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El liderazgo al que se hace referencia debe ser
lo suficientemente maduro y capaz de colocarse por encima de los conflictos y
de las pujas a lo interno del asociativismo y de la propia municipalidad para
disminuir los efectos de la lucha política por posiciones ejecutivas, que
podrían terminar en la desintegración del tejido asociativo municipalista.
A lo largo del trayecto de estas entregas
semanales, hemos venido exponiendo y analizando de manera lógica, crítica,
sistemática y objetiva el proceso de crisis por el que atraviesa la
municipalidad y el asociativismo municipal, así como su impacto en las próximas
asambleas eleccionarias. Es de conocimiento y aceptación generalizada que el
escenario no pinta nada bonito. El estado de cosas en la administración local y
sus entidades asociativas, está revestido de funestos acontecimientos sucedidos
en los últimos tres o cuatro meses, que ponen los pelos de puntas.
Haciendo un inventario a vuelo de pájaro se
pueden citar como los más relevantes los siguientes: casos de corrupción en San
Francisco de Macorís, La Romana, Las Terrenas, San Cristóbal y Cabarete; el
caso Bayaguana en el que perdió la vida un Regidor, bajo la responsabilidad del
alcalde, debido a recurrentes denuncias de corrupción, según el Ministerio
Público; una amplia lista de demandas de violación a la Ley No. 200-04 de Libre
Acceso a la Información Pública, consistente en la negación de información a la
ciudadanía, dentro de la que se encuentra el alcalde de los Alcarrizos y actual
Primer Vicepresidente de Fedomu; la condena civil a título personal del
alcalde del Distrito Nacional, cuyas responsabilidades han sido asumidas con
recursos del gobierno de la ciudad y; recientemente, la Presidenta de la Cámara
de Cuentas de la República Dominicana, denuncia que los cabildos se resisten a
ser auditados, además de que archivan los expedientes financieros hasta en
funda de zafacón.
Otros hechos relevantes acaecidos durante los
últimos meses están caracterizados por la promoción y aprobación de leyes con
miras a la elevación de categoría de distritos municipales a municipios,
inobservando los principios jurídicos, así como la creación de nuevas
demarcaciones territoriales y administrativas locales, el arrebato de
competencias a los ayuntamientos, como es el caso de Mercadom; el proyecto de
ley que busca crear la dirección general bomberos, entre otros.
Uno de los problemas más relevantes de la
municipalidad y que afecta directamente al asociativismo municipal, lo es el
tema de la reforma a la ley municipal, el cual ha sido tomado como telón de los
teatros de operaciones de los directores ejecutivos de Fedomu y Fedodim para
matizar su lucha política, uno por el puesto que ostenta y otro por el que
quiere ostentar, llegando hasta el punto de irrespetarse mutuamente los
acuerdos pactados.
El escenario sombrío, que ha sido descrito
anteriormente y detallado en anteriores entregas, apunta a la provocación de
efectos de incalculables daños y costos en términos institucionales y políticos
en perjuicio de la municipalidad y su asociativismo, atentando con llevarse por
delante todos los avances alcanzados hasta este momento y las potenciales conquistas
que se prevén de cara a fortalecer la gestión municipal. De manera particular,
puede afectar el logro alcanzado por el actual presidente de Fedomu Juan de los
Santos, en lo relativo al aumento de mil millones de pesos en las
transferencias intergubernamentales de los últimos dos años.
De igual forma, se avizora una profundización
en la pérdida de confianza de la ciudadanía en las autoridades locales y en el
sistema de administración local, lo que dejaría a los municipios y distritos
municipales sin base de sustento ante una eventual propuesta de desaparición de
la democracia local, esto sustentado en el hecho de que, en mediciones que han
llevado a cabo fuentes interesadas, dan como resultado que solo tres alcaldes a
nivel nacional exhiben una buena valoración por sus munícipes, situación que
debe preocupar a todos. Quizás esta situación tenga como factor causal el
agotamiento de un largo periodo de seis años.
La gran debacle que se proyecta, solo podría
ser enfrentada con un sólido liderazgo nacional que emerja desde lo local, que
sirva como fuerza de aguante ante de los duros golpes que propina esta profunda
situación crisis, así como portaestandarte y promotor de una conducta ejemplar
en la administración de la cosa pública. Ese liderazgo, además, debe tener la
suficiente capacidad para incidir políticamente con miras a frenar la embestida
que siempre amenaza la autonomía municipal y que ahora ha tomado más cuerpo.
El liderazgo al que se hace referencia debe ser
lo suficientemente maduro y capaz de colocarse por encima de los conflictos y
de las pujas a lo interno del asociativismo y de la propia municipalidad para
disminuir los efectos de la lucha política por posiciones ejecutivas, que
podrían terminar en la desintegración del tejido asociativo municipalista.
La profunda preocupación que nos embarga, nos
llevó a expresar en el primer escrito de esta serie, y ahora lo reiteramos, lo
siguiente: “El actual presidente de la Federación Dominicana de Municipios
(Fedomu), licenciado Juan de los Santos, entre otros, podría encarnar dicho
liderazgo estableciendo la diferencia…”. Todo parece indicar que el PLD nos
está leyendo la baraja, puesto que en el pasado congreso elector fue electo
como miembro del poderoso Comité Político.
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