Por Miguel Ángel Cid Cid
Las comparaciones son odiosas. Y lo son aún más cuando éstas las hacen
los propios interesados.
El ex presidente Dr. Leonel Fernández Reyna, en ese sentido,ha escritoextensos
artículos sobre diversos tópicos. Dichosensayos evidencian una clara intención
de satisfacer su enaltecidoegoy, de paso,mostrar su pericia en el manejo
conceptual de la realidad del Caribe y global.Se desprende, además, su marcado
interés en asimilarse como un igual con los líderes trascendentesde todos los
tiempos.
Veamos algunas consideraciones del Dr. Fernández en “Moisés, un líder del siglo XXI”(Vanguardia del Pueblo, 10 de Marzo,
2014):“La historia de Moisés empieza cuando es rescatado de las aguas por la
hija del faraón, rey de Egipto”y elliderazgo de Moisés se inicia, según el
Dr. Fernández, a los 40 años de edad, al ver
un egipcio maltratando a un hebreo, un hermanosuyo.El hecho lo indignóy,
traspercatarsede que estaban solos, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
“Ese
acontecimiento tiene un gran valor, pues significa que Moisés prefirió
renunciar a todas sus comodidades, a todos sus privilegios como miembro
adoptivo de la familia del faraón, para asumir el riesgo que implicaba
comprometerse en la defensa de una causa que él estimaba noble y justa. En este
caso, el de la dignidad mancillada de un hermano hebreo.”
Y continúa: “lo que Moisés ha
hecho es lo que, en efecto, hace todo líder auténtico: asumir una causa. Su
objetivo no es ser líder. Lo que late en su alma no es el deseo de destacarse o
estar por encima de los demás, sino el de no permanecer pasivo o indiferente
ante un hecho que considera injusto.”
En “El Plan Para Desacreditar a
Buda”,(Idem,23 Febrero 2015), el
Dr. Fernándezcuentaque la familia de Siddhartha Gautama (Buda), “formaba parte de una casta poderosa. Su
padre era el Rey de un clan religioso, y su madre también provenía de la
realeza”.De manera que Siddhartha nació siendo Príncipe Heredero;y cumplido
los 29 años de edadquiso conocer la realidad más allá de las murallas del
palacio real, donde lo mantenían aislado.
Expuesto al mundo exterior, se encuentra “con tres experiencias que habrían de cambiar el resto de su vida.En
primer lugar, se encontró con un anciano, con lo cual descubrió el horror de la
vejez. Luego, con un enfermo, lo que le permitió comprender el dolor de los
achaques de salud; y finalmente, con un cadáver, lo que le suscitó el pánico
por la muerte.”
Vista la cruda realidad, “Sidarta
decidió renunciar a las riquezas materiales de su familia para buscar el
objetivo final de la vida, y convertirse en asceta, esto es, en alguien
dedicado a la vida espiritual.”
El Dr. Fernándezsubraya que “Llegó
a vivir de manera tan frugal que casi le ocasiona la muerte por inanición, de
donde arribó a la conclusión de que para encontrar el despertar, el método más
adecuado es el camino medio entre la opulencia exuberante y la miseria extrema,
o entre la complacencia sensual y el ascetismo riguroso.”
Finalmente, en su reciente artículo“Jesús el más
grande líder de la historia”, (Idem, 6 abril 2015), el Dr. Fernández
Reyna desborda su ego tratando de asimilarse a Jesús de Nazaret.
Ahí afirma que “Luego de su
bautismo, Jesús fue llevado por Dios, su padre, al desierto, donde ayunó por
cuarenta días, y al culminar ese período de consagración fue tentado por el
diablo, al cual rechazó.” En esas tentaciones, según narra la sagrada
Biblia, le fue mostrado un reino con riquezas incomparables que les fueron
ofertadas por el Diablo a cambio de que lo adorara de rodillas, a lo que el
nazareno respondió con una negativa rotunda.
Así tenemos que tanto Moisés como Buda tienen en común la acción del
desprendimiento de los privilegios otorgados por el Poder. Y ese desinterés
estaba orientado a lograr objetivos específicos para la colectividad humana,
nunca para sus propios beneficios. De igual manera, Jesús tuvo todas las
oportunidades para ostentar poderes inmensos y disfrutar de los más variados placeres
de su época.
En síntesis, la superficialidad argumentativa del Dr. Fernández y su audacia
disfrazada de modestia, impide que el lector pueda identificarse con los
personajes biografiados por él. Sobre todo porque el lector siente que algo
anda mal. Que en la lectura el contexto
lo es todo y que aquellos personajes fueron, no sólo líderes, sino héroes, pues
se sacrificaron por el amor a los demás. Y no al revés, conforme a la conocida
práctica del flamante biógrafo que, aparte de su auto bombo, es capaz de
sacrificar a los demás simplemente por el gran amor que siente por sí mismo.
Visto desde otro ángulo, ¿ha rechazado el Dr. Fernández algún
privilegio? Todo lo contrario. El ex presidente ha acumulado una montaña de
prerrogativas. E incluso se ha tomado la licencia de justificar palizas callejeras a quienes lo
critican.
El escritor Andrés L. Mateo se cuestionó vía Facebook lo siguiente:“Después de compararse con Buda, y ahora
fundirse en la leyenda de Jesús, ¿qué sigue? ¿La locura?”. Zafa!
Para consultar los artículos citados vea los link:
Miguel Ángel Cid
Twitter:
@miguelcid1
9abril 2015
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