Mil millones y una rumba
de entidades
Por Luis Aníbal
Medrano S.
Director General
Sólo
queda esperar que las promesas, como siempre, no duerman el sueño eterno del
incumplimiento, y la añorada, cascareada, aprovechada y hasta utilizada como arma de chantaje, autosuficiencia
financiera de los gobiernos locales de la República Dominicana se hagan
realidad y dejen estos de estar mendigando años tras años lo que se contempla
en la Ley 166-03.
Siempre
se ha dicho que si el Gobierno Central dominicano descansa sobre sus
ayuntamientos una serie de acciones y competencias de orígenes municipales buscando
de esa manera mejorar sustancialmente el modo de vida de sus habitantes, las
cosas funcionaran mejor, la repuesta a los requerimientos ciudadanos serían más
inmediatas y la paz social no se vería seriamente amenazada por las protestas populares, que, a mi juicio,
sólo sirven para quemar gomas y causar daños a propiedades públicas y privadas.
Estas están desprestigiadas, no resuelven ni reivindican nada porque son
vehículos de oportunismo y chantaje por parte de autoproclamados líderes
populares que sólo movilizan gente con pesos en las manos.
El
licenciado Juan de Los Santos, alcalde reelecto del municipio de Santo Domingo
Este y quien hasta hace poco tiempo realizaba mínimas acciones gremiales en la
Federación Dominicana de Municipios (Fedomu), pero que se cogió con ser
presidente de esa entidad y así continuar la carrera desenfrenada de su Partido
de la Liberación Dominicana de tenerlo todo, debería pasar de la simple
retorica de un discurso planificado de dos versiones, a la búsqueda del entendimiento
entre las dos instancias de gobierno (central y municipal) y sin que nadie
usurpe sus funciones logre que de una vez y por todas sean devueltas atribuciones
arrebatas por diferentes gobiernos a los ayuntamientos.
Esos
despojos a los cabildos dominicanos mermaron su capacidad de acción, sus
realizaciones han sido cada vez menos, por consiguiente, los han puestos de
rodilla, llegando al extremo de que los alcaldes y alcaldesas, directores y
directoras de distritos municipales, por la dura escasez de recursos
económicos, tienen que vivir de puerta en puerta, buscando, pidiendo, rogando,
para que ejecuten obras y servicios en sus respectivas demarcaciones.
Han
proclamado como el logro más trascendental de los dos últimos siglos para el
mundo municipal dominicano el aumento de los mil millones de pesos a la partida
presupuestaria correspondientes al sector.
Ahora
bien, una división pura y simple, como que los números no cuadran, como que
esos mil millones “más” no dan para nada. 385 Ayuntamientos, Liga Municipal
Dominicana (LMD), Federación Dominicana de Municipios (Fedomu), Asociación
Dominicana de Distritos Municipales (Adodim), Asociación Dominicana de
Regidores (Asodore), Unión de Mujeres Municipalistas Dominicana (Unmundo), Los
Bomberos y un sin número de mancomunidades de todos los calibres, algunas de no
muy clara necesidad de existencia, les corresponden partidas que se aprueban en una Asamblea
Nacional de Municipios, y eso a simple vista muestra que el monto de dinero
aumentado se lo tragará los intereses particulares.
Completemos,
como para rematar el gavilán herido por perdigones de la avaricia, que el
aumento indetenible de la canasta municipal y los cambios financieros que se
avecinan, se chuparan esos mil millones y más, lo que quedaría a los ayuntamientos
la resaca de una fiesta en que los
músicos tocaron de forma excelente, pero
la comida y la bebida hizo daño.
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