentes del PRD se han negado a oír el clamor unitario de sus masas y cuadros: mientras Miguel llama a una convención con tiempo fijo a una militancia de voluntad muerta, los de Hipólito hablan de no asistir a esa convención prefiriendo arriesgarse en un proyecto propio al margen del partido blanco.
Sin embargo, todos ellos, -sus masas- serían capaces de entusiasmarse y luchar con posibilidades de éxito en la contienda electoral, si colocan la cabeza desprendida sobre los hombros de las bases, donde se sueña con Hatuey como presidente y guía del PRD.
Con Hatuey en la presidencia del PRD es posible que el Frente Amplio, en una segunda vuelta junto a otras fuerzas de izquierda que conservan en su seno, igual que los peñagomistas, la reserva histórica y moral de la revolución nacional democrática se uniría al proyecto y programa perredeísta, lo que nunca harían con el PLD ni de manera directa con el Partido Reformista. Lo mismo puede decirse de otras fuerzas conservadoras pero portadoras de dignidad, coraje y respeto como
Dominicanos por el Cambio de Don Eduardo Estrella. Hecho lo
cual, la derrota del PLD y la victoria del PRD con sus aliados, sería una
posibilidad real.
EL AUTOR es Secretario General del Partido
Revolucionario Social Demócrata-PRSD-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .