Mensaje del Secretario General de la ONU
en ocasión del Día Internacional de la Democracia
Un año más, aprovechamos el día
de hoy para repasar los acontecimientos más significativos en el camino hacia
la democracia, una historia en constante evolución escrita por los pueblos de
todo el mundo que reclaman el respeto de la dignidad y de los derechos humanos,
el fin de la corrupción, el derecho a opinar sobre su futuro, puestos de
trabajo, acceso a la justicia y una participación equitativa en la vida política.
Esa historia está solo en sus
comienzos, porque las democracias no nacen de un día para otro ni se consolidan
en un año o con la celebración de una o dos elecciones. Al contrario, exigen un
trabajo sostenido y meticuloso, y sin embargo, una vez que se ponen en marcha,
ya no hay vuelta atrás.
Ahora bien, las reformas deben
ser reales: los pueblos no desean un gobierno autoritario con una cara humana
sino entrar en un círculo virtuoso de derechos y oportunidades, basado en el
estado de derecho, en una sociedad civil dinámica y un sector privado
emprendedor, y respaldado por instituciones estatales eficaces que rindan
cuenta de sus actos.
El diálogo inclusivo es crucial y
la diversidad es un factor positivo para el logro de este objetivo. Debemos
esforzarnos por promover el pluralismo y proteger los derechos de las minorías
y los grupos vulnerables. Las mujeres deben estar en el centro de todos los
esfuerzos para construir un futuro democrático: ellas han estado al frente de
los movimientos en favor del cambio y tienen derecho a que su voz se tenga en
cuenta en los procesos de gobernanza y adopción de decisiones.
También hay que tener en cuenta y
aplicar las opiniones de los jóvenes. No podemos ignorar la presión que ejercen
los grandes cambios demográficos registrados en todo el mundo; de lo contrario,
los jóvenes procurarán forjarse su propio futuro haciendo frente por su cuenta
a las malas perspectivas que se les vaticinan y a la indiferencia de los
gobiernos.
Un elemento subyacente a todas
esas condiciones, que además es esencial para el éxito a largo plazo, es la
educación sobre la democracia, el lema que inspira la celebración de este año.
Es preciso que todos los ciudadanos de todos los países sean plenamente
conscientes de sus derechos y de sus responsabilidades, tanto los de las
democracias viejas como los de las nuevas, independientemente de su grado de
estabilidad o fragilidad. Es algo especialmente necesario en los países que han
conseguido avances hacia la democracia recientemente, a fin de que esos
progresos no se malogren.
Las Naciones Unidas están
firmemente decididas a trabajar con sus asociados para apoyar las iniciativas
mundiales y locales encaminadas a incorporar la educación sobre la democracia
en todas las iniciativas educativas y en las estrategias de gobernanza a largo
plazo. Debemos forjar alianzas entre gobiernos y expertos internacionales en
educación para determinar cuáles son las mejores prácticas en esa esfera y
difundirlas. También debemos promover una cultura de participación cívica para
estudiar las posibilidades creadas por los nuevos medios de comunicación y
prestar apoyo a los países en la preparación de programas de estudios y métodos
de capacitación.
En este Día Internacional de la
Democracia debemos usar toda nuestra creatividad en apoyo de esta misión y
hacer un esfuerzo por implantar la educación sobre la democracia para todos, en
particular en las sociedades en transición que son las que más la necesitan.
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