lunes, 5 de mayo de 2014

El Planeta Amarillo

Por Faustino Collado

Razones desconocidas de sus habitantes habían influido para que el planeta uasdión estuviera siendo olvidado. Este planeta se dio a conocer en los tiempos en que se divulgó en todo el universo  las teorías del terrícola Nicolás Copérnico sobre las revoluciones y posiciones de todos los cuerpos celestes, y empezó  a ser visitado por sus vecinos por la fama que adquirió de ser un engendro de sabiduría.

Formaba parte de la galaxia consanguínea, donde se encontraban el planeta familina, a 10 millones de años luz, el plantea jubilina, a 5 millones de años luz, la estrella anadina, y más de siete mil cuerpos celestes, entre estrellas, superplanetas, planetas, satélites, cometas, sin contar la materia gris y la materia oscura.

La galaxia consanguínea  colindaba con la galaxia del astro conocido como sol y del planeta azul. Tan cerca se encontraban una de la otra que los tubos y nubes de gases que cruzaban entre ambas expandían un brillo tal que parecía una sola galaxia. Por eso, el planeta azul y ausdión fueron calculados como un solo plantea del círculo séptimo, en los tiempos en que los primeros sabios dividieron el universo en círculos o esferas, que llegaron a ser veintisiete, cada una de las cuales tenía sus propios movimientos.

Esa cercanía entre los dos planetas creó una transculturalidad y semejanzas dentro del círculo siete. También había diferencias, que signaban la identidad. Por ejemplo, en cuanto a los sexos, mientras en el planeta azul había el hombre y la mujer, el primero degenerado en homosexual, y la segunda en lesbiana, pero siempre cada uno manteniendo su sexo, o cambiando quirúrgicamente de sexo, pero no volviendo al sexo anterior; en uasdión, el uasdio y la uasdia eran al mismo tiempo hombre y mujer, esto es, si el macho quería ser mujer se auto transformaba en mujer, dejando de ser macho, pero podía volver a ser macho; la misma transformación podía hacer la mujer, de hembra a macho y de macho a hembra.

En el planeta azul predominaban las palabras terminadas en a) y en o), a razón de dos a una con respecto a la terminación de las demás palabras, pero en uasdión primaban las palabras terminadas en i), letra que en el azul se escribía de dos maneras, una llamada latina (i), y otra llamada griega (y); en uasdión su i) terminaba en su parte inferior en tres rabitos, recto el del centro, uno cóncavo hacia la izquierda y el tercero cóncavo hacia la derecha. La i) uasdioniana se arrastraba en la pronunciación: botelliiiiin, conexiiiiin, chupetíiiiiin, concursiiiiin.

Había otra diferencia esencial entre ausdión y los demás cuerpos de su galaxia. En uasdión todo era dual, bis-sual y bipolar. Sólo había SI y NO, se desconocía el talvez, el es posible, y, muchos más, el depende; sólo había dos montañas, dos ciudades, dos universidades, dos ministerios, dos estaciones; dos posiciones: arriba y abajo, y no se conocía el medio, el lado y hasta se resistían a la existencia del centro.

En cuanto al día y la noche, su separación era brusca, instantánea y de shock. No había alba ni crepúsculo. Prima noche y mañanita era algo extraño a los/as uasdios/as.

De las dos estaciones la primaveriiiin era la más esperada. Sin embargo, no iniciaba el 21 de marzo, como en el planeta azul, sino el 15 del segundo mes denominado esperandiiiin, lo que significa que estos dos planetas aunque estaban cerca no pertenecían al mismo círculo pensado por los antiguos. Primaveriiiin duraba 100 días, y el otoñiiiin también era de 100 días, y su año de 200 días.

En uasdión todos esperaban con furor la primaveriiiin. El 15 de esperandiiiin se hacían ofrendas, bailes, disfraces, penitencias, actos religiosos, fuegos artificiales y disparos reales. Siendo hombres se colocaban calzoncillos amarillos al revés; siendo mujeres se colocaban una cinta amarilla donde quiera que pudieran: en la frente, en las muñecas, en los pies, en las cinturas, carteras y en sus mentes.

Para la primaveriiiiin del año 476 del período clienteliiiin de la era del papel ocurrió algo muy extraño que llamó la atención de muchos uasdios. Iniciada la estación, todas las flores que se abrían eran de color amarillo. A una parte de los uasdios no le llamó la atención, pues pensaban que por donde pasaban sólo había flores amarillas y que en otros lugares se encontrarían las flores blancas, rosadas, magentas, azules, rojas y sus combinaciones. Otros uasdios, como buenos despistados del universo, no repararon en nada, por lo menos al principio. A medida que pasaron los días, y ya en el tercer mes, llamado cuentiiiin, todos los uasdios verificaron  que la totalidad de las flores de su planeta eran amarillas.

Luego, todos los árboles, que allí crecían sin tallos, habiendo perdido su esencia, pero que eran un espectáculo de belleza, figurando sus hojas escamas de peces dispuestas en forma vertical, se habían tornado amarillos. Las flores, amarillas estándar, y los árboles amarillos piel de limón maduro.

A las flores y los árboles siguieron las casas y los edificios, con sus muebles, armarios, closets, escondites, archivos, cajas fuertes, botijas, cortinas, baratijas. Todo amarillo espectral.

El día ocho del mes sacrifiiiin todos los vehículos que andaban en carreteras o carretianos, y los atmosféricos, que circulaban en la atmósfera de uasdion, amanecieron de color amarillo ocre. Una pareja de extranjeros, de los pocos que se aventuraban a viajar a uasdión, pidieron ser llevados con un experto de la mente, pues al llamar un taxi  pensaban que al mismo tiempo se encontraban en la ciudad de New York, en el planeta azul.

A partir del día primero de sacrifiiiin, todos los días algo se transformaba al color amarillo. El día dos lo hicieron los escudos, banderas, banderines, estandartes de todos los sindicatos, gremios y asociaciones. Todo lo desplegable se volvió amarillo pálido.

Al día siguiente le correspondió a la luz roja, la luz verde y demás luces de las calles, intercepciones, parques y túneles. El verde y el rojo se fueron superponiendo, resultando en amarillo verdoso y en amarillo rojizo, pero amarillo en todo caso.

Al otro día le tocó a la plataforma, equivalente a lo que en el planeta azul llaman tierra. Todo lo que estaba bajo los pies de los uasdios se volvió amarillo nápoles. Pero también lo que estaba en el interior de la plataforma, incluyendo las aguas subterráneas y todos los minerales. Esto ocasionó grandes movimientos de la población, la organización de brigadas de mineros improvisados y compañías extractoras que decían que uasdión estaba lleno del metal amarillo más apreciado en su galaxia, el oríiiin, que debía ser repartido en partes iguales entre todos, pues se trataba de algo único en su cuadrante cosmológico.

La presencia cotidiana en uasdión del amarillo estándar, el  amarillo piel de límón maduro, el amarillo diente de león, el amarillo espectral, el amarillo ocre, el amarillo verdoso, el amarillo rojizo, el amarillo orina, el amarillo nápoles, cubriendo todo lo existente, creó no solo un efecto demostración y el síndrome bipolar II, sino que llevó a todos los uasdios a experimentar una nueva condición biológica, cuyo origen se encontraba en la bilis, fenómeno fisiológico que llamaron bilisiiiin, una especie de vitiligo de los azules, con la diferencia de que estos se volvían blancos, y los uasdios se estaban volviendo amarillos.

Al cabo de un tiempo todos los/as uasdios/as lucían en su piel el amarillo indio. Lo mismo sucedió con todos los animales, incluidos los tigres, leones y tiburones. Pero como ya todo era de un solo color no hubo extrañeza ni disgusto. Lo que en otros planetas había originado la convocatoria de todos los científicos reconocidos para buscar una explicación a esta nueva Era amarilla, a la celebración de congresos intergalácticos con los mejores especialistas universales en monocromía, en espectroscopía y en parasicología, a la convocatoria de concursos e investigaciones, entre los uasdios, que ya estaban acostumbrados a no sorprenderse por nada, se tomó como algo gracioso y parte del devenir dialéctico. Los amarillos vincularon cada irrupción amarillenta con alguna cualidad que entendían positiva y que les elevaría en la escala de la perfección.

El amarillo estándar de las flores lo tomaron como un signo de esperanza y felicidad; el amarillo piel de limón maduro en los árboles, hierbas y arbustos, significó que de ahora en adelante serían un planeta ecológico, pues podrían darse cuenta mejor de los avances y retrocesos de la flora, creando el índice “vision amarilliiiin”, para evaluar la cobertura boscosa;  el amarillo espectral de todos los bienes industrializados lo aceptaron como un símbolo de progreso, y pensaron que esto le traería grandes ahorros y beneficios en el comercio intergaláctico. Se ahorrarían todos los gastos en pinturas, se atribuirían la denominación de origen de cientos de materiales, y cobrarían los royalties por derecho de propiedad intelectual de muchos productos, por el sólo hecho de ser amarillos; el amarillo ocre de todo lo mecánico que se movía representó para los uasdios un signo de avance científico y desarrollo de la investigación, pues se dieron cuenta que este amarillo había eliminado la corrosión

El amarillo pálido de las banderas, banderines, estandartes y todo lo que se desplegaba fue acogido como una novedad de las ciencias políticas y la filosofía, al crear una homogeneización de las corrientes, ideologías y tendencias de los más diversos grupos que se disputaban el poder, originándose una nueva filosofía política y social, más razonada que las que se habían elaborado en el planeta azul, reconocido entre todas las galaxias como el primero en el campo del arte del decir, aunque tenido como atrasado en los campos de la técnica y de la ética. Esa nueva filosofía se tuvo por superior al idealismo, objetivo y subjetivo, al liberalismo, el positivismo, al fascismo, el nazismo, al socialismo y el comunismo, el eurocomunismo, el llamado socialismo liberal, la socialdemocracia, la tercera vía, el socialismo del siglo XXI, el nasserismo, el Jamahiriya de Gadafi, el maoismo, el leninismo, el feminismo, el ecologismo y todos los demás ismos. A esta nueva filosofía, que pretendieron universal y perfecta, llamaron yeloismo.

La conversión de millones de variados objetos en amarillo verdoso y amarillo rojizo les hizo pensar en su capacidad de transformar el universo con el poder de la palabra, pues si el airiiin era inagotable, las palabras también; si se unificaban los colores en uno solo, se podía unificar el pensamiento, ya lo habían demostrado unos antiguos azules llamados sofistas,  total, los colores no existían, eran una ilusión óptica, y el espectro, con su arcoiris, también, tan solo había luz y refracción, con sus diferentes velocidades, dependiendo del vacío y de la materia que atravesaban; si las palabras eran de aire y los colores eran luz, agregando los argumentos, otro inmaterial, como tercer elemento, el liderazgo se alcanzaría prontamente en el cosmos.

La conversión en amarillo nápoles de la plataforma de uasdión cifró en sus habitantes la convicción de que era un planeta único, primado, por lo que sería reconocido y acreditado internacionalmente en todas las alianzas y constelaciones.

Pensar en que eran los mejores, portadores de la excelencia en todas sus actividades, fue una idea que se le fijó cuando cada uasdio, macho y hembra a la vez, se cubrió del amarillo indio o amarillo orina, y se decían que estaban destinados a ser un modelo en el cosmos, lo que fue celebrado con grandes fiestas, comidas, rifas, discursos, extensos escritos que exponían toda clase de teorías y la experiencia única que se vivía en uasdión.

Mientras disfrutaban este éxtasis colectivo, en un pequeño rincón del planeta, en el que nadie había reparado, donde iban los loros cada otoño a depositar sus huevos, había nacido un lorito verde.



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