Declaraciones
juradas
Por JUAN T H
La mayoría de
las declaraciones juradas de bienes son una farsa; quién dice tener uno, tiene
tres o cinco; el que no tiene nada, dice que tiene mucho. Hace el cálculo en
función de lo que tiene programado robarse durante el tiempo que estará en el
cargo.
Las
declaraciones juradas sirven, sin embargo, para ver el nivel de corrupción y de
complicidad que existe en nuestro país, de cómo
determinados personajes pasan de la pobreza, a la riqueza, desde su
condición, primero de dirigentes políticos, luego de funcionarios, sin que nadie le pregunte cómo lo hizo, cómo
multiplicó los panes y los peces.
La corrupción es
generalizada. De arriba hacia abajo. Todos quieren lo suyo, lo que entiende le
corresponde por mérito. El margen de la decencia y la dignidad se reducen cada
día para abrirle espacio al desenfado de la corrupción. El diez por ciento de
comisión era visto como normal, incluso
legal; ahora no es el diez, ahora es el 20, el 30 y hasta el 50. Algunos
ya no piden comisión, exigen participación en sociedad en los negocios con el
Estado.
La mayoría de
los que han hecho declaraciones juradas en los últimos 50 años, mienten. Y
todos lo sabemos.
La nueva
Constitución, la que engendró Leonel Fernández, el más corrupto de los
presidentes de la República en toda su historia, condena toda forma de
corrupción. Invierte el fardo de la
prueba obligando al funcionario a demostrar la procedencia y legitimidad
de sus bienes.
Sin embargo, ese
artículo 146, numeral 3 de la Constitución, es letra muerta. Nadie investiga.
El Ministerio Público, que debe hacerlo, se esconde.
La condición
política del Procurador, no importa cómo se llame, y de la mayoría de los
fiscales, le impide actuar acorde con la Constitución y las leyes. ¿Se imaginan
al Procurador investigando seriamente a una buena parte de los miembros del
Comité Político de su partido por robo de los recursos del Estado? ¡En modo
alguno! Eso no ocurrirá nunca en un gobierno del PLD que es resultado
justamente de la corrupción que permitió que Leonel creara un déficits de 200
mil millones de pesos para ganar las elecciones pasadas. ¿Miento? ¡No!
Es por esa
razón, no otra, que el presidente Danilo Medina decretó, tan pronto llegó al
Palacio, un “borrón y cuenta nueva” cuando pidió no mirar hacia atrás. Ahí dejó
implícita su postura frente al tema de la corrupción. Y tanto es así que en más
de siete meses de gestión nadie ha sido llevado a la justicia. (Los corruptos
de Leonel, son los corruptos del PLD con su barrilito, nominillas, viceministros
que ahora son asesores, etc.) El cambio seguro (para los ladrones) es un hecho.
Si no hay una voluntad política, como no la hay, una
actitud de parte del presidente de la República, en un país presidencialista
como éste, como no la hay tampoco, ningún Procurador General, ningún fiscal,
investigará las procedencias de las fortunas que dicen tener los funcionarios,
ni la forma como la obtuvieron.
Quiere decir que
las declaraciones juradas de bienes no tienen ningún sentido si nadie las
supervisa, ni las investiga rigurosamente para luego actuar de acurdo con la
Constitución y las leyes.
Pero lo peor, lo
verdaderamente jodido, es que no haya oposición política decente, que combata
ese flagelo, que le preocupe de verdad el tema de la corrupción por sus
consecuencias nefasta para el desarrollo nacional; pero si eso es malo, lo
verdaderamente malo, es que la llamada sociedad civil no pueda o no tenga la
fuerza para impedir que dirigentes políticos continúen robándose el país
impunemente; ahora bien, lo peor de lo
peor, lo que jode toda la vaina, es que el pueblo siga votando cada cuatro años
por esos asaltantes de camino para que sigan robando.
(Fíjense como
los partidos, dirigentes políticos, sindicales, empresariales, de la sociedad
civil, y hasta periodistas, han dejado a Guillermo Moreno solo en su querella
contra Leonel Fernández para que la jauría pagada lo destroce mediáticamente
impidiendo que la justicia, amordazada, actúe contra ese depredador)
Las declaraciones
juradas de bienes publicadas por el Ministerio Público constituyen, en su
mayoría, una verdadera vergüenza, una muestra más de la podredumbre moral de la
clase política dominicana. (Nos tomaron el pelo otra vez)
Danilo dijo
tener un látigo para castigar a los corruptos, pero obviamente ese látigo, si
existe, es de seda china, de la mejor, para no hacer daño. Ese látigo acaricia
hasta la excitación.
Tengo la
sensación de que, así como Leonel y su grupo acumularon fortunas incalculables
desde el gobierno, el nuevo grupo instalado en el Palaciodesde agosto pasado también busca
obtener los mismos beneficios, pero en menos tiempo.

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