Planificación, educación y
el 4%
Por
Héctor Báez Soto
La Planificación consiste en proyectar a
corto, mediano y largo plazo las acciones o estrategias a seguir por una
organización o entidad. Es un ejercicio
participativo, sistemático, continuo y de consenso de los diferentes grupos de interés, donde se
definen los aspectos claves, orientados a la consolidación de la misión y
búsqueda de una visión anhelada.
No es nuestro propósito impartir una
lección de este arte de gestión, como lo es la planificación, mas bien,
expresar algunas inquietudes que rebotan en mi mente constantemente, con
relación al porque del sitial que ocupamos en los estudios y ranking
internacionales en la educación, si desde la década de los noventa se ha trabajado
y planteado por técnicos nacionales y extranjeros rutas a seguir en el sistema
educativo, que nos conducirían a posiciones comparativas de excelencia académica
con países con características homologas o parecidas al nuestro.
Producto
de la Conferencia Mundial Educación para Todos, celebrada en Jomtien (Tailandia),
en marzo de 1990, con la concurrencia de un gran número de países, se arribo a
la firma de varios acuerdos, entre estos, las necesarias y urgentes reformas a realizar
al sistema educativo, especialmente, en los países en desarrollo. Es por tanto,
que para finales del años 1992, la Republica Dominicana, elabora y da a conocer
el Plan Decenal de Educación 1992-2002, propuesta ambiciosa, llena de esperanza
y expectativas para el sector educativo,
concebido a implementarse por un periodo de 10 años.
Transcurrido
el tiempo, el Consejo Nacional de Educación, el 7 de febrero del 2001, convoca
e informa al país la decisión de iniciar el proceso de formulación y
elaboración de un nuevo Plan de Desarrollo para la educación, como instrumento
guía que conduciría al sistema educativo al logro de los objetivos estratégicos
esperados por los diferentes sectores de la sociedad para el periodo 2002-2012.
Es
entonces, cuando se somete el Plan decenal anterior a su proceso de evaluación, surgiendo de esta el documento, “Diagnostico
de la Educación Dominicana”, base para
la formulación del nuevo instrumento de planificación.
Los
resultados de este levantamiento en realidad fueron inimaginables, mostraban
escasa participación de la sociedad civil en la ejecución del plan, ausencia de
un sistema claro de monitoreo, control y medición de la calidad, no se
evidenciaba una definición de objetivos consistentes con la disponibilidad de
los recursos humanos y financieros, marcada debilidad en la implementación de
políticas de desconcentración y descentralización en la administración
educativa, y autonomía cero de la escuela. De igual forma, se pudo constatar
grandes dificultades para desarrollar el nuevo currículo y la inexistencia de
los enfoques regionales y municipales en este, tanto para los niveles de básica
y media.
Hasta la fecha, se han presentado otras propuestas
pero con igual suerte. Sabemos lo que queremos pero no como obtenerlo. Hacer
que las ideas funcionen es un reto mayor que crearlas y no se podría justificar
el éxito por la falta de recursos, ya que para todos los casos, ha habido
disponibilidad y apoyo de toda índole. No es cuestión de financiamiento y
personal calificado, es cuestión de ejecución, de dirección, hasta el momento.
Muy
bien lo ha expresado el autor español, Ángel Díaz “no es posible dar reglas
universales que funcionen en todas las circunstancias, ya que la voluntad de
los actores dirigen los resultados hacia una u otra parte”. Una solida dirección
y ejecución es crucial. Es evidente el desafío que presentan las autoridades
educativas, el éxito es el resultado de una serie de decisiones o acciones
integradas a lo largo del tiempo, es un proceso. Se debe desarrollar un sistema
de gestión capaz de establecer los indicadores de medición necesarios que permita en cada momento ser capaces de
conocer la eficacia de las acciones, sean estas de previsión, monitorización,
realización, seguimiento y control, para así, garantizar el éxito programado.
Hay una luz al final del túnel, mas ahora,
después de esa larga lucha y empoderamiento de la sociedad, que ha logrado el
compromiso de las autoridades dominicanas de aprobar y aplicar el 4% del
producto interno bruto para la educación, presupuesto que debe manejarse apropiadamente
en procura de que se produzcan las transformaciones necesarias que conlleven a mejorar la calidad del sistema educativo
dominicano.
Un
llamado a la reflexión, al sector educativo dominicano, más ahora que contamos
con una ley que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo, considerar si
lo fuese necesaria, la revisión de la propuesta educativa existente y hacer
énfasis en los planes operativos anuales que dan sustento a su ejecución, para
evitar que se repita la historia.
No
hay excusa para que nuestra población carezca de una educación digna, solo
necesitamos de la sapiencia del manager y
la actitud positiva de los jugadores del equipo, el pleito esta casao,
digamos no a la improvisación y si a la planificación. Manos a la obra!
ING. HECTOR BAEZ SOTO, MSC, MA
Maestría Informática
Educativa, Iona, Estados Unidos
Estudios especializados en
Planificación Estratégica
Estados Unidos, España y
Republica Dominicana
Miembro Foro Educativo
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