lunes, 19 de diciembre de 2016

¿Qué ciudad puede dialogar mejor con su ciudadanía?


Por Reynaldo Peguero 

El ingenioso programa de Murales Urbanos iniciado exitosamente por la Alcaldía tiene fuerza para transformar a Santiago en la ciudad del Caribe que mejor habla con su ciudadanía y con sus visitantes. Experiencias y estudios de R. Barthes, M. Castells, K. Lynch, M. Margulis y T. Puig demuestran que una ciudad habla cuando visualmente organiza cinco elementos que regularmente pasan desapercibidos: i) las sendas o rutas por donde transita diariamente la gente; ii) sus bordes, muros y esquinas; iii) los colores delimitantes de los barrios; iv) los nodos de cruce de grandes avenidas o concurrencia de varias plazas y v) los mojones físicos, edificios característicos o símbolos naturales que sirven de referencia. Comprendamos.  

SENDAS O RUTAS QUE DEBEN HABLAR. 

Son claves para colocar muralística. Santiago tiene la entrada más auténtica de El Caribe. El tramo que mejor habla es el conformado por la avenida Monumental que concluye en la estatua del Patrón Santiago, Jardines del Gran Teatro del Cibao y Monumento a los Héroes. Esta senda se requiere varios muros para dialogar con la gente. Una segunda senda es la avenida Estrella Sadhalá cuando gira permitiendo que los transeúntes descansen su vista sobre el Pico Diego de Ocampo, y en varios edificios y territorios que serán pintados con motivos especiales, concretamente el cine Hollywood y áreas verdes de sus laterales sur y norte, incluyendo varias verjas de esta senda.

Otra senda para el diálogo urbano es la que cruza por el Hotel Matúm, desemboca en la avenida Las Carreras, sigue por la avenida Hermanas Mirabal, confluye en la Mirador del Yaque y continúa al noroeste hacia el Parque de Zona Franca. Similar valor tiene la avenida General López, cuando se conecta con el puente Hermanos Patiño. Asimismo la avenida Juan Pablo Duarte en su salida a Licey al Medio. Todas son sendas por donde transitan miles de personas diariamente a los que Santiago debe hablarle.    
        
BORDES, ESQUINAS y MUROS que deben hacer hablar a Santiago son aquellos elementos lineales que aunque no son sendas por donde se transita, son un límite concreto entre dos zonas de suelos diferentes. El borde acuático que separa Bella Vista del Centro Histórico, Nibaje, La Otra Banda, La Joya y Baracoa. Esas áreas naturales son inapropiadas para colocar murales de arquitectura gris, pero son reveladoras para colocar delimitaciones naturales. La famosa barranca del río Yaque requiere de un paisajismo especial, lo mismo que la compuerta del Canal Ulises Francisco Espaillat y la represa que reconduce el Yaque son elementos a recuperar pues tienen historias que contar. Que no decir de la importancia del arroyo de Gurabo, el mejor “borde” para articular barreras de infiltración y hacer un parque lineal.     

También hay esquinas esenciales para reforzar el diálogo de la ciudad con la gente. Especial interés tiene las esquinas que hacen varias calles de Pueblo Nuevo cuando son atravesadas por las avenidas 27 de Febrero al sur y la avenida J. Armando Bermúdez al norte. Cuanta semiología se puede rescatar ahí. Igual de importante es la esquina donde la avenida Estrella Sadhalá se enrumba a diferentes universidades PUCMM, UTESA y UAPA. Ahí la ciudad debe hablarle a la gente, muralizar esa entrada como un distrito universitario que requiere seguridad vial. Asimismo acontece en la esquina donde la avenida Hatuey continúa al norte, rumbo al Parque Botánico y converge en la avenida Circunvalación Norte. 

COLORES DELIMITANTES DE LOS BARRIOS DONDE VIVE LA GENTE

Los barrios Pueblo Nuevo, Ensanche Libertad y El Ejido pueden ser pintados con colores vivos que acentúen su sentido urbano de zonas deportivas, escolares y de cultura santiaguera. El ensanche Bermúdez también. Así mismo puede hacerse con varias zonas urbanas de Bella Vista, Cristo Rey, Arroyo Hondo y Los Jazmines. Crearemos una identidad de barrios con el color. Las características físicas de los barrios deben ser valoradas como continuidades temáticas, que pueden delimitar, espacio, forma y colores.      

NODOS POR DONDE CRUZAN grandes avenidas o confluyen varias plazas son vitales para enfocar puntos estratégicos donde oferta un servicio. El nodo de salud en la avenida Juan Pablo Duarte donde convergen grandes clínicas privadas, diferentes centros de diagnósticos y amplias farmacias que generan toda una dinámica.

Por igual en la salida de la ciudad hacia Licey al Medio hay un gran nodo de vendedores de carnes de cerdos y chicharrones; asimismo, en la 27 febrero en su dirección este hacia Tamboril donde se concentra una parte importante de productos y vendedores de puros y cigarros. Que no decir del nodo cultural que conforman La Catedral Santiago Apóstol, el Patio Caribeño de la Gobernación, el Mercado Central para artesanías, Palacio Consistorial sede del Ministerio de Cultura, Centro de la Cultura, Instituto de Cultura y Arte, Casa de Arte, 37 por las Tablas y la calle peatonal Benito Monción con su Paseo de los Artistas y la Fortaleza San Luís, clasificada por Jaime Lener como la Fortaleza de la Música.   

Finalmente los ÍCONOS-MOJONES NATURALES-FÍSICOS. También se impone “el mar azul” de la cordillera septentrional, el “volcán” del pico Diego de Ocampo; la cordillera Central, el río Yaque. Igualmente zonas de crecimiento vertical acelerado.

Estos cinco elementos son claves para que la ciudad recoja miles de historias reales y ficticias que son la proyección concreta de la sociedad en el espacio. El espacio urbano donde vivimos no se ha organizado al azar, sino que expresa un proceso social que le da coherencia e historia. Santiago entonces, “habla como ciudad”, pero las expresiones concretas, los signos y síntomas que lo enuncian como espacio, varían en cada uno de sus momentos históricos. En la segunda década del siglo XXI Santiago comenzará a platicar, hablar y contar bien las historias de sus elementos de autenticidad.





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