Mejía pronunció su conferencia “Una Visión de la Financiación Multilateral” “Oportunidades en el Sector de Tecnología Agropecuaria en la República Dominicana”, en el Encuentro Empresarial España-República Dominicana.
SANTO DOMINGO, R. D.- El expresidente Hipólito Mejía reiteró que en el país
debemos ver la aplicación de la tecnología como un recurso que sirva para
incrementar la rentabilidad de la producción agrícola y garantizar el
incremento de la productividad y la calidad de los alimentos que lleguen al
consumidor con un nivel adecuado de inocuidad.
Consideró como un imperativo entender que la producción agropecuaria es
parte de una larga cadena, que empieza en la finca y termina en la mesa del
consumidor, por lo que, en el contexto actual, tan importante resulta producir
para satisfacer la demanda interna de bienes alimenticios, como para aumentar
nuestras exportaciones, especialmente hacia países con economías fuertes.
A pronunciar su conferencia “Oportunidades en el Sector de Tecnología
Agropecuaria en la República Dominicana”
en el Encuentro Empresarial España-
República Dominicana, el exmandatario aseveró asimismo, como parte
fundamental de esa visión de futuro, debemos considerar tanto la sostenibilidad
ambiental como el aprovechamiento de nuestras ventajas comparativas.
“En ese contexto, deberíamos comenzar preguntándonos: ¿qué debemos hacer
para lograr un incremento sostenible de la producción y la productividad en la
agropecuaria dominicana?”
“Cuando nos vemos en el espejo de los avances tecnológicos de la
agropecuaria en el mundo, debemos admitir que existe una brecha enorme entre
nosotros y aquellos países que, como España, han sabido dar respuestas integrales a los desafíos de
producir más, mejor y con mayor rentabilidad”, exclamó
Resaltó que, para conseguir
resultados similares a los obtenidos por España, el primer gran tema a
abordar es el manejo eficiente de los recursos hídricos. En ese sentido, el uso
de tecnologías de riego adecuadas es indispensable para reducir la huella
hídrica en aquellos lugares donde hay abundancia de agua, y para desarrollar
proyectos agropecuarios sostenibles, en aquellas zonas donde ésta escasea.
Como acciones inmediatas e importantes, dijo “estamos obligados a poner en
práctica el manejo integrado de plagas mediante la utilización de insectos
benéficos, así como de fertilizantes y pesticidas amigables con el
medioambiente. Ahí empieza la garantía de la inocuidad de los alimentos”.
Mejia aseveró que la creciente demanda de productos alimenticios en el
mundo nos obliga a incrementar sustancialmente la productividad por unidad de
siembra. Para conseguir ese objetivo, estamos compelidos a utilizar los avances
genéticos logrados en los grandes centros de investigación en diversos países del
mundo.
“El reto del sector agropecuario dominicano consiste en hacer lo necesario
para implementar acuerdos de cooperación
efectivos que nos permitan acceder a esos conocimientos de manera rápida, y con
mutuo beneficio. En efecto, de esa
manera no tendríamos que invertir recursos humanos y financieros para producir
aquí aquellos conocimientos que ya se han generado en otros países, fruto de la
investigación” dijo el expresidente Hipólito Mejía.
Consideroo como un tema fundamental para el pais es la producción de
semillas, tanto para garantizar los cultivos de nuestra canasta básica como
para incursionar en aquellos cultivos novedosos que tienen demanda en el
mercado internacional.
Dijo que el aprovechamiento integral de los recursos naturales de que disponemos
nos da la oportunidad de desarrollar proyectos de energía alternativa que nos
permitan reducir los costos de producción. Refiriéndose en ese caso, al
aprovechamiento hídrico en pequeñas hidroeléctricas, a la energía solar y a la
energía eólica.
Resalta que: “De esa manera, estamos asegurando la sostenibilidad de la
producción agrícola y contribuyendo, al mismo tiempo, a mejorar la calidad de
vida de los pobladores rurales”.
Adelanta que el aumento exponencial de la población en el mundo y la
acelerada urbanización tienen como una consecuencia la reducción sistemática de
la disponibilidad de tierra para la producción agropecuaria, por lo que estamos
compelidos a introducir nuevas modalidades de producción que nos permitan
lograr la productividad y asegurar la inocuidad que demanda el consumidor de
hoy.
“Ejemplos de esas innovaciones los encontramos en la novedosa técnica de la
producción en túneles, la producción vertical, las casas mallas y los
invernaderos, entre otras. Esas nuevas modalidades de producción se sustentan
en paquetes tecnológicos muy novedosos que debemos poner en nuestra agenda de
conversación”, explicó.
Sin lugar a dudas, la brecha tecnológica a que hicimos referencia
anteriormente, queda bien ilustrada con nuestras enormes deficiencias en cuanto
a la automatización a todo lo largo de la cadena.
Consecuentemente, me permito plantear que abordemos a profundidad ese reto
ineludible. Sobre el particular, me alegra mucho mencionar que ya algunos
productores dominicanos están incursionando en técnicas de fertilización
variable, las que aumentan la eficiencia, reducen los costos e incrementan la
rentabilidad.
Amigos todos:
Como sabemos, la cosecha de lo que se ha sembrado es el momento que resume
todos los esfuerzos realizados por el productor. Es ahí donde se pasa balance y
se define la rentabilidad del trabajo realizado.
También sabemos que el manejo post cosecha resulta fundamental para la
rentabilidad.
En el caso de nuestro país, se estima que en algunos rubros la pérdida por
un manejo deficiente de la post cosecha alcanza hasta un 38 porciento.
Por tanto, un tema obligado para abordar en este evento es la secuencia
integrada por el acopio, la selección, el almacenamiento, la clasificación, el
empaque y el transporte de la producción.
Ese es un tema fundamental a tomar en cuenta en nuestro diálogo sobre la
financiación multilateral.
Asimismo, al salir de la finca, la cosecha pasa al complejo proceso de la
comercialización, sea ésta para el consumo interno o para la exportación.
Al respecto, hay dos temas fundamentales:
En primer lugar, las condiciones de las vías de comunicación terrestre,
desde los caminos vecinales hasta las carreteras y autopistas. En segundo
lugar, el aprovechamiento de nuestra ubicación geográfica como una ventaja
competitiva para exportar hacia los destinos más importante del mundo.
Por esa razón, es ineludible que definamos procedimientos y mecanismos
ágiles que profesionalicen los procedimientos de exportación.
Todo lo antes dicho nos conduce hacia la necesidad imperativa de disponer
de recursos humanos calificados a lo largo de toda la cadena que acabamos de
esbozar.
En concreto, eso significa, formar y capacitar profesionales con los
conocimientos y las destrezas al más alto nivel, así como capacitar a lo
productores y al personal de campo para que sean aliados y beneficiarios de
estos esfuerzos.
Esa capacitación de recursos humanos para el sector agropecuario sigue
siendo una asignatura pendiente en los programas de otorgamiento de becas en el
país, por consiguiente, me permito proponer formalmente que las instancias
oficiales que otorgan becas dispongan de una cuota especial que nos permita
satisfacer las necesidades perentorias del sector agropecuario a corto, mediano
y largo plazo.
Por último, quiero referirme al rol del Estado en el aprovechamiento de las
oportunidades en el sector de la tecnología agropecuaria en nuestro país.
Para empezar, el principal rol del Estado consiste en definir políticas
públicas, instrumentos regulatorios y mecanismos operacionales que creen
oportunidades a lo largo de todo el proceso.
En ese sentido, necesitamos instituciones públicas ágiles, eficientes y
transparentes que sean genuinas aliadas del sector agropecuario.
A su vez, necesitamos que el sector privado vinculado a la agricultura
asuma con responsabilidad su papel en las iniciativas que nos permitan, a la
brevedad posible, convertir el sector agropecuario dominicano en un vigoroso
instrumento que promueva el desarrollo rural como parte fundamental del
desarrollo nacional.
Estamos en un momento decisivo para tomar las decisiones que nos aseguren
alcanzar ese objetivo.
Con la franqueza acostumbrada, les digo: ¡ahora o nunca!
Muchas gracias.
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