Libertad
de expresión o de difamación?
Por: Lic. Miguel López.
No escribas como periodista lo que no puedas sostener
como hombre”
Francisco Zarco.
La libertad de
expresión, considerada como un derecho humano, está consignada en la
Declaración Universal de los Derechos del Humanos, en el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y en las constituciones de la
mayoría de los estados democráticos, y principalmente defendida por los que
ejercen el oficio o la profesión de comunicar, debe ser defendida y ejercida
por todo ciudadano, por qué después del derecho a la vida y el de la libertad,
el derecho que más anhelamos los seres humano, es el de poder expresarnos con
libertad, sin que nadie intente menoscabar este derecho, por cuestiones,
políticas, económicas, religiosas o raciales.
Ahora bien hay
otro derecho, igual de importante que el derecho a la vida, a la libertad y
a expresarse con libertad, que es derecho al honor y para nadie es
un secreto, que en nombre de ejercer el derecho a la libre expresión, el
derecho al honor que tiene todo ser humano se está viendo afectado por la
incursión en los medios de comunicación de verdaderos sicarios del honor. Estos
señores, muchos de ellos sin haber pasado por una escuela de comunicación y
otros aun pasando por ella, por el solo hecho de tener el acceso a
los medios de comunicación se quieren constituir como verdaderos
paladines de la verdad y desde sus tribunas dictan sentencia contra la honra y
el honor de muchas personas que a base de trabajo
y esfuerzo han construido un nombre. Y desde estas te emplazan públicamente
para que asista a defenderte de una retahíla de mentiras, calumnias e infamias.
Pero no solo ellos
esparcen toda su toxina y frustración contra aquellos que no son de su
agrado o que no aceden a sus chantajes, sino que abren sus micrófonos y cámaras
de televisión, (sin investigación previa) a sus compinches, para que cual
víboras venenosas, viertan su anestésico y mortífero veneno contra el
buen nombre de hombres, mujeres, instituciones y empresas de valor que día a
día se esfuerzan para aportar a sus familias, a su barrio, a su país, a
su ciudad, al mundo. Y lo peor de todo es que están en todos lados, en la
radio, en la televisión, en los periódicos, revistas, medios digitales, en los
campos, en las ciudades, acechando como las hienas a sus presas.
Soy de los que cree, que
el derecho de comunicar no nos da derecho a convertirnos en esponjas dispuestas
a absorber nuestro entorno para luego vomitarlo sin orden, y mucho menos nos da
el derecho a convertirnos en jueces, fiscales y policías, perseguidores de la
honra de las personas e instituciones.
En este estado de
derecho en que vivimos, todos tenemos el derecho, de acudir a los medios e
instancias que la ley pone a nuestra disposición para accionar contra aquellos,
que a nuestro juicio han cometido hecho de corrupción en una institución
pública, privada, ONG, Junta de Vecino, etc. Y allí y solo allí
después de un juicio oral, público y contradictorio y respetando la debida igualdad
entre las partes y el legítimo y constitucional derecho a la defensa que sea la
justicia, en sus diferentes manifestaciones, que declare la culpabilidad o
inocencia de cualquiera que sea llevado ante ella.
Finalmente, amigo
lector, solo espero que usted no esté en la lista de los nuevos sicarios
morales que bajo la sombrilla de un medio de comunicación pretenden
determinar quién es el bueno, el malo y el feo. Y para todos ellos les dejo la
frase de Francisco Zarco. “No escribas como periodista lo que no puedas
sostener como hombre”.
El autor es abogado y comunicador.
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