Hatuey De Camps y el PRD
Por Rafael Gamundi Cordero
La
principal tarea que debe llevar a cabo el PRD para enfrentar a un PLD
amparado por los poderes del Estado es, después de unificarse, desmontar la
impresión sembrada en la conciencia de amplios sectores de la sociedad, de que
un gobierno perredeista sería la continuación del desorden mantenido hasta
ahora por las partes en pugna, impidiendo de ese modo, la superación de
la crisis económica y social que afecta gravemente a la nación.
El principal activo a la vista para alcanzar esos propósitos, llevándole confianza y seguridad al partido y al pueblo de que es posible organizarse ordenadamente y alcanzar el poder, es Hatuey De Camps, como quedó demostrado en los pasados comicios del 2012 donde un desacreditado y alicaído PRD recuperó bajo su dirección política, su prestigio y sus energías.
Debe recordarse que entonces, todas las tendencias y grupos abandonaron su antagonismo –que era el mismo de ahora- y en poco tiempo, en todos los municipios funcionaron unidos los dirigentes de las distintos grupos, cumpliendo con entusiasmo y lealtad, las directrices emanadas de la alta dirección, siendo el resultad el partido más votado en la contienda electoral.
El solo anuncio de que Hatuey presidiría el PRD dinamizaría su militancia y toda la organización, poniéndose entonces en condiciones de enfrentar la poderosa maquinaria electoral peledeista y vencerla en los comicios del 2016. De otro modo, no veo forma de unir al PRD y dar la batalla conforme lo desean y necesitan las masas populares.
Tanto Miguel como Hipólito, Luís y otros importantes aspirantes a la presidencia de la República, tienen fuerzas dentro del Partido que les sigue, pero ninguno arrastra las fuerzas del otro y prefieren abandonar el partido o la política antes que unirse a su rival interno, como lo demuestra el Doctor Hugo Tolentino Dipp con su llamado a formar tienda aparte.
En cambio, Hatuey en la presidencia del Partido, los atraería a todos, llevando confianza a los demás partidos y sectores sociales de la oposición, para integrarse con seguridad, disciplina y respeto, en un frente popular, que armado para el combate con un programa serio y creíble, pueda vencer y realizar un gobierno sabio, armonioso y sereno, que ponga fin a la maldita corrupción, atraso y pobreza que humilla y avergüenza al pueblo y la nación dominicana.
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