NICARAGUA.- La
Universidad Centroamericana presentó el libro “Las Resistencias Nuestras de
cada día, subversiones cotidianas a las violencias simbólicas y materiales”,
recopilando casos de resistencia social a modelos opresivos.
La organización
de las mujeres trabajadoras sexuales fue tomada como un ejemplo de resistencia
ciudadana y María Elena Dávila, la Coordinadora Nacional de la RedTraSex en
Nicaragua, fue invitada a participar en el evento.
El pasado 27 de
julio, la Universidad Centroamericana, UCA, presentó en Managua el libro Las
Resistencias Nuestras de cada día, subversiones cotidianas a las violencias
simbólicas y materiales, que busca visibilizar diferentes realidades que
evidencian resistencia ante modelos y órdenes dominantes y/u opresores. Uno de
los estudios que se incluyen en el libro fue la tesis de Bertha Masiel Sánchez,
que expone el trabajo organizativo e incidente de RedTraSex en el país. Bertha
recoge las acciones que la organización ha realizado buscando visibilidad,
respeto y respaldo de otras asociaciones e instituciones, y las toma como
demostraciones de resistencia ciudadana, ya que se opone una lucha simbólica
por resignificar estereotipos que encasillan a hombres y mujeres.
María Elena
Dávila, Coordinadora Nacional de la RedTraSex en Nicaragua, fue una de las
panelistas en el evento y logró expresar su experiencia en la resistencia al
modelo estigmatizante y patriarcal, que oprime a las mujeres que han tomado el
trabajo sexual como opción laboral.
Sobre el tema
dijo que “Como mujeres trabajadoras sexuales nos atrevemos a romper con los
mandatos de la cultura, que establece que las mujeres no podemos apropiarnos de
nuestro cuerpo y solo debemos tener prácticas sexuales para el placer de los
hombres, por amor, para la reproducción y bajo el matrimonio.
Nosotras hacemos
por dinero lo que debería socialmente ser gratuito. Nosotras desafiamos el
mandato establecido ofrecemos servicios sexuales, negociamos, tiempo,
condiciones, costos y somos dueñas de nuestro cuerpo. Lo que significa sexo a cambio
de dinero y no por status social o por amor, contra lo que nos han enseñado,
convierte a las mujeres en dueñas de nuestros actos, rompiendo así con la
normativa sexual establecida”.
En su
presentación, María Elena habló del rol de madres que es asignado a las mujeres
y el estigma de putas al rebelarse ante las reglas del patriarcado. Asimismo,
hizo un llamado a todas las mujeres para unirse y sacudirse la opresión del
sistema que nos resta derechos: “Para que nosotras las mujeres podamos decidir tenemos
que pasar un proceso de empoderamiento y enfrentarnos ante las imposiciones,
pero solo se logra con una buena educación integral para desaprender lo que te
imponen por tradición. Van formándote para servirle a otro, cuando te toque el
turno”, afirmó.
Se dirigió
especialmente a las compañeras feministas presentes, para quienes manifestó que
“El organizarnos es una forma de resistencia al sistema aunque algunas
feministas no lo consideran así. Nosotras exigimos ser nombradas trabajadoras
sexuales y tener los mismos derechos. Hoy somos facilitadoras judiciales,
conocemos las leyes de nuestro país, que en algún momento fueron aplicadas al
revés hacia nosotras.
El debate sobre
el trabajo sexual, necesita más espacio en el movimiento feminista. Todas las mujeres
estudiosas del Movimiento feminista tienen la teoría, conceptos del trabajo
sexual, hipótesis y otras ideas, pero nosotras tenemos la práctica. Mi propio
análisis es que, al final, todas somos mujeres y defendemos los mismos
derechos. El único camino para avanzar en la lucha, para conseguir nuestras
demandas es unidas, escuchando los deseos y realidades de cada una.
Estamos
acostumbradas a que nuestra voz se descalifique: ni la policía ni la justicia
toman en serio nuestras denuncias, nos matan y nadie va preso, nos violan y a
nadie le importa. El silencio de otras compañeras feministas, que tanto luchan
por igualdad de derechos y oportunidades para otros colectivos, nos duele. Ese
rechazo a veces duele más que los golpes a los que la vida nos ha acostumbrado:
que una compañera feminista, que sabe la violencia que sufrimos las mujeres en
general y las trabajadoras sexuales en particular, se oponga a nuestra lucha”
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