martes, 18 de diciembre de 2012

Mil millones más no alcanzan


Mil millones y una rumba de entidades

Por Luis Aníbal Medrano S.
Director General

Sólo queda esperar que las promesas, como siempre, no duerman el sueño eterno del incumplimiento, y la añorada, cascareada, aprovechada y hasta utilizada  como arma de chantaje, autosuficiencia financiera de los gobiernos locales de la República Dominicana se hagan realidad y dejen estos de estar mendigando años tras años lo que se contempla en la Ley 166-03.
Siempre se ha dicho que si el Gobierno Central dominicano descansa sobre sus ayuntamientos una serie de acciones y competencias de orígenes municipales buscando de esa manera mejorar sustancialmente el modo de vida de sus habitantes, las cosas funcionaran mejor, la repuesta a los requerimientos ciudadanos serían más inmediatas y la paz social no se vería seriamente amenazada por  las protestas populares, que, a mi juicio, sólo sirven para quemar gomas y causar daños a propiedades públicas y privadas. Estas están desprestigiadas, no resuelven ni reivindican nada porque son vehículos de oportunismo y chantaje por parte de autoproclamados líderes populares que sólo movilizan gente con pesos en las manos.
El licenciado Juan de Los Santos, alcalde reelecto del municipio de Santo Domingo Este y quien hasta hace poco tiempo realizaba mínimas acciones gremiales en la Federación Dominicana de Municipios (Fedomu), pero que se cogió con ser presidente de esa entidad y así continuar la carrera desenfrenada de su Partido de la Liberación Dominicana de tenerlo todo, debería pasar de la simple retorica de un discurso planificado de dos versiones, a la búsqueda del entendimiento entre las dos instancias de gobierno (central y municipal) y sin que nadie usurpe sus funciones logre que de una vez y por todas sean devueltas atribuciones arrebatas por diferentes gobiernos a los ayuntamientos.
Esos despojos a los cabildos dominicanos mermaron su capacidad de acción, sus realizaciones han sido cada vez menos, por consiguiente, los han puestos de rodilla, llegando al extremo de que los alcaldes y alcaldesas, directores y directoras de distritos municipales, por la dura escasez de recursos económicos, tienen que vivir de puerta en puerta, buscando, pidiendo, rogando, para que ejecuten obras y servicios en sus respectivas demarcaciones.
Han proclamado como el logro más trascendental de los dos últimos siglos para el mundo municipal dominicano el aumento de los mil millones de pesos a la partida presupuestaria correspondientes al sector. 
Ahora bien, una división pura y simple, como que los números no cuadran, como que esos mil millones “más” no dan para nada. 385 Ayuntamientos, Liga Municipal Dominicana (LMD), Federación Dominicana de Municipios (Fedomu), Asociación Dominicana de Distritos Municipales (Adodim), Asociación Dominicana de Regidores (Asodore), Unión de Mujeres Municipalistas Dominicana (Unmundo), Los Bomberos y un sin número de mancomunidades de todos los calibres, algunas de no muy clara necesidad de existencia, les corresponden  partidas que se aprueban en una Asamblea Nacional de Municipios, y eso a simple vista muestra que el monto de dinero aumentado se lo tragará los intereses particulares.
Completemos, como para rematar el gavilán herido por perdigones de la avaricia, que el aumento indetenible de la canasta municipal y los cambios financieros que se avecinan, se chuparan esos mil millones y más, lo que quedaría a los ayuntamientos la resaca de una fiesta en  que los músicos tocaron de forma  excelente, pero la comida y la bebida hizo daño.          

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